S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chornobyl
- PlataformaPCXBS7
- GéneroAcción
- DesarrolladorGSC Game World
- Lanzamiento20/11/2024
- TextoEspañol
- VocesInglés
- EditorGSC Game World
Review
Análisis de Stalker 2: Heart of Chornobyl, un buen juego que tiene más problemas de lo habitual
GSC World brinda una secuela digna de la marca, pero sus problemas pesan más de lo normal en la saga.
Hace unos días abríamos la revista con un repaso a nuestras primeras 10 horas en el hostil Chornobyl que dibuja GSC World. El titular lo decía todo: “10 horas con Stalker 2 descubren un juego especial que todavía tiene camino que recorrer”. Ese es el resumen que haríamos de nuestro paso por él tras profundizar en plenitud todas sus virtudes. Especial porque no hay otra experiencia similar a esta en el mercado. Si acaso Metro Exodus, producto de una 4A Games que nació de una escisión en el estudio ucraniano, pero son los únicos que han rascado mínimamente la superficie del conjunto de sistemas por los que Shadow of Chernobyl pasó a la historia del medio.
El camino por recorrer parece más largo de lo que apuntaba en un primer momento. Los retrasos han sido la tónica del desarrollo en los últimos años. Todos sabemos de los problemas del equipo relacionados con la invasión rusa en territorio de Ucrania. No ha sido fácil llegar aquí. Por eso se nos escapa el motivo por el que no pudo haber un pequeño retraso más. Haber llegado en 2025 no hubiera sido un motivo de deshonra. Todo lo contrario. “Un juego retrasado es eventualmente bueno. Un mal juego es malo para siempre”, decía aquél. No estamos de acuerdo con la segunda parte; hay ejemplos de sobra ahí fuera que demuestran que es posible recorrer el camino de la redención.
Tenemos claro que Stalker 2 alcanzará en algún momento esa meta. Sin embargo, lo que tenemos hoy entre manos simplemente necesita algunos meses más de depuración. Aceptamos las asperezas. La franquicia es conocida de sobra por ello. Es parte de su identidad. Pero lo de este juego alcanza un nuevo nivel, y por momentos resulta hasta molesto. La versión a la que hemos tenido acceso corresponde a la de Xbox Series X. Visualmente luce músculo gracias al uso del Unreal Engine 5, pero su rendimiento es irregular. Sin tapujos. Hay momentos en los que entrar en las zonas neutrales conlleva un parón de varios segundos. Baila en todo momento.
Y pese a todo lo dicho nos hemos quedado prendados de su mundo y de lo que propone. Aunque hayan pasado tantos años entre entregas, se siente una secuela muy continuista. Creemos que es justo lo que necesitaba la marca. Asentarse sobre un producto moderno en un entorno actual y construir lo que sea que venga en próximas entregas. Las mejoras sobre todo se encuentran en los pequeños detalles, en su oferta para limar la entrada a los novatos. Más allá de eso es la experiencia se siente muy familiar. Te abraza con el mismo abrigo del 2007. Lo que leerás (y verás) a continuación está libre de spoilers, así que puedes estar tranquilo.
La Zona, un mundo salvaje y hostil
Se le llama Stalker a todo aquel que se adentra por su cuenta más allá del área de seguridad de Chornobyl. Sabes como llegas, pero no cómo vas a salir... si puedes. La inmersión en el mundo es una de las fortalezas históricas de la franquicia, pero aquí evidentemente cobra una nueva dimensión gracias a la fuerza del motor de Epic Games. La Zona ha ganado riqueza en matices. El viento acaricia la vegetación mientras el sol se filtra por la rama de los árboles cuyos troncos muestran el impasible azote del tiempo y la radiación.
Las primeras horas ocurren en una zona inicial delimitada que sirve como un tutorial extendido a las mecánicas y sistemas del juego. El estudio ha sido inteligente a la hora de camuflarla su verdadera intención. Es una introducción, sí, pero está repleta de posibilidades y encuentros que abarcan todo lo que vas a encontrar una vez cruces el improvisado puente que conecta a la verdadera área jugable.
El juego tira mucho de nostalgia. Hay que decir que no es necesario jugar al original para poder disfrutarlo, aunque debemos dejar algo claro: si lo haces vas a apreciar un montón de detalles que te harán esbozar una sonrisa de oreja a oreja. No son pocos los entornos y niveles calcados 1:1 a Shadow of Chernobyl. De hecho, está el mismo pueblo inicial con alguna sorpresa por medio. ¿También se encuentra presente el traje secreto? Esa pregunta la dejaremos en el aire para que lo descubras cuando te adentres.
La Zona es un lugar donde los errores se penalizan en exceso y donde la recompensa se encuentra en sobrevivir a los encuentros o descubrir un recurso que necesitábamos. Cada botiquín se celebra como una victoria, especialmente en la última dificultad. Creednos: es muy duro. Por eso nos encanta. El territorio jugable es de un tamaño muy generoso y sobre todo denso. Tira mucho de las oportunidades que aparecen por el camino de manera orgánica. Ahora bien, nos gustaría que fuesen más variadas. Es un poco cansino que cada cierto tiempo reaparezca delante tuya una patrulla que simplemente busca asesinarte. La costura se ve demasiado pronto. A veces se les ve generarse en la distancia.
La parte shooter brilla, aunque a veces es inconsistente
Nos gusta mucho todo lo que tiene que ver con la parte estrictamente shooter. Es algo que hemos destacado a lo largo de nuestra cobertura del juego. Una vez pruebas las armas que van apareciendo en la segunda parte del juego percibes los detalles que diferencian cada modelo. Hay mimo transportándolas. Las animaciones de recarga son una pasada, sobre todo la de las escopetas. Salen los casquillos volando por la cámara con su correspondiente feedback visual y sonoro. De lujo.
Los tiroteos suelen ser momentos de baja velocidad donde prima aprovechar las mejores ventanas de oportunidad. Hay que tener en cuenta, y eso también lo hemos repetido hasta la saciedad, que la letalidad tanto hacia ti como hacia los enemigos es total. Si pegas un tiro a la cabeza en un rival lo más probable es que muera si no tiene protecciones. Si te disparan vas a desangrarte con toda probabilidad. Aplica una venda o estarás muerto en cero coma. En interiores es donde brillan estos encuentros. Cuando el juego funciona bien muestra su mejor cara.
El gunplay se siente bien en líneas generales, aunque hay ciertas inconsistencia. Disparar un arma de cinto o un rifle semiautomático tipo Dragunov es una pasada. Notas las vibraciones en el mando, el humo salir del cañón... el retroceso también es predictivo, así que en ese sentido todo bien. Pero un subfusil tipo Viper o incluso la AK-74u a veces transmite que estás disparando una pistola de agua. No se controlan tan bien las ráfagas que disparas porque no percibes tan bien la contundencia de la las balas al salir despedidas del arma.
Esas inconsistencias se trasladan a la inteligencia artificial, que te da una de cal y otra de arena. En nuestro último texto hablábamos de que su comportamiento en combate es bueno. Sí, lo mantenemos, con dos asteriscos en negrita. Los momentos de sigilo no funcionan muy bien. Disparas a un soldado en la nuca con una pistola sin silenciador y ninguno de los presentes entra en alarma. Puedes cargarte a muchos así hasta que a la IA le da por escucharlo y entra directamente en combate. Y ahí se encuentra el segundo punto de este asterisco. Apenas hay patrullas. La transición a dispararte cual láser estés donde estés es casi instantánea. Los enemigos tienen un radar mental donde saben perfectamente donde te encuentras. Y si sales de tu cobertura, la probabilidad de que fallen o reculen es mínima, por no decir inexistente. Es un sistema que parece sacado de otra época.
Superviviente cueste lo que cueste
Las misiones ofrecen un buen abanico de situaciones que empastan bien con todo lo que tiene que ver con la exploración y la supervivencia en el mundo. El modo historia suele centrarse en niveles semilineales donde en alguna ocasión se nos permite elegir qué estilo queremos poner en práctica. Ahí entra el sigilo del que hablábamos antes, que no funciona tan bien como debería, así que casi siempre se resuelve todo apretando el gatillo.
Son las secundarias las que proponen los momentos más Stalker. Diríamos que es el lado que más juega con lo paranormal, mientras te anima a reflexionar sobre qué tipo de superviviente quieres ser. Volvemos a repetir algo que dijimos en nuestras 10 primeras horas: aquí no hay barras de karma de colores que aparecen con flashes fugaces en pantalla. Las decisiones tienen un peso que te reconcome por dentro sin saber si eso tendrá un beneficio o una penalización en el largo plazo.
Mola mucho en general. Hablando de lo paranormal, hay que incidir en la presencia de las anomalías y su impacto en la manera en la que navegas por el mundo. Estas trampas naturales pueden sorprenderte en cualquier momento y casi siempre termina dejándote bastante tocado si chocas frente a ellas. Ahora bien, nos hubiera gustado que su presencia fuese algo más dinámica. Creemos que son demasiado estáticas. Les falta sorpresa una vez comprendes como funcionan, algo que no lleva mucho tiempo para ser sinceros. En algunas zonas esconden artefactos que sirven como mejoras activas a costa de ciertos sacrificios.
Junto a las anomalías aparecen los mutantes de toda la vida que se erigen como los depredadores definitivos de este universo. Hay de todo, desde los bloodsucker capaces de volverse invisibles hasta una suerte de poltergeist que juega con los elementos que le rodean. Si tenemos que achacarles algo sería que son demasiado esponjas de balas. Absorben demasiado daño. Con las armas más tochas esta sensación se reduce, como es lógico.
Conclusión
Stalker 2 es un juego hecho de una pasta diferente. Es como abrir una cápsula del tiempo que nos devuelve al 2007, tanto para lo bueno como para lo malo. Se mantienen los sistemas que forman la fuerte identidad del juego: un mundo inmersivo, la crudeza de la supervivencia en la Zona y todas las mecánicas que rodean al gunplay. Las asperezas se aceptan. Siempre las hubo. Lamentablemente aquí sí rozamos un nuevo nivel de problemas que pueden llegar a ser molestos. Rendimiento irregular en Xbox Series X, bugs en las misiones... la lista de errores sería larga. Le faltan algunos meses de depurar bugs. Es una pena que estemos en esta situación, porque en el fondo se encuentra un buen juego completamente diferente a la media.
Lo mejor
- La inmersión en la Zona. No hay nada igual.
- Contundente en los tiroteos, especialmente contra humanos.
- La mezcla de sistemas crea un juego único. Es la secuela que muchos fans esperaban.
- Supervivencia con todas las letras y cómo juega con lo paranormal.
Lo peor
- Los bugs empañan demasiado el resultado final.
- Inconsistencias en la inteligencia artificial. No siempre está al nivel que algunas veces demuestra.
- Falta variedad en las situaciones que aparecen de manera orgánica por el escenario.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.