Tales of Versus, Impresiones
El verano viene cargado de sorpresas, a cada cual más grande y gratificante. Si todavía no salimos de nuestro asombro con las bondades de Blood of Bahamut, ahora le toca el turno a Tales of VS., el último crossover basado en la franquicia por antonomasia de Namco Bandai que esta vez se pasa a la lucha tridimensional sin olvidar sus raíces JRPG. Una treintena de personajes clásicos hacen acto de aparición en un homenaje a la serie que no sólo divierte; también sabe colocarse entre los más grandes de un género que en PSP tiene mucho que ofrecer de aquí a finales de año.
La idea de todo crossover es combinar personajes de distintos universos -o del mismo- en un producto único que los reúna utilizando algún pretexto de fondo. Conocíamos los motivos que empujaban a los héroes de Final Fantasy a convertirse en guerreros de la luz para restaurar la paz en el mundo, también las extrañas pretensiones de Cross Edge con sus batallas por turnos incluyendo en su plantel de personajes parte de la galaxia Gust, Capcom e Idea Factory. ¿Qué motivo empuja a los salvadores de Tales a enfrentarse entre sí? Exactamente igual que sucede en Dissidia, el propósito de Namco Bandai no es simplemente el de unir a un puñado de luchadores para que intercambien tortazos a diestro y siniestro -que también-, sino el de ofrecer combates desde un punto de vista poco frecuente en la serie.
De hecho el motivo por el que se reúnen los héroes de turno tiene mucho que ver con salvar la estabilidad del mundo en los albores de una guerra inminente. El desarrollo del título ha sido tarea de Matrix Software, a quienes ya debería conocer el lector por su implicación en los remakes más recientes de Final Fantasy en Nintendo DS, amén de ese interesante Avalon Code que todavía no se ha dejado ver en Europa. Un estudio de calidad que hasta la fecha no ha fallado a sus aficionados acérrimos garantizando siempre un mínimo de calidad en sus títulos, que hasta la fecha generalmente suelen venir respaldados por el nombre de una compañía mayor, como es el caso que hoy comentamos. La batalla más grande jamás contada por los héroes de Tales está a punto de comenzar.
La preocupación es tal que finalmente los reinados deciden llegar a una solución diplomática que les ayude a seleccionar a un heredero de los frutos del árbol sin tener que matar a otros compañeros por esta causa. Lo única solución factible pasa por la celebración de un gran torneo en el que los mejores guerreros de cada reino enfrenten sus armas para comprobar a quién corresponde la recolección de lo que se ha pasado a llamar la Great Seed o gran semilla, el único fruto que el árbol todavía ofrece de cuando en cuando. Cuatro son los reinos que van a enfrentar sus armas: Heidr, el más antiguo y tradicional de Dailantia; Hraesvelgr, el que cuenta con un ejército más preparado para hacer la guerra; Niddhog, el último de los reinos en formarse, así como también el que más rápidamente evoluciona, y por último Dyne, una unión de ciudades libres fronterizas que apenas tiene valor armamentístico o tecnológico.
A cada reino, como de costumbre, le corresponde una historia personal bastante más elaborada de lo que se ha comentado anteriormente, pero su importancia parece ser meramente decorativa a la hora de elegir a los guerreros con los que queremos combatir. El modo principal de juego se encuentra en el Yggdrasill Mode, donde los jugadores podrán descubrir el argumento de cada personaje a medida que se suceden los combates. Cada luchador tiene unas habilidades específicas que vienen impuestas tanto por su rol en el videojuego en el que apareciese originalmente como por el arma -espada, hacha, pistola- que porte en esta ocasión. Lo realmente interesante de este punto es que cada personaje cuenta con una historia particular, que cambia la percepción general de los acontecimientos que tienen lugar durante la partida.
No es el único del que hace gala el UMD japonés, que aparecía a principios de mes obteniendo un éxito considerable, seña del interés que el público nipón tiene siempre con la franquicia de Namco Bandai. También hay tiempo de descubrir una modalidad pensada para el multijugador Ad Hoc, una vez más sin posibilidad ninguna de disfrutar de una Infraestructura en condiciones, sin olvidar el tradicional modo arcade en el que básicamente es menester seleccionar a un personaje para batirse contra diez oponentes. De esta forma se consigue ampliar la vida útil del juego, que también recompensa a los jugadores que sean capaces de superar esta modalidad bajo determinadas condiciones. No podía quedarse atrás el típico modo de entrenamiento para conocer los movimientos de cada guerrero antes del combate.
Por encima de toda esta riqueza en cuanto a modalidades de juego hay que destacar la inclusión de un divertido modo pensado para el divertimento de los jugadores, donde la visión tridimensional desaparece para ofrecer a los clásicos sprites en 2D que estamos acostumbrados a ver en las ediciones de bolsillo de la franquicia. Además de un modo de personalización en el que es posible aumentar o mejorar las habilidades de cada guerrero debemos superar el denominado Tales of Wallbreaker, una divertida propuesta en la que a base de minijuegos hemos de eliminar a los enemigos que nos asaltan empujándolos hacia las paredes que rodean el pequeño escenario donde tiene lugar la acción. La explicación, muy somera, no deja entrever cómo se llega a agradecer este añadido tras disputar varios combates agotadores.
Lo importante, lo que realmente interesa a los aficionados acérrimos es que los protagonistas más populares están ahí, sin olvidar a absolutamente ninguno de los que han pasado a la historia, especialmente en cuestión de aventuras recientes. El título recoge a un total de más de cincuenta personajes en total, cada uno luciendo distintos diseños, ropajes, habilidades, técnicas especiales, etcétera. Si el trabajo de Matrix Software en una obra como esta parecía que se iba a quedar corto (especialmente si se tiene en cuenta la ingente cantidad de personajes que han aparecido en esta franquicia), desde aquí podemos dar fe que no existe una percepción más alejada de la realidad. Lo cierto es que este juego de lucha tiene mucho que ofrecer, empezando por su jugabilidad para terminar en un atractivo apartado técnico fiel al estilo clásico de la saga.
Ahora que conocemos todo cuanto tiene que ver con el pack que ofrece el título sólo queda echar un vistazo en profundidad al sistema de juego, que curiosamente no reniega de la fórmula tradicional que la serie ha venido utilizando tradicionalmente. Esto nos lleva a descubrir el sistema Linear Motion Battle System, que ya ha sido utilizado en anteriores títulos de la serie. Dicho en otras palabras; dos personajes se reúnen en uno de los escenarios que ya conocemos por anteriores ediciones para repartir estopa a base de combinaciones de golpes, bien sea utilizando el ataque principal -una estocada de espada- o los artes, habilidades especiales cuyo uso requiere la utilización de magia. Es fácil dominar el sistema de juego si estamos acostumbrados a la mecánica, a caballo entre la lucha tradicional y la acción progresiva.
Los personajes obtienen puntos de experiencia que más tarde podemos aprovechar para adquirir nuevas habilidades, muy en la línea habitual que se sigue en los juegos de lucha de nueva generación. La idea no es limitarnos a derrotar al enemigo contrario, sino hacerlo en el menor tiempo posible de la forma más llamativa que sea posible. Los efectos gráficos que se despliegan en pantalla no alcanzan visualmente a otros títulos del género que han dejado su sello de calidad en el catálogo de la portátil, pero igualmente reproduce una cantidad muy a tener en cuenta de efectos lumínicos, explosiones, artes mágicas, etcétera. No es fácil obtener la victoria en los niveles más exigentes de dificultad, por lo que también los jugadores más experimentados encontrarán aquí un duro rival a batir.
El rango de personalización que se abre en esta aventura es bastante extenso, cubriendo también el plano de las armas, que en muchas ocasiones han de ser utilizadas teniendo en cuenta los efectos medioambientales que de cuando en cuando aparecen por los escenarios, aportando más complejidad a los combates. Tanto a nivel de combatientes como de fondos donde tienen lugar las batallas, Tales of Versus destaca como uno de los títulos más completos que hemos podido disfrutar en este sentido. Supera ampliamente el resultado que ofrece el último videojuego de lucha que aparecía en la consola, Fate / Unlimited Codes, contando con un sistema de juego bastante más complejo. Con la inclusión de un modo historia que se alarga hasta lo impensable, queda garantizada una vida útil que justifica no despegarnos de la aventura en varias semanas.
Sólo se puede ser escéptico respecto al lanzamiento del título en occidente, del que hasta el momento no se ha mencionado una sola palabra, como tampoco a que se respete el trabajo de doblaje que supone adaptar el modo historia. En cualquier caso sería una lástima perder la oportunidad de disfrutar de un crossover que supera ampliamente todo lo que podíamos haber imaginado de él antes de su aparición en el mercado japonés, si bien a nivel técnico no alcanza el nivel de otras producciones recientes de la consola. Antes de finalizar, y a modo de cierre, un importante aviso para los aficionados que gusten de la importación; al igual que la edición norteamericana de Dissidia, este Tales of Versus requiere obligatoriamente la versión 5.55 del firmware de PSP para poder correr adecuadamente, una medida preventiva que de momento está funcionando de cara a limitar el peor mal que sufre esta consola.
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