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Spinch

Spinch

Plataformas psicodélicas

Spinch, análisis PC y Switch: Una experiencia sensorial

Analizamos un nuevo plataformas tan llamativo como desafiante, obra de Akupara Games y del galardonado animador Jesse Jacobs; ya disponible en PC y Switch.

No hay duda de que el género de las plataformas 2D está viviendo una nueva edad de oro gracias a las más variadas propuestas, desde ambiciosos títulos obra de grandes estudios a las propuestas más artesanales a cargo de desarrolladores independientes. Y es en este segundo grupo en el que podemos encajar a Spinch, un plataformas psicodélico en dos dimensiones con una puesta en escena colorida al más puro estilo retro, lo último del estudio Akupara Games junto con el galardonado animador canadiense Jesse Jacobs y la editora Queen Bee Games. Y el resultado no es otro que un original y desafiante videojuego de plataformas de corte old school, ya disponible en PC y Nintendo Switch a un precio más que ajustado de 12,49 euros en ambos sistemas. Veamos qué ofrece tan particular propuesta para los amantes de las experiencias retro y los desafíos al más alto nivel.

Experiencia retro-psicodélica

Spinch nos pone en la piel de -valga la redundancia- un Spinch, un simpático organismo de gran agilidad y contenido tamaño que tiene como objetivo recuperar a sus crías perdidas en un mundo colorido repleto de burbujeante psicodelia. Ya desde un primer momento nos dejamos llevar por tan sorprendente diseño artístico, marcado por una personalidad prácticamente única en el medio y que bebe directamente de la cultura pictórica y musical de los años 60, todo ello a través de la obra del ya mencionado artista Jesse Jacobs y poniendo en pantalla toda una amalgama de colores y formas geométricas que mezcla espiritualidad, realidades alternativas, naturaleza y tecnología que no pasarán inadvertidas para nadie que se deje atrapar por tan sugerente formato, tanto en lo visual como en lo sonoro. Aunque más allá de su original personalidad, Spinch esconde un plataformas de lo más tradicional, tanto en concepto como en jugabilidad, y que eso sí, se deja jugar de la mejor de las maneras.

Tanto es así, que el control es realmente sencillo, con el joystick para movernos, un botón de salto y otro de dash, una especie de impulso válido tanto en el suelo para correr más rápido durante unos instantes como en el aire para que nuestros saltos lleguen más lejos. A todo ello debemos añadir un recurso muy agradecido en juegos de este tipo, donde la agilidad y el frenetismo tienen tanta presencia, que no es otro que el rebote entre paredes estrechas y la posibilidad de escalar superficies verticales a base de pequeños saltos.

El resultado es un pequeño personaje que se mueve a las mil maravillas, de una forma precisa que incluso permite ciertas correcciones en los saltos para así ajustar nuestros movimientos en las secciones más delicadas, que no serán pocas. En este sentido, Spinch ofrece las suficientes garantías a nivel de jugabilidad para que los jugadores más técnicos -y pacientes- puedan exprimir una propuesta tan desafiante.

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Y es que Spinch no es un juego en absoluto fácil a pesar de su desenfadado estilo; que nadie se deje engañar por tan socarrona apariencia. Spinch es un videojuego exigente, con tramos especialmente duros a nivel de dificultad y en los que los saltos milimétricos en plena carrera y las mecánicas de ensayo-error se hacen con buena parte del protagonismo a lo largo de su desarrollo, un título más recomendable para jugadores curtidos en plataformas de otras épocas que para novatos en el género.

Y es que a pesar de que la primera mitad de la aventura es más o menos asequible, no será hasta la segunda mitad y, especialmente, el tramo final cuando las cosas se pongan feas, muy feas; y no en el aspecto visual, precisamente. Además, cada fase está cronometrada y esconde diferentes coleccionables, con especial presencia de los bebés perdidos de nuestro querido Spinch, pequeñas criaturas que nos ayudarán en los enfrentamientos contras los jefes finales de cada mundo. Como curiosidad, también podremos rescatar bebés en ciertas fases de bonus desbloqueables, todo para que los mini-Spinch no queden aplastados contra el suelo...

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Hablando de coleccionables, también podremos recoger pequeños cubos repartidos por los niveles; al alcanzar el número 50 se activará un modo invencible de forma momentánea, algo que añade algo de estrategia a su desarrollo puesto que no podremos elegir el momento exacto en el que se active este fugaz modo God, sino que lo hará al alcanzar dicha cifra.

Tanto es así, que en ocasiones será de gran ayuda en determinados momentos y en otros derrocharemos la oportunidad al recoger demasiados cubos en secciones en las que no se antojan necesarios. Y si nos centramos en la vitalidad de nuestro Spinch, descubriremos ciertas inconsistencias en el daño recibido por parte de diferentes enemigos y trampas. Algunos nos restarán un corazón de 4 o 5 que podamos tener; otros nos matarán de un solo golpe. Además, y debido a su particular diseño artístico, no siempre tendremos la certeza de si un elemento en concreto es agresivo o no, apareciendo de nuevo la recurrente mecánica del ensayo-error.

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Otro elemento vital en el desarrollo de las partidas es el de los puntos de control, con un reparto de los mismos un tanto discutible; y es que en determinadas zonas lo pasaremos realmente mal al morir de forma sucesiva y tener que repetir una misma sección una y otra vez hasta dar con la combinación de movimientos perfecta. Como decimos, Spinch es un título que puede llegar a desesperar al más curtido, con lo que es probable que muchos jugadores, atraídos por su llamativa personalidad, se den de bruces con una dificultad quizás no del todo bien ajustada y que a todas luces resulta injusta en no pocas ocasiones. Aun así, y con la suficiente perseverancia, es posible avanzar con cierta soltura a través de una experiencia exigente a la vez que gratificante, a lo que debemos sumar una duración bien ajustada que no se extiende más de lo necesario.

Festival de la policromía

Más allá de su frenética jugabilidad y la apuesta decidida por la velocidad y el desafío continuo, Spinch resulta especialmente llamativo por su apartado audiovisual. Ya desde el propio menú se deja notar la apuesta decididamente estridente de un diseño artístico en el que los colores vivos y las ilustraciones pixeladas más desconcertantes nos atraparán sin remedio.

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Obra del artista Jesse Jacobs, el título no hace gala de animaciones especialmente depuradas ni elementos muy detallados, pero es tal el bombardeo visual que rápidamente nos sentiremos cómodos en su hipnótico universo. Su apariencia retro es prácticamente única -mención especial para los diferentes jefes finales y sus diseños y patrones-, algo que también ocurre con su apartado sonoro, con temas electrónicos muy pegadizos que nacen de la mente del artista hip-hop Thesis Sahib. En conjunto, Spinch no es brillante técnicamente, pero su arrolladora personalidad deja marca; y para bien.

Conclusión

Spinch irrumpe con fuerza en el panorama indie a través de una puesta en escena única basada en una psicodelia audiovisual muy poco frecuente en el medio y que logra atraparnos gracias a una personalidad arrolladora, como muy pocos títulos de características similares han logrado últimamente. A todo ello debemos sumar una jugabilidad exigente y muy desafiante a partir de la segunda mitad de la aventura, un hilarante viaje que no resulta especialmente largo pero sí muy intenso, marcado por la ya mencionada mecánica del ensayo-error. Y si bien Spinch no representa la quintaesencia del género de las plataformas 2D, sí se posiciona como una opción muy válida para amantes de los speedruns o para aquellos jugadores que busquen un reto a la altura, con el añadido de superarse a sí mismos logrando mejores marcas contrarreloj.

Lo mejor

  • Apartado audiovisual arrollador y con mucha personalidad
  • Secretos y coleccionables que invitan a su rejugarlo
  • Jugabilidad divertida y adictiva...

Lo peor

  • ...A pesar del abuso de la mecánica de ensayo-error
  • Algunos puntos de control injustos
  • Nivel de dificultad exagerado en su tramo final
7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.