Follow the Beat

Son muchos los juegos que, por un motivo u otro, nunca salen de tierras niponas bien por razones económicas o culturales, es decir, por culpa de productos muy destinados a un tipo de público en particular, como bien podría ser el nipón. En otras tantas ocasiones se nos priva simple y llanamente de un juego categórico, sumamente divertido e innovador por llegar tarde. Sea cual fuere el caso de Rhythm Tengoku, lo cierto es que tanto el público europeo como el americano se ha visto privado de uno de los últimos grandes cartuchos de GBA.

Su aparición se produjo hace algo más de un año en Japón, obteniendo un éxito moderado, convirtiéndose casi al instante en uno de los más consultados por los lectores de Meristation, al igual que con Wario Twisted, otro título que le va a la par y que al igual que el que hoy tratamos tampoco llegará finalmente a Europa, aunque éste sí ha visto la luz en Estados Unidos. Junto a estos dos, otros cinco exponentes de la saga se quedarán en su país de origen. Cientos de minijuegos y de curiosos modos de esforzar el intelecto en sus múltiples fases.

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Follow the beat

Rhythm Tengoku es un juego sencillo, con una premisa bien clara; divertir al jugador mediante el uso de distintas melodías alegres y casi infantiles, con una calidad gráfica aún más simple si cabe que el propio mecanismo de juego, en el que prima por encima de cualquier otro elemento el sonido, pilar fundamental del cartucho.

Al igual que sus semejantes de la saga, RT apuesta por el formato de los minijuegos en tandas de cuatro, finalizando en uno que engloba los anteriores, en el cual tendremos que aplicar aquellos movimientos que hayamos aprendido en la tanda particular. Sin embargo, la definición de minijuego puede ser malentendida por el propio concepto del juego. En cada uno de los 'retos', por así llamarlos, que se nos imponen, tendremos que realizar una función siguiendo el 'beat' o 'latido' de una canción.

Así, y como bien introdujimos en su día en el impresiones que os ofrecimos, nos enfrentaremos ante distintos retos cada cual más absurdo. El primer contacto con el juego nos ofrecerá un tutorial a modo de introducción, en el que se nos dejará patente que en Rhythm Tengoku sólo hay un botón y, solamente en algunos casos, también la cruceta. Una vez familiarizados con el sistema del juego, comenzaremos a disfrutar de los distintos minijuegos que el cartucho nos ofrece.

Golpear piedras con un karateka, depilar una cebolla, cazar fantasmas con un arco de flecha, movernos al compás de una canción tradicional japonesa, conseguir el sumun como samuráis al cortar por la mitad a nuestros enemigos, golpear pelotas de baseball en todas las direcciones..., cualquier tipo de ejercicio que se pueda realizar de forma acompasada por una canción de cualquier tipo. Como el propio título del juego indica, el único elemento que importa aquí es seguir el ritmo de forma adecuada para superar cada minijuego y así desbloquear el siguiente.

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¿Simple?

Pese a su aparente simplicidad, Rhythm Tengoku no es para nada un juego sencillo de terminar, principalmente debido a la dificultad que entraña completar algunas pruebas. En este caso es indiferente la comprensión del japonés, pues por las propias imágenes se puede deducir cuál es nuestro objetivo en cada fase. Dejando a un lado pues este factor, algunas fases son desquiciantes por culpa del alto nivel que en algunas ocasiones se nos exige. Seguir el ritmo de una canción no es particularmente complicado; siempre que no seamos duchos en el que tema del baile o la música podremos hacernos con las melodías y conseguir ceñirnos al 'beat'.

En cada fase tenemos un pequeño - extremadamente minúsculo - margen de error. Si no conseguimos terminar la fase de forma casi perfecta tendremos que volver a repetirla una y otra vez desde el principio, repitiendo la tediosa introducción al comienzo de cada una de ellas. Esto no se antoja particularmente cansado en los primeros compases de juego, pero a medida que la dificultad de las misiones vaya incrementando, será por lógica más complicado terminar cada misión de forma correcta.

Si a esto le añadimos que en las fases más tardías tendremos que repetir varias veces cada fase para acostumbrarnos a la canción y a la demanda de la misión, obtenemos un resultado algo extraño para lo que el propio juego viene ofreciendo. Da la sensación de que esto se ha realizado de esta extraña manera para que la vida del juego no se acorte tal y como ocurre en Wario: Twisted, por ejemplo, o en tantos otros del mismo género.

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Sea como fuere, el apartado sonoro es uno de los más cuidados y originales que hay en el mercado para GBA en la actualidad. La calidad de este apartado contrasta enormemente con la de los gráficos, simples y divertidos, en ocasiones incluso demasiado rudimentarios. Coloristas, entrañables, y el algunas ocasiones - la mayor parte -, buscando la sonrisa del jugador ante el propio sin sentido de la prueba que estemos realizando. Y es que si de algo puede presumir Rhythm Tengoku es de no tener sentido alguno en lo que a contenido se refiere. Es esto precisamente lo que lo convierte en un juego tan 'absurdamente' divertido a corto y largo plazo.

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