Análisis de Rise of the Ronin, el salto de Team Ninja hacia el mundo abierto

Hablar de Team Ninja es hablar de un estudio experto en videojuegos de acción. Al fin y al cabo, el equipo japonés es responsable de franquicias de prestigio como Ninja Daiden, Dead or Alive y Nioh, entre otras. Su último lanzamiento, Wo Long: Fallen Dynasty tuvo lugar hace un año y ahora, en exclusiva para PS5, sus autores nos invitan a viajar al Japón del siglo XIX en Rise of the Ronin.

Hace unos días compartimos con vosotros nuestras impresiones tras probarlo un par de horas, en las que si algo teníamos claro, es que su sistema de combate era realmente prometedor. En aquel entonces no dedicamos apenas tiempo a descubrir todo lo que ofrece su mundo abierto y ahora, tras más de 40 horas de juego, podemos contároslo todo sobre este nuevo RPG de acción.

El samurái sin amo

Rise of the Ronin es el juego más ambicioso de la historia de Team Ninja en términos narrativos. La historia tiene mucho peso, los personajes están bien escritos y la puesta en escena es realmente espectacular. Debido a la intensidad con la que comienza y los giros de guion que se suceden conforme pasan las horas, es conveniente saber que se trata de un juego muy sensible a los spoilers, por lo que podéis estar tranquilos de que no encontraréis ninguno en las siguientes líneas.

Lo único que necesitáis saber es que la historia se ambienta en 1863, año en el que los Barcos Negros de Occidente llegan a Japón, país gobernado por el shogunato Tokugawa. La crisis política hace mella en las calles y el pueblo está descontrolado. La guerra ha comenzado y nosotros, por suerte o por desgracia, nos ponemos en la piel de un ronin; un samurái sin amo que, por motivos que no vamos a desvelar, debe seguir la pista de un misterioso hombre conocido como ‘El Demonio Azul’.

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Un elegante baile de espadas

Desde que lo probamos, dimos por hecho que los combates serían uno de los grandes atractivos de Rise of the Ronin, aunque tampoco había que hacer una ingeniería para saberlo, ya que no es ninguna sorpresa que un juego de Tean Ninja ponga sobre la mesa peleas contundentes, precisas y adictivas. Si tuviésemos que definir el sistema de combate con una sola palabra, ‘roca’ sería la elegida.

Porque a nivel mecánico es eso, una auténtica roca, cuya base presenta elementos de Nioh y Wo Long: Fallen Dynasty. Decíamos espadas, pero también tenemos dagas duales, odachis, gujas y lanzas, entre otras armas. Lo que más nos ha gustado de los combates es que basta con dedicar unos minutos para comprender a la perfección como funciona todo. Y es que, en ocasiones, lo más difícil es hacer las cosas fáciles, y el estudio ha dado con la tecla al plantear un sistema sencillo, pero exigente.

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Fijamos la cámara en nuestro rival, nos movemos a su alrededor y esperamos el momento de atacar. Y si es él quien se lanza primero a por nosotros, medimos los tiempos y tratamos de desviar sus golpes. Si conoces estos fundamentos estás preparado para hacer frente incluso al más temible de los samuráis. Lo más importante es, por supuesto, permanecer atentos a los movimientos del adversario y pensar más en que se canse, que en el hecho de atacar.

Esa es la clave de todo: buscar que el enemigo se canse y quede expuesto a un golpe muy potente que, en ocasiones, incluso puede ser letal. Eso sí, no es tan fácil como parece. Primero, porque nosotros también debemos vigilar el medidor de resistencia y segundo, porque cada rival se comporta de una manera diferente y no es lo mismo tratar de desviar un golpe sencillo de un enemigo raso, que un combo de cinco ataques poderosos de un jefe. En resumidas cuentas, los combates de Rise of the Ronin son muy satisfactorios. Además, el título se adapta a cualquier perfil de jugador, ya que hay tres niveles de dificultad equivalentes a los modos fácil, normal y difícil de toda la vida. Para gustos...

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Mundo abierto tradicional, para bien y para mal

Había dudas sobre si Rise of the Ronin es un título parecido a Nioh. También había quien se preguntaba si estamos ante un soulslike. Pues bien, ni una cosa ni la otra, porque el título con el que más similitudes guarda no es otro sino Ghost of Tsushima. Es un RPG de acción en mundo abierto al estilo tradicional, con un enorme mundo que se divide en diferentes regiones en las que hay una generosa lista de actividades en las que podemos participar.

En este sentido, tenemos que decir que algunas mecánicas de mundo abierto nos han parecido anticuadas, como esa sensación de previsibilidad al entrar en una nueva región y comprobar que las actividades son idénticas a las de la anterior. Buscar gatos —sí, se pueden acariciar—, rezar en santuarios, hacer fotografías, visitar monumentos, derrotar a los fugitivos (enemigos más fuertes de lo común)... No son actividades especialmente inspiradas y la repetición en exceso da lugar a la monotonía.

Por supuesto, nadie nos obliga a participar en todas estas actividades secundarias, aunque resulta recomendable no dejarlas de lado, ya que nos permiten obtener todo tipo de recompensas: armas, accesorios, armaduras y, por supuesto, dinero. En este sentido, el juego sí que recuerda a Nioh, ya que el sistema de loot es terriblemente adictivo y nos permite conseguir decenas de objetos en cada sesión. Sin ir más lejos, el inventario puede albergar hasta 2.000 piezas de equipo... Si eres de los que disfrutan al comparar un puñado de armas según rareza, estadísticas y habilidades, Rise of the Ronin es para ti.

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Por suerte, el desplazamiento tanto a caballo como por aire gracias a artilugios como el planeador y el gancho, así como la posibilidad de viajar rápidamente entre estandartes, dan lugar a una experiencia fluida, por lo que al menos podemos decir que es un juego ágil y muy satisfactorio a los mandos. Porque si bien es cierto que la cantidad de iconos en el mapa es enorme y hay que estar muy receptivo para no abrumarse, también lo es que todo se sucede de manera muy rápida y en ningún momento se siente un juego pesado.

Por contra, lo que sí nos ha gustado mucho es la importancia de los personajes aliados, a los que prácticamente acabamos llamando amigos tras charlar con ellos y compartir historias en más de una ocasión. Podemos hacerles regalos, pasar tiempo con ellos y, llegado el punto de estrechar vínculos, participar en sus misiones personales. Merece mucho la pena dedicar tiempo a estos personajes, ya que las historias de sus misiones están realmente bien.

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También nos han gustado las ciudades, repletas de detalles interesantes, personajes con los que hablar y algún que otro minijuego en el que relajarnos un rato para descansar de tanto combate. Por ejemplo, en Yokohama tenemos a nuestra disposición una herrería, varias tiendas, un dojo en el que perfeccionar nuestras técnicas y alguna que otra sorpresa que no vamos a desvelar. Además, la dirección de arte y la recreación histórica se dan la mano para brindar una experiencia muy agradable para los sentidos.

Este análisis ha sido realizado con un código cedido por PlayStation.