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Warhammer 40.000: Space Marine

Warhammer 40.000: Space Marine

  • Plataforma3608PC8PS38
  • GéneroAcción, RPG
  • DesarrolladorRelic Entertainment
  • Lanzamiento09/09/2011
  • TextoEspañol
  • EditorTHQ

Dominitis Ultramarini!

Relic aparca momentáneamente el género de la estrategia y encara la tarea de aplicar sus profundos conocimientos de Warhammer 40.000 a un juego de acción en tercera persona. El resultado es un muy buen juego de acción, diferente y que ofrece elementos que entusiasmarán a los incondicionales de Games Workshop.

Aunque los aficionados de Warhammer y los videojuegos han estado bien servidos en los últimos tiempos, gracias fundametalmente a Dawn of War y a sus expansiones, quizás entre ellos se echaba en falta una perspectiva diferente de este universo: más cercana y personal. Desde el no demasiado brillante intento con Fire Warrior, no se había realizado ningún intento serio de llevar la serie a terrenos de acción más directa. La propia Relic, posiblemente el estudio de videojuegos que mejor conoce la licencia de Games Workshop a estas alturas, es la que se ha encargado de este nuevo intento, un juego de acción en tercera persona que trata de representar el estilo inconfundible de combate de un Marine Espacial, en toda su gloria y brutalidad.

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El resultado es un acierto y posiblemente el mejor juego de acción realizado sobre Warhammer, dotado de una serie de decisiones que hacen el combate divertido y todo un espectáculo para los sentidos. Es también un título muy centrado en ciertos aspectos específicos que los ejecuta a la perfección, pero a veces en detrimento de otros aspectos que le impiden alcanzar cotas sobresalientes. Como era de esperar, será disfrutado especialmente por los amantes de Warhammer -concretamente, por los fans de los Marines Espaciales, una afición que no todos los inmersos en ese mundo comparten-, pero también es un juego que da la bienvenida a cualquier clase de jugador, ya que es suficientemente accesible como para no necesitar siquiera entender qué es un Marine Espacial y qué representa.

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El argumento es muy simple, quizás demasiado dirían algunos. El protagonista, Titus, capitán de 2ª Compañía de Ultramarines, aterriza en el Mundo-Forja Graia con la misión de detener a toda costa a una horda de Orkos que amenaza con robar un prototipo especial de Titán, una gigantesca plataforma de combate andante que el Imperium utiliza en las guerras a gran escala. Como se veía venir, los Orkos no han llegado a Graia por casualidad y han sido manipulados por una fuerza en la sombra -fácil de prever para los que conozcan cómo funciona este universo-. El argumento no deja mucho lugar para florituras ni complejidades: Titus y su compañía son los buenos, los otros son los malos y hay que destruirlos sin ambajes. El protagonista hace de modelo perfecto para lo que debe de ser un Ultramarine, un soldado perfecto, poderoso, entregado a la causa del Dios Emperador y que sigue el Codex Astartes hasta la última coma. Todos esos elementos hacen que a Titus o a sus compañeros les falte algo de chispa para hacerse memorables y que la historia sea simplemente un adorno con el que justificar la acción.

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Pero la acción es fantástica. El mayor logro de Relic con este juego es seguramente recrear el efecto que debe de tener uno de estos semi-dioses de la guerra en el campo de batalla. Con su armadura de combate y enfrentados a hordas de enemigos feroces pero pobremente protegidos, la sensación de jugar a Space Marine es la de estar manejando un tanque furioso en medio de una nube de soldados de infantería. El estudio canadiesne ha sabido además cuidar sus animaciones y sistemas físicos para ofrecer una sensación adecuada a las acciones del protagonista, que es rápido, pero además enormemente pesado, lo que se manifiesta en la fuerza de sus golpes. Cuando Titus golpea el suelo para crear ondas de choque a su alrededor, no es simplemente una animación, sino todo un mini-apocalipsis que manda por los aires a cualquier Orko que tenga la desgracia de estar acerca.

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El equipo prometió que, a pesar de las apariencias, Space Marines no sería un shooter en tercera persona al uso, y han cumplido. De hecho ni siquiera se puede considerar un shooter puro, pese a que cuente con una serie de armas a distancia realmente potentes y satisfactorias de usar entre las que se encuentran clásicos como los Bolter, en diferentes modelos, pistolas Bolt, Cañón de Plasma, Lascannon o la favorita de muchos jugadores de tableros: la pistola Melta. A medida que se va avanzando en el modo individual, las armas de fuego a distancia ganan protagonismo, aunque en ningún momento se cae en la tentación de presentar el juego como un shooter en tercera persona, con protecciones y esas cosas: la acción es siempre contínua y el juego ni siquiera tiene animaciones para cubrirse; los Ultramarines no se esconden ni tratan de vencer al enemigo usando sus armas detrás de un muro.

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Pero una de las clave del juego está en el cuerpo a cuerpo, donde Titus puede blandir varias armas personales con las que acabar con todos los enemigos a su alrededor utilizando diferentes combinaciones de golpes. El arsenal está compuesto por un Cuchillo de Combate, una Espada Sierra, el Martillo de Trueno y dos armas de Poder: una espada y un hacha. Lo curioso del cuerpo a cuerpo es que en algunas ocasiones Space Marine se parece más un juego estilo Musou, el de los Dinasty Warriors, que aun shooter, con el protagonista pulverizando al enemigo por docenas . Detalles como una barra de energía que se va acumulando y que permite multiplicar el poder de ataque cuando se desencadena, invitan a pensar que en Relic hay varios desarrolladores que disfrutan con la saga de Koei.

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A pesar de que los Orkos corrientes están en inferioridad frente a la potencia bruta de los Ultramarines, éstos no dejan de atacar en cada momento, lo que pone el necesario reto a los combates para que no resulten aburridos. Hay dos sistemas de defensa, uno es la barrera de protección personal, recargable, pero que no ofrece excesiva protección, mientras que por otro lado está la vida de Titus, que no se regenera automáticamente. En lugar de ello, se ha optado por un original sistema por el que Titus puede aturdir a un enemigo y luego someterlo a un salvaje movimiento de ejecución, que además de dejar una sonrisa en la cara el jugador, también repondrá buena parte de la vida del personaje. Sin embargo, mientras está ejecutando, el protagonista puede seguir recibiendo daño, así que esa mecánica depende bastante de saber elegir el momento en el que utilizarla.

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El ritmo de desarrollo de la historia funciona muy bien, introduciendo progresivamente a nuevos tipos de enemigos que obligan a ir modificando la manera de combatir sobre la marcha. En la primera parte del juego es cuando las cosas están más fáciles y cuando el jugador tiene esa sensación de ser un auténtico titán frente a unos enemigos que caen por decenas. Pero a medida que se avanza, se van introduciendo nuevas situaciones y enemigos que dan la necesaria variedad al desarrollo del juego, lo que también pasa por introducir momentos en los que el jugador puede disfrutar de cosas como un jetpack, que no sólo permite llegar a lugares que normalmente serían inaccesibles, sino que también permite emular a las tropas de Dawn of War y convertir a Titus en un misíl capaz de lanzarse la tierra y destrozar a todo enemigo que esté en su área de impacto; nuevamente, Relic ha ejecutado esta mecánica a la perfección, incluyendo la animación, el sonido y todos los elementos necesarios para asegurar que cada una de estas acciones sea plenamente satisfactoria.

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La campaña no es perfecta, a veces se alarga más de la cuenta y puede incluso caer en la monotonía. Pero el combate resulta tan satisfactorio, que es fácil obviar esos momentos y concentrarse en la tarea inmediata de despachar hordas de enemigos y disfrutar de todos los pequeños detalles que ofrece el combate. La sensación de las armas, lo bien medidas que están las animaciones, la enorme satisfacción de ver esas ejecuciones, con los Ultramarines aniquilando al enemigo, ya sea desgarrándolo con la espada sierra o machacándolo con el martillo... hasta el sonido relacionado con esos momentos es fantástico y como debería ser, tosco, seco y rotundo, cada disparo de una Bolter Pesada se deja sentir. En este aspecto de los detalles, sólo hay que lamentar que no haya más variedad en los movimientos de ejecución -y desde Relic se ha confirmado que tenían pensado introducir más variedad, pero que no pudieron por falta de tiempo, una lástima-.

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Otro elemento que hay que sumar a las cualidades del modo campaña es lo bien que Relic ha sabido recrear el ambiente que se puede esperar de Warhammer, un universo en donde todos sus elementos compiten por ser más grandes y épicos, ya sean soldados, naves o estructuras. La recreación de un mundo forja, básicamente un planeta convertido en una interminable fábrica con la que alimentar a la insaciable máquina militar del Imperium, se ha hecho con un aplomo digno de alabanza. No es 'bonito', ni tiene que serlo, pero es 'épico', lo que acopla bien a la filosofía de diseño de este universo: todo da la sensación de ser enorme, colosal, a lo que también hay que sumar el acierto con ese toque sobrio y gótico que se puede esperar de las estructuras de los humanos en este universo. Un trabajo muy meritorio.

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Sobre el multijugador, tiene cosas muy buenas, y otras no tanto. En general es un buen complemento, con equipos de hasta ocho Marines Espaciales contra ocho Marines del Caos enfrentándose en Deathmatch por equipos o en mapas de dominación. Pero el trabajo en equipo brilla por su ausencia, ni el juego ni los mapas están realmente diseñados para que los jugadores se complementen entre sí tácticatmente, sino que está orientado a que cada uno juegue como le parece y que gane el mejor. Las tres clases principales de soldados que se pueden desbloquear simplemente ofrecen diferentes estilos de juego, dependiendo de si buscas versatilidad y un término medio; movilidad y cuerpo a cuerpo; o prefieres centrarte en las armas pesadas y luchar desde la distancia con movilidad reducida. Luchar permite subir rangos, al más puro estilo Call of Duty, y esa progresión permite desbloquear opciones y rasgos con los que mejorar tu personaje y el abanico de opciones de cara a la batalla. Una de sus principales virtudes es el modo de personalización, en el que Relic siempre pone mucha atención y nunca decepciona, de forma que puedes ir personalizando las piezas individuales de tu personaje, añadiendo complementos a la armadura y eligiendo los colores bajo los que quieres luchar. La recreación de las armaduras de combate de los Marines se ha hecho con todo lujo de detalles y para cualquier amante de las figuritas será una auténtica gozada disfrutar de esa recreación.

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Pero a pesar de sus cualidades, el multijugador de Space Marine se presenta como limitado y como un mero complemento a la campaña. Sí, es funcional y pude llegar a ser muy divertido, pero carece de opciones o profundidad y presenta un número demasiado limitado de mapas, lo que le asegura a la comunidad una corta vida dado el apretado calendario, a menos que desde Relic se haga algo al respecto. También presenta diversos problemas de balance, como algunos atributos -los típicos perks- que ofrecen algunas habilidades bastante frustrantes a los jugadores que ya los tienen desbloqueados. Mención especial para 'Final Vengeance', que se ha convertido en el blanco de las iras de muchos jugadores, frustrados por una habilidad que te permite explotar en las narices ante un enemigo que te elimine, llevándotelo a la tumba si está en cuerpo a cuerpo y convirtiendo su triunfo en nada. Sobre el multijugador, también hay que mencionar que está pendiente el modo Exterminatus, un modo cooperativo online que no está ahora mismo en el juego pero que se incluirá gratuitamente en una futura descarga.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.