WarioWare: D.I.Y.
- PlataformaDS8.5
- GéneroPuzle
- DesarrolladorIntelligent Systems
- Lanzamiento30/04/2010
- TextoEspañol
- VocesInglés
- EditorNintendo
Desenfreno creativo
Si algo le faltaba a WarioWare era que pudiéramos dar nuestro toque a sus microjuegos únicos y Do It Yourself consigue precisamente eso, convirtiendo el divertidísimo juego de Nintendo en una paleta para nuestras más locas ideas.
Juegos como WarioWare hay pocos. Con un estilo tan diferente y personal, sabes desde el primer instante que estás ante algo poco común. Su magnífico sentido del humor y sus ilustraciones, que de tan pobres son especialmente originales, han hecho que durante años haya ido acumulando una masa de seguidores incondicionales. Do It Yourself viene a ser un homenaje a ese grupo de gente que tanto cariño le tiene a este título, dándoles por primera vez la oportunidad de agarrar el pincel y, con el gorro de diseñadores puesto, dar rienda suelta a su imaginación y permitiendo que el mundo conozca qué son capaces de hacer.
Si bien videojuegos con editores de niveles hay un buen puñado, introducir esta herramienta en WarioWare, dado su original planteamiento de microjuegos, nos plantea una experiencia completamente diferente. Tenemos que demostrar en dos o tres segundos nuestras habilidades pintando, componiendo música y programando los scripts que gestionan la acción en pantalla, la cual además es bien pequeña, con lo que menos espacio tenemos aún. Un auténtico reto si lo que pretendemos es que nuestra creación pase a la posteridad. Por suerte, las sencillas y prácticas herramientas incluidas nos facilitan enormemente la tarea y consiguen que nos centremos en lo importante.
Quienes no hayáis tenido aún la oportunidad de toparos con un WarioWare y estáis pensnado que éste podría ser el primero de vuestra colección, os merecéis una breve introducción. Habiendo nacido en GameBoy Advance, esta franquicia ha visitado todas las plataformas de Nintendo desde entonces: GameCube, Wii y Nintendo DS. Según la consola, la interfaz de control ha ido variando, pero se ha mantenido siempre fiel a sus orígenes. ¿Qué hay que hacer? Es bien simple: consigue superar una maratón de minijuegos de lo más sencillos. Prácticamente sólo tendrás que pulsar un botón, o hacer un determinado movimiento con el mando de Wii o tocar en un determinado punto de la pantalla de DS. Todo esto, como hemos dicho, en apenas un par de segundos.
¿Dónde está la gracia?, probablemente digáis. La cuestión es que se conjugan dos detalles que nos exigen poner a prueba nuestros reflejos como pocas veces hemos visto: en esa mínima fracción de tiempo hay que entender qué se nos pide y llevarlo a cabo, muchas veces en un momento justo (por ejemplo, pasa algo por pantalla y hay que tocarlo en un determinado instante, sin apresurarse ni dormirse). Así que ahí tenéis el reto, mucho más difícil de lo que podáis pensar a primera vista. Es más, según vamos progresando, cada vez tenemos menos tiempo para superar las pruebas,
Dicho esto, no hay mucho que comentar sobre la parte, por llamarla de algún modo, clásica de este nuevo WarioWare. Sigue la estela de sus predecesores y pone a nuestro alcance nada menos que 90 microjuegos, aunque en breve veremos que no nos limitaremos a jugar con ellos. Tampoco es que destaquen especialmente si los comparamos con los que podíamos encontrar en entregas anteriores. Como siempre, hay varios personajes que hacen las veces de niveles, ya que además de cambiar la animación de transición entre cada microjuego también varían la selección de los mismos, agrupándose en desafíos diferentes que hemos de superar por separado.
El mayor punto negativo es que en esta ocasión nos quedamos limitados a interactuar mediante la pantalla táctil, de forma que se pueda mantener la compatibilidad con Wii y su mando. Si bien esto hay que tomarlo como un elemento a favor, ya que incrementa el número de jugadores potenciales que intercambiarán sus creaciones, va en perjuicio de ambas plataformas tomadas por separado. Prescindir de la pantalla superior, por ejemplo, le resta a Nintendo DS una de sus principales bazas, y más grave es aún en el caso de su hermana mayor, ya que no se hace uso alguno del sensor de movimiento del Wiimando. Una lástima tener que haber sacrificado eso.
Muchas personas encontraban que los anteriores WarioWare se les hacían muy cortos, o al menos, repetitivos, dado que no se tardaba en ver los mismos microjuegos una y otra vez. En Do It Yourself, por la parte de Nintendo, ciertamente no ha cambiado mucho la cosa, pero la verdad es que poco importa. De hecho, lo mejor de ese casi centenar de pruebas que vienen de serie es que han sido editadas usando la propia herramienta embebida en el juego y nos permiten abrirlos. Gracias a esto, nos dan la oportunidad de tomar buenos ejemplos de qué se puede hacer y nos proporcionan una gran base de la que partir una vez nos metamos en faena. Cualquier objeto o música puede ser fácilmente importado.
Crear un microjuego no tiene prácticamente ninguna dificultad, otra cosa es lograr una obra de arte memorable. Para guiarnos en nuestros primeros pasos contamos con una serie de intrincados tutoriales para las diferentes partes del editor, siendo una zona de obligatorio paso para tener acceso a éste desde el menú. Hablando de la interfaz, no ha terminado de convencernos: ciertos menús son vistosos, mas no muy prácticos, mientras que otros, de tan funcionales que son, carecen de todo atractivo visual e incluso cuesta saber qué hacen ciertos botones sólo por su ilustración. No obstante, la navegación por la pantalla se lleva a cabo de forma muy rápida y, aunque a base de practicar, terminaremos conociéndolos cada opción al dedillo.
En cada momento, tenemos la posibilidad de estar trabajando a la vez en dos microjuegos distintos. Es decir, únicamente hay dos ranuras para lo que denominaríamos trabajo en curso. Por otro lado, no sólo contaremos con el editor de pruebas, ya que también se ha añadido un editor musical, íntimamente relaconado con el anterior, y uno de comics. Sí, como lo leéis, un buen método de práctica será convertirnos en dibujantes y crear breves historia que acompañaremos de melodías en MIDI. Como veis, ya sólo teniendo esto en cuenta, tenemos entretenimiento para un buen rato.
El editor de microjuegos está separado en tres secciones principales: gráficos, música y programa. Para empezar, hemos de darle obviamente un título a nuestro microjuego. A continuación, hemos de sacar nuestra vena artística y empezar a dibujar los elementos que saldrán por pantalla. Lo primero de todo es un bonito fondo, al que podemos agregar elementos ya existentes como casas o árboles entre muchos otros. Las opciones que nos ofrece el editor son superiores a la media de Nintendo DS, encontrando herramientas para figuras geométricas, varios tipos de pinceles, zoom, cloando de secciones de la imagen, etc. Además, hay texturas tales como cielo o tierra que también están implementadas de origen, por si al principio no queremos perder el tiempo en tales detalles.
Los objetos tienen hasta cuatro fotogramas que conforman sus animaciones. Posteriormente, elegiremos si queremos que las repitan una y otra vez o sólo la lleven a cabo al principio. Gracias a un botón se activa una transparencia entre fotogramas gracias a la cual comparamos fácilmente la transición de uno a otro y si el movimiento que buscamos, por tanto, se está consiguiendo. Auguramos que mucha gente pasará horas y horas simplemente retocando y afinando hasta la perfección sus diseños.
La chicha de verdad empieza en el editor de acciones. Aquí es donde básicamente decidimos cómo se van a comportar los diferentes objetos (o personajes) que hemos añadido a nuestro microjuego y cuál será la condición de victoria. No obstante, habrá que tener cuidado de no perderse en caso de buscar hacer una prueba especialmente compleja y que tenga múltiples objetos en pantalla reaccionando según las reglas que marquemos. Deberían haber facilitado un poco más seguir el hilo de lo que va a ir sucediendo según nosotros vayamos ejecutando accionadores.
Todo objeto debe tener un punto de inicio, sitio donde aparecerá. De hacerlo variable, cambiará aleatoriamente con cada partida. Igualmente, no es necesario que salga desde el segundo uno, lo marcamos sobre una línea del tiempo. Otras propiedades relacionadas son la zona por la que le permitimos moverse por sí solo, o simplemente la trayectoria que debe seguir. Una vez hecho esto, es cuando el tema se complica realmente, porque tenemos que diseñar la inteligencia artificial de cada uno de los agentes que participará en el reto.
Cada ítem tiene un interruptor que podemos apagar o encender según unas determinadas condiciones que nosotros mismos decidamos, y a partir de esta información, podemos por ejemplo decretar victoria. Si activamos la detección de pulsación, tenemos la opción de indicar qué seguira a continuación. Entre otras cosas, las más comunes serán que se salga por una determinada dirección, que persiga a otro objeto (y, si entran en contacto, eso nos daría pie a otro accionador...), que se cambie la imagen por alguna otra y muchas más. Son tantas las posibilidades que enumerarlas haría este análisis casi eterno.
La gracia está en que vosotros mismos vayáis descubriendo combinaciones de acciones que hagan que la consecución del minijuego vaya mucho más allá de simplemente pulsar en un sitio y ver que hemos ganado. Espiando por la red hemos visto microjuegos que la primera vez que te enfrentes al editor ni siquiera sabrás cómo son posibles. Pero ahí están, los vídeos pululan por la red a una velocidad de vértigo. Nos hemos quedado realmente impresionados cómo con aparentemente tan poco se llega a lograr tanta variedad y originalidad.
En cuanto al editor de música, es básico y funcional, aunque realmente no necesitamos más. Si no estamos inspirados y no nos apetece incluir alguna de las melodías ya existentes, el juego es capaz de generar una por nosotros, la cual luego tendremos oportunidad de retocar. En una partitura vamos indicando las notas de forma realmente sencilla y al instante, del mismo modo que testamos nuestros microjuegos, se nos permite ver cómo va quedando la composición. La parte divertida son los numeroso instrumentos que, como podéis imaginar, son de todo menos clásicos (pese a que no faltarán un piano o una trompeta, claro está).
Bueno, y llegado a este punto, estamos ante el quid de la cuestión. De poco sirve dedicarnos horas y horas a trabajar en magníficos retos si los únicos que vamos a probarlos somos nosotros. Así que aquí es donde Nintendo ha echado el resto con una triple vía de comunicación para compatir nuestras creaciones: con Wii, siempre y cuando el receptor disponga de la versión para esta plataforma, con otra DS y a través de Internet. Lo mejor de todo es que lo que nos bajemos será igualmente editable, de forma que se potencia el trabajo en equipo a distancia.
Por desgracia, hay un fleco que no nos ha gustado mucho y es la obligación de utilizar códigos de amigo, en lugar de haber una especie de repositorio mundical como en Little Big Planet. Sólo mediante concursos que se celebrarán con una cierta regularidad sobre un cierto tema se nos invitará a particiar enviando aquello que seamos capaces de realizar relacionado con el mismo. Nintendo elegirá los mejores y serán esos los que terminen haciéndose públicos, pasando siempre por su filtro. Eso sí, de regalo, los desarrolladores irán publicando cada semana nuevos microjuegos para ampliar aún más nuestra colección.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.