Shadow Hearts: From the New World

Quítate el polvo del traje y acompáñame a recorrer un mundo cada vez más pequeño: el cine de Charles Chaplin, la liberación gradual de la mujer, el jazz, el tango, los cabarets, la resurrección de los Juegos Olímpicos y el lento decaer de los valores espirituales, cubiertos por el cieno de la frivolidad consumista y el falso glamour. Estos fueron, para Stefan Zweig, los años donde se vio la última oportunidad para el mundo: los locos años 20.

Shadow Hearts es una de esas sagas de videojuegos que, por no estar rodeadas de un enorme hype y una campaña publicitaria absurdamente inmensa que invada todas las estaciones de metro, injustamente no ha podido disfrutar del éxito comercial merecido, dado que su calidad es excepcional, especialmente en su segunda entrega, mucho mejor desarrollada que la primera parte, que aún así seguía siendo bastante interesante pese a su pobre aspecto gráfico.

Para los que no lo sepan, Shadow Hearts es la saga de rol de Aruze, y tiene sus orígenes en Koudelka, juego de PSX que actúa como precuela a las aventuras que pasarían Yuri y sus compañeros en el primer juego de la saga en PS2. Con un apartado gráfico renovado y comparable al logrado por Squaresoft con Final Fantasy X, Shadow Hearts 2 -ambientado en la primera guerra mundial-mejoró en todos los aspectos a su precursor, logrando un argumento más pulido y un sistema de combate mejorado, todo acompañado de un genial sentido del humor y carisma de los personajes protagonistas.

La tercera entrega nos cambia esta vez de ambiente: tal y como indica su subtítulo, no nos encontraremos esta vez en el continente eurasiático, sino que viajaremos al nuevo mundo, además en otra fecha: y es que Shadow Hearts 3 nos sitúa al final de los locos veinte, y así los decorados resultan mucho más vivos a juego con la actitud optimista de década tal, que trataba de recuperarse de una de las guerras más horribles de la historia.

Sin embargo, cabe recordar que nos encontramos en el continente americano, en Estados Unidos, en la misma década donde un crack en la bolsa de Wall Street hizo más duras las cosas, y el juego se ambienta en este mismo año:  el desastre económico ayudó a fomentar el crecimiento de las famosas mafias, el Charleston era la danza por excelencia, a finales de la década el cine mudo comenzó a dar el paso al cine con voz, en el mundo del arte aparecían obras rompedoras, la primera pintura surrealista y la poesía pesimista y oscura de T.S Eliot advertía del monstruo de la civilización y el consumo devorando toda pureza y espiritualidad.

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El argumento de Shadow Hearts 3 ya no tiene a Yuri de protagonista, sino que nos presenta ante Johnny Garland, un jovencito rubito y aniñado de dieciséis años que- tras perder a su hermana, padre y parte de su memoria en un terrible accidente- decide irse a Nueva York a iniciar su propio negocio como detective. Su primer trabajo consistirá en buscar a un criminal, a partir del cual seguramente se despliegue todo el argumento.

El Nueva York en el que se encuentra Johnny, sin embargo, dista mucho del que viera García Lorca: y es que además de ser muy colorido, podremos encontrar en callejones de Times Square cofres sin abrir, o ir con nuestros amigos vestidos con trajes tradicionales de nativos americanos (bueno, parcialmente tradicionales) por las calles sin llamar la atención, hablando con los mercantes exageradamente mariposones que ya vimos en Shadow Hearts: Covenant, esta vez con banderas de arco iris como avatares del orgullo gay: claramente Shadow Hearts 3, en su fantasiosa adaptación del mundo, no es excesivamente fiel a la realidad, lo que podría desconcertar a los nuevos a la saga, que no se encontraron abriendo tesoros por los Campos Elíseos en Shadow Hearts 2.

El protagonista, Johnny, irá acompañado por un grupo variopinto: por un lado tendremos a dos nativos americanos, la inexplicablemente rubia Shania y el musculoso Natan. Junto a ellos, Ricardo Gómez, un cruce entre El Mariachi, un mosquetero y Chavela Vargas en versión masculina, Frank Golfinger, que pese a su apellido semita tiene un extraño aspecto de samurai, Rene Curtis, una afroamericano con el físico de un toro, Hildegard Valentine, una especie de vampiresa diurna con un vestido más que perturbador por su horterismo y Mao, una especie de gato nipón gigante al que un dictador chino le robará el nombre.

Dejando de lado el aspecto argumental, cabe decir que en el sistema de combate vuelven esas ideas que ya vimos en las dos entregas anteriores: de nuevo cada combate hará uso del famoso "Judgment Ring". Este círculo contará con áreas de color en las que deberemos pulsar el botón de ataque al pasar la aguja para que nuestros golpes lleguen a efectuarse, y si logramos pasar por las zonas más críticas del anillo (las de color rojo, que se encuentran en el punto final de todas las secciones de color) realizaremos un golpe crítico. Este sistema logra que un combate por turnos que podría ser tedioso se convierta en un reto en que mediremos nuestros reflejos: además, este anillo volverá a ser la base de la jugabilidad, pues incluso haremos uso del mismo hasta para regatearle los objetos a los vendedores. También volverá a ser modificable el anillo, permitiéndonos añadir áreas de color para lograr más golpes por turno, ralentizar la velocidad de la aguja, ampliar la zona de ataque, etc.

Como herencia de Shadow Hearts: Coventant, la nueva entrega de la saga contará también con un sistema de combos, que permite a varios personajes atacar en un turno para multiplicar el daño realizado. Sin embargo, esta vez se ha agilizado el sistema: antes debíamos seleccionar a los personajes que actuarían en el golpe y posteriormente efectuarlo sin fallar con el anillo, o el combo se rompería y los personajes que se disponían a actuar en él perderían su turno. Esta vez, se nos permitirá elegir al personaje que continuará mientras el combo se desarrolla, evitando así la pérdida de turnos, y haciendo la combinación de ataques menos predecible.

Las magias y habilidades especiales seguirán allí: el nuevo sistema de hechizos girará en torno a un complejo mapa estelar, de un funcionamiento que parece similar a la tabla de esferas de Final Fantasy X, pero utilizando elementos del zodíaco. Respecto a las habilidades especiales, aunque el protagonista no podrá cambiar de forma como lo hacía Yuri en las dos anteriores entregas, sí será posible que lo haga Shania- la co-protagonista del juego- que tomará formas diabólicas que incrementarán sus habilidades en combate, pero tendrán como problema el reducir los puntos de cordura de los personajes más rápidamente: cuando alguien del grupo pierde la cordura, el jugador no puede dirigirlo y se tiene que sentar a ver como el personaje hace acciones negativas aleatorias.

El aspecto gráfico de Shadow Hearts 3 recuerda en gran parte al de su predecesor, si bien el añadido de un efecto de desenfoque en la distancia- opción desactivable- le da un toque más cinematográfico. Además, las escenas FMV- que ya mostraban una enorme calidad en Shadow Hearts: Covenant- serán muy comunes, lo que siempre ayuda. Súmese a esto que, pese a su poca fidelidad histórica, la recreación de los ambientes se ve bien cuidada, y los diseños de las zonas están hechos con bastante buen gusto, aunque no se pueda decir lo mismo del diseño de personajes, bastante estrambótico, pero quizá a juego con el sentido del humor del que seguramente haga gala el juego.

En conclusión, Shadow Hearts 3 promete mucho como secuela, pero cabe preguntarse si llegará a colmar las expectativas o acabará siendo un más de lo mismo. A pesar de que el aspecto es bueno, la posibilidad de que las nuevas ideas no llenen suficiente o de que el argumento no pueda resultar satisfactorio hace que la tercera entrega de la saga se encuentre en un punto arriesgado, y es que pese a que todo parece indicar que se tratará de un juego excelente...¿Superará "From The New World" a "Covenant"?

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