Rollerdrome, análisis. Los gladiadores del futuro

Roll7 lo vuelve a hacer. Los creadores de la saga OlliOlli estrenan una nueva IP que plasma a la perfección la visión tan particular que tienen del videojuego arcade. Rollerdrome lleva las piruetas sobre patines a un futuro distópico en el que el entretenimiento televisivo se ha sustituido por un deporte de muerte… literalmente.

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El torneo de tu vida

Encarnamos a Kara Hassan, una recién llegada a Rollerdrome que busca hacerse un hueco en el torneo doméstico. Las grandes corporaciones han tomado el control de la sociedad; los problemas a pie de calle son ocultados por métodos de entretenimiento más adictivos y violentos. Ya nadie espera la jornada de fútbol: todos quieren ver cómo un deportista lucha en un combate a vida o muerte. Como los romanos en su día buscaban el honor del coliseo, solo que ahora lo hacen matando con estilo.

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No cabe duda de que Rollerdrome atrapa por lo concentrada que resulta la propuesta. El contenido principal nos guía por una campaña dividida por rondas. Para superarlas debemos completar los niveles de cada grupo con un número determinado de desafíos. No vale simplemente con vencer y pasar rápidamente al siguiente escalón; el equipo trata de forzar a los jugadores a que expriman los controles de cara a prepararlos para el siguiente pico de dificultad.

Y lo cierto es que lo logran. La duración de las misiones, de menos de cinco minutos aproximadamente, animan a intentar completar esos desafíos que se nos resisten. Son de todo. Desde matar a un enemigo tras realizar un movimiento concreto, como obtener todas las insignias desperdigadas por el escenario. Escenario que, por cierto, tiene el tamaño de un coliseo convencional: pequeñito pero repleto de oportunidades.

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Lo que comienza como un mata-mata convencional termina convirtiéndose en un delirio de movimientos al filo de la navaja. Dos mecánicas son clave para que la fórmula se sostenga. La primera, el tiempo bala. Al mantener pulsado el gatillo izquierdo del mando ralentizas la acción durante unos segundos, y al mismo tiempo sirve para apuntar y hacer uso de los disparos secundarios. Por ejemplo, la escopeta cuenta con balas perforadoras si se clava el tempo del apuntado. La segunda mecánica es la barra de combos. La puntuación lo es todo.

Bucle jugable marca de la casa

La estructura de Rollerdrome está medida para que el progreso te lleve a comprender cómo funciona su bucle jugable. Cada misión añade una capa de profundidad más a través de los enemigos. Los arquetipos desempeñan un rol añadido a ser un obstáculo que superar: son la llave que te permite mantener la cadena de combos. Pero no nos lo pondrán sencillo.

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Los masillas, por ejemplo, son la carne de cañón a modo de puestos de salud con patas. Los antidisturbios con sus escudos te fuerzan a utilizar la escopeta, mientras que los soldados con escudos de energía requieren un impacto que les active sus protecciones, para posteriormente quedar desprotegidos. Otros, como los francotiradores, pasan de ser un estorbo a una ayuda cuando nos apuntan. ¿Por qué? Por poder activar los reflejos letales tras evadir en el momento adecuado.

Llega un momento en el que te enfrentas a un nivel pensando de qué manera puedes encadenar daño entre los diferentes arquetipos sin quedarte expuesto a perder el combo. Nada está escrito en piedra. Luchas, te adaptas, piensas rápido la siguiente acción… las manos terminan yendo solas. Solo reaccionas a los imprevistos de las balas disparadas a tu alrededor.

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No todo es tan sencillo. La munición escasea (y mucho). Solo puedes recargar tus armas haciendo piruetas, lo que crea provoca que una confrontación directa de toda la vida no tenga sentido. Completar una primera vuelta toma alrededor de las cinco horas, dependiendo de tu habilidad. Una vez completas la campaña te encontrarás con una sorpresa que no queremos desvelaros, pero que anima a los más entusiastas a seguir escalando y completando desafíos.

La principal debilidad de Rollerdrome es precisamente esa, el contenido. Aunque luego tengas motivos para seguir jugando, tu permanencia en él queda supeditada a lo tolerante que seas a la repetición. En nuestro caso la mecha se quemó antes de lo que pensábamos. Esperábamos que los escenarios animaran con situaciones más creativas en las estaciones finales. Lamentablemente se queda demasiado plano y escaso en misiones.