Scars Above, análisis: un prometedor y desafiante debut

El mercado se está poniendo difícil para los títulos AA, y es que estar en ese punto medio entre las grandes producciones y los juegos indies que siempre gozan de mayor libertad a la hora de crear propuestas diferentes. Así que, en esa posición, ¿qué opción tiene un estudio como Mad Head Games? Este equipo afincado en Serbia ha tirado por la vía “menos complicada” (¿cuál no lo sería?) y ha tomado influencias claras de muchos grandes juegos de éxito relevante en los últimos años para ofrecer una aventura de acción en tercera persona que si bien no es sobresaliente, carece de defectos de peso. Así, como carta de presentación y con la intención de crecer en el futuro (los franceses de Spiders, un espejo en que mirarse), Scars Above supone un punto de partida más que prometedor.

La historia de Scars Above gustará, sin alardes, a quienes hayan disfrutado algunas grandes historias de la ciencia ficción con especies alienígenas de por medio, pero insistimos, salvando las distancias. Películas como Alien o Abyss sirven de influencia a una trama cuyo hilo conductor es nada menos que el origen de la vida en el universo, aunque la contemplaremos desde una pequeña escala: no vamos a ser testigos de grandes invasiones, ni está contada con una notable grandilocuencia, sino que desde el punto de vista de la protagonista, Kate Ward, descubriremos los ambiciosos –demasiado, de hecho- planes de una entidad conocida como el Guardián.

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Un debut prometedor para un estudio que irá a más

Todo parte de la presencia del Metaedro, una misteriosa figura que orbita alrededor del planeta Tierra, y en cuya investigación parte la tripulación de la Scar, entre la que se encuentra, obviamente, nuestra protagonista. Como no cabía esperar de otro modo, todo se tuerce cuando, al acercarse demasiado, son teletransportados a un planeta inhóspito habitado antes por otra especie civilizada y ya arrasada por el Guardián. En compañía de una consciencia de dicha especie, la misión de Kate es averiguar qué ha ocurrido con sus compañeros, así como, ni más ni menos, detener la extinción total de la humanidad.

A partir de aquí nos encontramos con, en base, un shooter en tercera persona que implementa otras mecánicas como supervivencia o exploración, aunque de manera más tibia. Como TPS funciona de manera sólida, y lo que en principio se nos presenta como una herramienta más termina convirtiéndose en nuestra arma principal, de nombre Vera, y cuyo elemento base es la electricidad. Es este aspecto, el de los elementos, algo que será clave durante el transcurso de la aventura, tal vez demasiado en algunos momentos, pero es algo que descubriremos más adelante.

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Como decíamos, las mecánicas como TPS funcionan bien, sin alardes. Los tiroteos son divertidos, y si se nos permite la comparación, van a recordar a los de Returnal, aunque lejos de la genialidad de la obra de Housemarque, ni que decir tiene. Principalmente, porque Kate no deja de ser una humana “normal”, y en lugar de un dash tremendamente dinámico y ágil como el de Selene, cuenta con un movimiento para rodar por el suelo y así esquivar enemigos y sus proyectiles, pero que se siente algo tosco. Básicamente, digamos que necesita algún frame de más para recuperarse de ese movimiento, algo que es entendible teniendo en cuenta su naturaleza, pero que después de todo, le resta frenetismo a la acción.

Lo que sí es destacable, sin tapujos, es el arsenal con el que contaremos durante las 15 o 20 horas que dura Scars Above. Vera es solo el comienzo, pero según avancemos conseguiremos modificaciones basadas en otros tres elementos: fuego, ácido y congelante. Lo mejor, que algunos de los cuatro elementos cuentan con varios modos de disparo y se diferencian mucho entre sí. Por ejemplo, podemos disparar fuego tanto en forma de rayo continuo como si de un lanzagranadas se tratara, mientras que el ácido se dispersa cual escopeta recortada. A esto hay que sumar los dispositivos con los que cuenta Kate y que tienen un uso limitado: granadas que esparcen un liquido inflamable por el escenario –letal combinándolo con el elemento fuego-, otras que ralentizan el tiempo en un espacio reducido, las que crean un reflejo de Kate a modo de señuelo… Todo esto aporta una gran variedad que, por desgracia, se resta por otro lado.

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Y es por parte ni más ni menos que de los enemigos. No hay una gran variedad de los mismos, y algunos incluso son modelos repetidos aunque con diferentes debilidades elementales, y precisamente los combates dependen en demasía de estas debilidades. Bien es cierto que podemos tender trampas con el entorno –romper una capa de hielo sobre el agua para que los enemigos se hundan, por ejemplo-, pero prácticamente la única estrategia posible es sacar partido de las debilidades de cada uno de ellos. En definitiva: el juego te da multitud de herramientas, pero también te dice cuándo y cómo usarlas. Por suerte, para compensar eso están los jefes finales, que aunque no son muchos sí son realmente desafiantes y exigirán lo mejor de nosotros, aprendiendo patrones, puntos débiles, estrategias… Sin duda se tratan de grandes batallas, eso podemos asegurarlo sin ningún rubor.

Igualmente, podemos mejorar las habilidades de Kate con un árbol muy sencillo que completa una sensación de progreso positiva. Decimos esto porque es más habitual de lo deseable que, después de conseguir unas cuantas habilidades, armas y gadgets, y cuando más podemos disfrutar, el juego está prácticamente a punto de terminar. Por suerte eso no ocurre en Scars Above, y es que su generosa duración hace que podamos hacer gala de todos los recursos que hemos ido consiguiendo durante el tiempo suficiente, y casi -casi- no echemos de menos un modo Nueva Partida +, con el que jugar de nuevo una vuelta completa con todas las armas y habilidades a tope. No es de descartar que se implemente más adelante en forma de actualización, eso sí…

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Y aunque los disparos sean la base principal de Scars Above, no son la única. El juego es básicamente lineal, y en ocasiones encontraremos algún camino secundario muy obvio, que lamentablemente, nos llevará casi siempre a la misma recompensa: puntos de información, que hacen las veces de la experiencia que nos servirá para mejorar nuestras habilidades. Probablemente le hubiera sentado bien cierto toque metroidvania a la hora de hacerlo un poquito más abierto, aunque también hay que decir que tal vez habría sido abarcar demasiado para un juego que no deja de ser el debut de un estudio, y que a pesar de ciertas asperezas, ha salido bien.

Hay que hablar también de dos elementos importantes en el desarrollo. Uno de ellos son los puzles, que tienen la dificultad justita para no quedarnos atascados, y que todo hay que decirlo, están muy bien implementados en el juego, sin cortar el ritmo en ningún momento. Son básicamente puzles basados en el entorno, en los cuales tendremos que encontrar códigos correctos para abrir una puerta, colocar fuentes de alimentación para ir abriéndonos camino… No son rompecabezas para recordar, pero sinceramente, tampoco nos han sobrado.

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El otro elemento del que teníamos que hablar antes de pasar a hacerlo de su apartado técnico es, cómo no, la influencia de una de las fórmulas más influyentes, valga la redundancia, de la última década. Hablamos, por supuesto, de la obra de From Software, que se ha dejado ver en multitud de géneros durante todos estos años. En Scars Above lo encontramos en forma de pilares, estructuras que hacen las veces de punto de control, y donde reapareceremos tras cada muerte, teniendo que volver a andar el camino recorrido. También nos curarán, nos darán las curas y energía para usar los artefactos al completo… En definitiva, son las hogueras de Dark Souls.

Una de cal y otra de arena en lo técnico

Visualmente, Scars Above es un juego alejado del sobresaliente. No nos debería sorprender, habida cuenta de que no hablamos de una superproducción, pero sí echamos de menos más trabajo en lo que a modelado de los rostros se refiere, así como algunas texturas del escenario, que sí sorprenden, pero para mal. Afortunadamente el apartado artístico sí está a la altura, mostrando sobre todo escenarios y en menor medida, un bestiario, que nos ha parecido inmersivo. Sin embargo hay que dejar claro que no hay florituras técnicas que hagan de él un juego bonito ni mucho menos.

Lo que sí alcanza grandes cotas es el apartado sonoro en todos sus aspectos. El sonido de las armas está muy conseguido, sea cual sea el elemento que usemos, y la banda sonora tiene una presencia justa, sutil, pero es precisamente ahí donde acierta, ya que no quiere dejar de transmitir sensación de soledad en un planeta salvaje. Va un paso más allá el doblaje, realmente sorprendente para una producción de este nivel, y con unas interpretaciones fantásticas para todos sus personajes: desde Kate hasta el Guardían, pasando por los demás tripulantes de la Scar.