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Teenage Mutant Ninja Turtles: Smash-Up

Teenage Mutant Ninja Turtles: Smash-Up

  • PlataformaWii7
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorGame Arts
  • Lanzamiento25/09/2009
  • EditorUbisoft

Tortazo limpio

Las tortugas ninja, héroes icónicos de una generación, vuelven a la palestra de la actualidad en un título que bebe de las fuentes de Super Smash Bros. Brawl. Cargado de contenido adicional, con sus correspondientes modalidades online y multijugador local, la obra de Game Arts se coloca en una cómoda posición de cara a hacerse notar durante estas navidades. Su jugabilidad al alcance de todos los públicos se perfila como la virtud más destacable de Smash-Up; si nos hemos cansado ya de Mario y compañía, esta es una de esas oportunidades que no deben dejarse escapar.

Actualizado a

Cuando una compañía sabe estimular los puntos débiles de los aficionados el éxito está garantizado. Sólo hay que ver el recorrido de Game Arts por la historia de los videojuegos para caer en la cuenta de que el JRPG, género en el que destacó por méritos propios, ha pasado a un segundo plano. Después de trabajar en obras del calibre de Grandia, este estudio tuvo la suerte de estar en el lugar adecuado en el momento justo. Si a alguien ha de agradecer la aureola que ahora pende sobre la cabeza de Hirokazu Miyazi, Presidente en Funciones, es a Nintendo. En su día no sólo confiaron en este grupo sino que se encomendó el desarrollo de uno de los títulos más importantes del catálogo de la consola.

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Super Smash Bros. Brawl es sin lugar a dudas uno de los mejores videojuegos de Wii; se mire por donde se mire aúna todas las cualidades para ser considerado un título sobresaliente que mejora todo lo que ofrecían sus antecesores, además de aportar elementos innovadores en un género que necesitaba como agua de mayo un soplo de aire fresco. Parece que fueron varias las compañías que se sintieron atraídas por este peculiar enfoque, entre ellas Ubisoft, ya que en poco menos de un año se anunciaba lo que en apariencia era poco menos que un clon de la aventura de Mario y compañía. Esta vez los protagonistas serían Las Tortugas Ninja y su equipo de personajes secundarios que por motivos dispares nunca han acabado de tener suerte en la industria de los videojuegos.

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Lo último que conocíamos de ellas fue el remake de Turtles in Time, que por su escasa duración y ausencia total de novedades acabó poco menos que apaleado -en contra de todas las previsiones- por la prensa especializada. Los aficionados no se quedaron cortos al reclamar una aventura que realmente hiciese honor a la figura de estos mutantes icónicos durante la década de los 80, que para muchos siguen siendo lo que los Power Rangers a los adolescentes de hoy. Un reflejo del pasado que un buen día perdía interés de cara al gran público, quedando irremisiblemente como una reliquia del pasado que sólo unos pocos sabrían apreciar. Lo cierto es que las Tortugas han de dar gracia a la industria de los videojuegos por su revitalización por todo lo alto.

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El momento de Wii
Después de recibir adaptaciones centradas en la lucha en las generaciones pasadas, las Tortugas han demostrado por activa y por pasiva ser perfectamente capaces de combinar un argumento interesante con una jugabilidad que nada tuviese que envidiar a los pesos pesados del género. Todos estamos de acuerdo en que el sentido del humor del que hacen gala estos galápagos es más que suficiente para justificar la insistencia de algunas compañías en seguir sacando partido de la licencia a cualquier precio. Quizás este es uno de los motivos por los que los aficionados cada vez son más escépticos a la hora de recibir una aventura supuestamente innovadora que tenga algo que ver con el universo de Splinter, Shredder, April y otros viejos conocidos de la serie original.

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Ahora es Ubisoft la que ha decidido ceder el desarrollo de este Smash Up a Game Arts con la firme decisión de realizar un juego de lucha al estilo de Smash Bros., utilizando el sistema de juego del que hacía gala la franquicia a su paso por la sobremesa de Nintendo. De hecho el motor gráfico es prácticamente el mismo; cambian los diseños, los escenarios en los que se desarrollan los combates, pero se mantiene la misma esencia con los cambios que pasamos a comentar a lo largo de este análisis. Antes, dos puntos que requieren una explicación previa: primero, no estamos ante un clon propiamente dicho como se ha querido dar a entender por la red; segundo, su propuesta alude cualquier cita con la historia. No es esta la recopilación definitiva que se base en la serie o en las películas -animadas o de carne y hueso-.

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La falta de una licencia propiamente dicha en la que basar el juego se traduce en la ausencia de varios elementos que los aficionados echarán en falta. La melodía clásica que identificamos con las Tortugas no hace acto de aparición en ningún momento de la aventura, como tampoco el argumento tiene relación con ningún episodio concreto de la serie. Cuando el DVD comienza a girar en la consola se abre la clásica pantalla de introducción que muestra a los protagonistas en estado de gracia, luciendo el jovial aspecto que conservan desde hace varias décadas. Nada se puede criticar de la presentación o de la disposición de los menús, parcos en colorido pero explícitos en todo cuanto importa de cara a entender correctamente cada modalidad de juego.

Impresiona la cantidad de opciones que tenemos a nuestra disposición antes de haber disputado el primer combate. Dos son los modos centrales de la aventura; las misiones y el arcade, este último mostrando las viñetas específicamente creadas por Mirage Studios -creadores del tebeo original- para dar más verosimilitud a los relatos. Nada de un radiante colorido, todo es en blanco y negro, con voces en inglés y subtítulos en castellano. No hace falta más para comprender el devenir de la historia, que varía levemente dependiendo del personaje que escojamos al comenzar. Las viñetas son lo más destacado del producto en el plano estético/artístico, un guiño que los aficionados acérrimos sabrán reconocer y que apreciarán en su justa medida pese a su evidente falta de profundidad.

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Tampoco se le pueden pedir peras al olmo en este sentido. Como buen juego de lucha que es, Smash Up no centra su atención en el argumento, sino en las sensaciones que trasmite la mecánica de juego cuando disfrutamos de ella en solitario o con varios compañeros. El modo misión, muy al contrario que el arcade, no propone sencillamente disputar combates con personajes determinados según exigencias del guión, sino que invita a los jugadores a superar un reto determinado que generalmente viene impuesto por condiciones muy específicas. No hay nada que sorprenda en este sentido: luchar contra varios miembros del Clan del Pie, disputar un torneo para ver quién es capaz de recoger primero cinco pizzas del escenario o simplemente para conocer las aptitudes de cada personaje según querencias de ‘Astilla', el nombre con el que se ha bautizado al maestro Splinter en esta ocasión.

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Superación
A medida que superamos las misiones (se completan rápidamente con tres niveles de dificultad que seleccionar, aunque por la cantidad total que ofrece el juego tenemos retos asegurados durante bastante tiempo) desbloqueamos nuevos objetos, escenarios adicionales y conchas que hemos de utilizar en un minijuego específico que consiste en lanzar estos objetos a una especie de cartón flotante con el fin de obtener suculentas recompensas. Cuantas más conchas más posibilidades de exprimir el contenido del juego en su totalidad. Lo cierto es que, por su concepción, Smash Up es un juego particularmente largo y no poco exigente en cuanto respecta a la Inteligencia Artificial de la que hacen gala nuestros oponentes.

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El contenido extra es, como decimos, uno de los alicientes del título. Para obtener conchas no existe un único sistema, sino que encontramos varias opciones orientadas en forma de minijuegos a las que podemos acceder tras disputar varios combates en el modo arcade. Son seis inicialmente los escenarios que podemos seleccionar para pasar un rato divertido haciendo uso del motor bidimensional de la aventura. Bien sea escalar subir lo más alto que sea posible antes de que se acabe el tiempo, obtener todas las pizzas que sean posibles de un escenario en concreto o sencillamente ir avanzando ágilmente entre plataformas para recorrer la mayor distancia que esté a nuestro alcance. Son disciplinas sencillas que, como podréis ver, cumplen su cometido con simpleza y sin ninguna clase de pretensión.

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Ahora que ya conocemos los dos modos principales de juego es momento de incidir en la mecánica de juego, el aspecto que probablemente más interese al lector que ya conoce la fórmula que emplea Smash Up. Sabemos que la base es la de Smash Bros., una idea que nos permite elaborar un croquis mental acerca de lo que vamos a encontrarnos durante las primeras partidas que disputemos. La vista en 2D sigue siendo la elegida para mostrar la acción sin mayores problemas, alejando o acercando el objetivo dependiendo de cuántos personajes estén disputando un combate. Si un objeto secundario cae en el escenario, por poner un ejemplo, la cámara se aleja mostrándolo durante varios segundos, lo que permite al jugador tener una idea de qué está sucediendo en el mapa sin perder el ritmo de combate.

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Esta vez no es un porcentaje el que determina la victoria o derrota de un personaje, sino una barra tradicional de energía que, al caer por un escenario o al agotarse, concede la victoria al oponente rival. No es el único cambio que encontramos si comparamos meticulosamente los dos títulos que han aparecido a colación en este análisis; también tenemos oportunidad de impulsarnos en las paredes para realizar ataques especiales, así como de realizar combos aéreos cuya importancia es ahora mucho más relevante que nunca. Son dos ejemplos que hablan de forma elocuente sobre la dinámica que cobra este Tortugas Ninja frente a su competencia directa, aunque no son todas las diferencias que encontraremos a lo largo de las partidas.

El más llamativo de todos los cambios tiene lugar con las diagonales, que ahora son mucho más importantes que en Brawl. Manejar adecuadamente a un personaje requiere práctica, dedicación entrenando para poder hacer uso de las distintas combinaciones que podemos realizar durante los combates. Además del clásico golpe suave/fuerte es posible realizar agarres, golpes especiales o saltos propulsados por una pared que de impactar en un enemigo sin cubrirse se llevan consigo bastante vitalidad de su barra de energía. No es fácil dominar la variedad de movimientos que aporta la mecánica, pero al menos es suficiente para no hablar de un clon propiamente dicho que no se preocupe por cambiar nada de la jugabilidad, sobre todo teniendo en cuenta que la base es exactamente la misma. Con todo, tenemos a nuestra disposición varios estilos de juego, bien sea con el wiimote en horizontal, con nunchuk/wiimote, mando clásico o pad de GameCube.

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No tan artístico
La jugabilidad arrastra algunos déficits que hay que tener en cuenta a la hora de valorar la calidad del juego. El más importante de todos está representado en la ausencia de personajes clave en la historia de la franquicia. El rooster de luchadores es ridículo en comparación al de Brawl, lo que una vez más nos lleva a entender que ni mucho menos podemos hablar de un videojuego que se haya preocupado en demasía por mimar este aspecto. Por el lado contrario, en cuestión de objetos que aparecen de la nada en los escenarios, este Smash Up cuenta con un balance mucho más coherente, midiendo correctamente el tiempo de duración de cada arte ninja, así como el daño que conlleva recibir una bomba o un rayo magnético que pese a todo sigue siendo temible a manos de un luchador experto.

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El plano técnico tiene mucho que ver con la jugabilidad, especialmente en lo que se refiere al diseño de los escenarios. Durante los combates es posible que al impactar con una columna ésta se venga abaja causando un daño considerable, o que sencillamente se el suelo se abra sobre nuestros pies trasladándonos a un espacio secundario que cambia completamente la apariencia del escenario en el que estamos combatiendo. Apreciamos enormemente esta faceta porque aporta variedad a los combates. La espectacularidad de los mismos también se ve beneficiada por esta decisión, aunque todo elogio ha de ser medido con lupa a la hora de valorar el diseño de los personajes o la calidad que muestran los escenarios, siendo la mayoría representativos de capítulos de la serie animada o de la película CGi que aparecía hace unos cuantos años. Pasan el examen con nota, sin destacar.

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No merece la pena hablar sobre el sonido de Smash Up, ya que se limita básicamente a melodías cansinas de corte electrónico que en unos combates serán artífices de que el volumen de la televisión de reduzca hasta el mute. Nada que deba sorprender a los aficionados ya que es la línea habitual que suelen seguir los beat ‘em ups. Al margen de todo lo que rodea al plano técnico hay que hacer mención especial de la modalidad que con el paso del tiempo se convertirá a buen seguro en el principal baluarte de este título: el multijugador. A Game Arts no se le ha escapado que Brawl acertó de pleno al centrar parte de su atención en esta modalidad, un hecho que también se ha querido explotar en esta ocasión.

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Así pues, a nuestra disposición encontramos varias modalidades destinadas al juego local entre cuatro jugadores. Batalla Campal, Torneo y Sustitución están destinados a ofrecer combates que se rigen por un número determinado de jugadores en pantalla, reglas, tiempo, y otras variantes habituales del género. En el torneo podemos incluso diseñador nuestras propias recompensas en un intento por personalizar el plano multijugador, por otorgar más libertad a los jugadores que deseen hacer lo que les apetece en este sentido sin tener que regirse por una estructura preconcebida. En sustitución destaca la inclusión de los combates TAG que permiten cambiar de personaje intercambiando los golpes en la modalidad que a nuestro parecer más entretiene de cuantas se han destinado al multijugador.

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La inclusión de la Conexión WiFi de Nintendo no hace otra cosa que potenciar las posibilidades que acabamos de comentar. Pelea de Amigos nos abre las puertas para competir con cualquier compañero del globo siempre y cuando tengamos sus credenciales. Emparejamiento permite realizar torneos con reglas propias en la modalidad más carismática del CFW. Conste que la fluidez de los combates es bastante superior a la de Brawl, que presentaba esas pequeñas ralentizaciones tan criticadas por los aficionados. No es que Smash Up represente la perfección absoluta en este sentido, pero qué duda cabe de que Games Arts ha aprendido de sus errores del pasado. En este sentido el estudio se merece un aplauso por la cantidad de opciones alternativas a los modos principales que podemos encontrar en el menú principal.

Trofeos, logros y demás
La última faceta en la que se regocija este Tortugas Ninjas -amén del modo Supervivencia, otro añadido más para completar el plantel- es la del material extra que venimos comentando de modo somero a lo largo del análisis. Existe una serie de escenarios específicos para obtener conchas -Fiesta de pizza, Adelante, Escala, Revientabloques, Sobrevive y Esquiva los Kunai-, cada uno enfocado como un minijuego que apenas durante unos dos o tres minutos por cada partida que disputamos. Si somos duchos en esto de la acción será pan comido desbloquearlos todos para que aparezcan en el menú principal, lo que a su vez se traduce en más opciones de juego por si acaso algún jugador no había quedado satisfecho con lo presente.

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En última instancia hay que hacer una breve mención de los trofeos propiamente dichos, donde encontraremos figuras de los personajes del juego, galerías, copas que podemos optimizar a nuestro antojo -previo pago de una cantidad cuantiosa de conchas- o el mismo minijuego que hemos de cumplimentar para obtener ‘piezas del monumento'. Las modalidades más importantes son las que recompensan al jugador por su constancia a lo largo del juego, pero igualmente vale la pena gastar unos minutos en conocer qué es exactamente lo que puede ofrecer Smash Up en forma de añadidos, que como podréis ver es bastante.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.