Cine
The Brutalist: una película ágil, a pesar de sus más de tres horas de duración
The Brutalist nos muestra por qué es una de las películas que promete en el camino hacia Los Oscars.
Cómo un personaje afronta la adversidad es uno de los aspectos más importantes que una obra debe mostrarnos. Y en su camino hacia el Óscar, The Brutalist, obra de Brady Corbet, nos muestra la trayectoria de un superviviente en un mundo que admira, pero no lo aprecia.
The Brutalist retrata la historia de László Tóth, interpretado por Adrien Brody, un arquitecto húngaro y judío que sobrevivió al Holocausto. Separado de su esposa Erszebét, interpretada por Felicity Jones, durante la Segunda Guerra Mundial, él llega a América en busca del famoso sueño americano. Primero cuenta con el apoyo de su primo Atila y su tienda de muebles, y después es acogido por el adinerado Harrison Lee Van Buren, interpretado por Guy Pearce, quien cambiará su vida y lo pondrá en el camino de un proyecto que consumirá su vida.
La trama abarca cerca de 30 años de la vida de Toth en Estados Unidos y trata temas como la soledad de este personaje y su adaptación al sueño americano en un camino siempre contra corriente. Desde estar separado de su esposa, sabiendo que ambos sobrevivieron la guerra, hasta estar solo en una tierra extraña, a pesar de contar con su familia. A esto se suma su adicción a las drogas y cómo, a pesar de ello, siempre está luchando por mostrar su conocimiento, su arte y como su arquitectura es parte de la clave de todo lo que tiene dentro de sí.
Desde el principio de The Brutalist queda claro que la cinematografía es uno de los aspectos mejor trabajados de la obra. Desde unos créditos iniciales muy particulares hasta encuadres muy bien trabajados para mostrar la compañía y la soledad de los personajes que aparecen en pantalla. Sin duda, otro detalle a mencionar es su duración. Con casi tres horas y media de metraje, el ritmo de la película es bastante ágil en su primera mitad. Y sí, digo primera mitad, porque está dividida en dos partes, con un intermedio de 15 minutos para que el público pueda descansar y prepararse para una segunda mitad un poco más densa de lo que cabría esperar.
En cuanto a las actuaciones, el trabajo de Adrien Brody es impresionante. Su interpretación de László Tóth a lo largo de los años muestra a un hombre en constante proceso de introspección y de intento por superar los dolores físicos y mentales que padece. Otro actor que realiza un trabajo increíble es Guy Pearce, que interpreta a un personaje con gran facilidad y lo dota de una gran intensidad, haciéndolo muy querido por gran parte de la historia. Por su parte, Felicity Jones realiza un gran trabajo con un personaje vulnerable que, a pesar de la adversidad, siempre está en un proceso de supervivencia.
Sin embargo, a pesar de sus grandes aciertos, The Brutalist tiene algunos fallos que, afortunadamente, no pasan de ser pequeños detalles. Al final, su director, Brady Corbet, parece apresurado, con una secuencia final que queda completamente inconclusa, aunque es bueno dejar algo a la imaginación del espectador. Sin embargo, es en su epílogo donde todo parece más apresurado, y aunque logra darle cierre y explicación, esta se siente muy de golpe, logrando explicar muchas situaciones y conceptos que siempre están flotando a lo largo de la película.
Al final, The Brutalist logra ser un digno contendiente de la temporada de premios. Su largo metraje, aunque intimidante, resulta comprensible y logra transmitir una historia que no resulta para nada pesada y que mantiene al espectador interesado ante las pruebas y tribulaciones de László Tóth para transmitir todo lo que tiene atrapado. Con grandes actuaciones, ritmo y una cinematografía impresionante, es una película que merece la pena ver.
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