Tales of the World: Radiant Mythology 2
Namco Bandai sigue constante en su iniciativa por ofrecer una edición especial de su franquicia por antonomasia, Tales of, en un spin-off que a modo de homenaje nos invita a participar en una aventura repleta de caras familiares, donde la fantasía y la acción se dan de la mano. Radiant Mythology 2 supone un salto considerable respecto a su antecesor; a su salida en Japón os presentamos uno de los últimos RPGs de peso que han visto la luz en PSP.
Cuando uno se sienta delante de un título como este se pregunta, casi de forma inevitable, qué es lo que diferencia a los jugadores orientales de los occidentales. Este Radiant Mythology 2 ha cumplido sus objetivos al lograr colarse entre los más vendidos en Japón empleando prácticamente la misma fórmula que su antecesor, con el único objetivo de mejorar todas aquellas opciones que no fueron capaces de convencer al público a finales de 2007, cuando se produjo la aparición del mismo en el mercado español y europeo en general. Quizás por este motivo, este particular homenaje de Namco-Bandai a su propia franquicia ha adquirido algo de popularidad entre el público.
La serie Tales of es una franquicia que no se conoce en Europa, que no goza de la popularidad de otras sagas que ven asegurado su lanzamiento en occidente antes incluso de ver la luz en su territorio de origen. Por estos lares el público conoció Tales of Symphonia como un producto completamente nuevo, y asistió sorprendido a la aparición de varias ediciones más tanta para GBA como para PSP, pese a que no representan ni un cuarto de la producción que tiene la serie al otro lado del charco. Las intenciones de Namco-Bandai a de cara a este segundo Radiant Mythology se dejan entre ver desde los primeros minutos de partida, cuando una interesante sucesión de vídeos anime nos dan la bienvenida.
Esta última afirmación puede entrar en debate si se contempla desde el punto de vista del aficionado que realmente sólo se ve atraído por la presencia de los personajes carismáticos de la serie, ya que de hecho desde la propia concepción de estos títulos se resalta su condición como spin-off al margen de cualquier otra producción seria o profunda de la compañía. Dicho en otras palabras; lo que muchos consideran un aperitivo de los títulos realmente interesantes, aunque esta no deja de ser una manera un tanto irreal de entender Radiant Mythology. Es cierto que no es más' que un título secundario en cuanto a la trama, pero también lo es que en cuanto se refiere al sistema de juego y a las posibilidades del mismo, es un juego mucho más complejo de lo que aparenta a primera vista.
Así tiene comienza nuestra aventura, tras otorgar una apariencia, nombre y atributos al personaje que nos representa de ese momento en adelante. A nuestro antojo queda las opciones que elijamos, como también la clase a la que deseemos pertenecer, aunque para ello tendremos que demostrar que nuestra intención es pura y que hemos recaído en un barco pirata por motivos ajenos a nuestra voluntad. Sólo es cuestión de demostrar nuestra valía cumpliendo algunas misiones muy básicas que hacen las veces de tutorial para aquellos jugadores que se encuentren perdidos o que no conozcan la mecánica. A los demás todo los resultará familiar, no en vano a poco de comenzar descubrimos que disponemos de un almacén desde el que adquirir armas, objetos y realizar otras funciones que comentaremos en su debido momento.
Sea como fuere, nuestros primeros pases en la nave son guiados por la muchacha de la cubierta, que también se une a nuestra causa cuando finalmente abandonamos el barco y pisamos tierra firme, algo para lo que tendremos que emplear varios minutos mientras conversamos con el resto de pasajeros que nos acompañan a bordo. Así descubrimos que alrededor de 30 de los personajes que podemos controlar son nuevos añadidos respecto al primer Mythology', entre los que podremos descubrir a los protagonistas de las ediciones más recientes en Japón, como Tales of Innocence -NDS- o Tales of Vesperia -360-, y de los cuales más de 50 nos servirán como ayuda en los distintos combates que disputamos.
Una vez terminamos cambia por completo el chip y nos vemos directamente involucrados en un sistema mucho más profundo del que nos esperábamos en un principio, con la posibilidad de seleccionar distintas clases para el personaje principal, cada una con sus objetos particulares, así como de aumentar nuestra experiencia en cada una de ellas. Con esto se busca obligarnos a volver a visitar las mazmorras más asequibles, las únicas en las que podemos aumentar de nivel al comienzo de la partida, y a tener que completar las misiones según su dificultad. Los únicos problemas que podría tener el jugador comienzan cuando entramos en contacto con el primer enemigo, momento en el que pasamos al clásico sistema de combate.
El juego emplea dos estilos de visión, uno con vista isométrica y otro desde la espalda del jugador, empleada generalmente en mazmorras. Con la primera gozamos de un mejor ángulo de visión y de una estructura bastante limitada por la que andamos sin la menor preocupación. No obstante, una vez abandonamos la nave y nos decimos por cumplir alguna de las misiones a nuestro alcance, pasamos al plano de las mazmorras en el que los enemigos pululan a sus anchas y el que es casi obligatorio guiarse por un pequeño mapa para tener una idea remota de hacia dónde nos dirigimos. En esta primera toma de contacto hemos tenido oportunidad de descubrir diversos escenarios, tal y como se muestra en las imágenes adjuntas al texto, aunque desgraciadamente con una imagen es suficiente para tener una idea clara del resto de la mazmorra.
Junto con las Artes vuelve a cobrar especial relevancia la indumentaria del personaje, pasando por las armas que lleve equipadas, etcétera. Cada nuevo traje o arma que equipemos se refleja en la apariencia externa del personaje (sin duda uno de los elementos más vistosos del título, tanto de este como de su antecesor), por lo que cambiar de clase tiene más alicientes que los única y exclusivamente relacionados con los combates. Hay muchas más opciones dentro de la partida, algunas hacen referencia a la evolución que llevamos durante la partida y otros a la estrategia durante el combate, donde tenemos la posibilidad de asignarlo todo automáticamente para que sea la máquina quien invierta el tiempo en ellos.
La sencillez de la mecánica recurre a las múltiples opciones de partida para evitar la notada ausencia de pueblos o de ciudades donde transcurra algún tipo de historia que vaya más allá del héroe que aparece mágicamente de un árbol para salvar el mundo. En este sentido apenas ha cambiado respecto a su antecesor, aunque desde luego no se puede decir lo mismo del aspecto gráfico, que ya habréis tenido ocasión de comprobar por nuestros comentarios y por las imágenes sí que ha mejorado enormemente para bien, algo que se percibe en el diseño de los personajes, en la nitidez de las texturas y en el colorido de todos los escenarios, uno de los aspectos más criticados del original.
Y eso que técnicamente ha evolucionado, que se nota que Namco-Bandai ha querido homenajear la serie con continuos guiños a anteriores entregas y con un aspecto artístico que entre los esporádicos vídeos anime, las conversaciones secundarias y las múltiples opciones de personalización de personaje logra aumentar con creces la satisfacción tras pasar unas horas disfrutando de un Tales of the World. A su salida en Japón ha logrado convencer por su calidad, ahora sólo falta comprobar si realmente tiene alguna posibilidad de llegar a occidente, tal y como sucedió con su antecesor, algo que celebraríamos dado el estado actual del catálogo de PSP.
Es uno de los títulos que deberían figurar en vuestra agenda, o al menos en la de cualquier aficionado al género que busque pasar un buen rato consciente de las garantías que ofrece un título de este calibre.
Tales of the World: Radiant Mythology 2
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