Vuelve el mejor Rayman

Rayman DS es una adaptación de un clásico de Nintendo 64, el plataformas 3D Rayman 2. Como en Mario 64 DS, uno de los personajes más carismáticos de este género ha hecho una remozada visita desde su versión en la anterior consola de sobremesa de Nintendo.

A partir de ahí, nuestro cometido consistirá en librarnos de nuestra reclusión y encaminarnos a lo largo de 45 trepidantes niveles en los que nos enfrentaremos a rabiosos piratas, fantasmas, animales, demonios y otros seres que tratarán de detener nuestro avance.

El juego se encuentra en cinco idiomas, entre ellos el español. No hay doblaje ya que los distintos personajes hablan en una extraña lengua, mezcla de inglés y un idioma inventado, por lo que sólo disponemos de subtítulos en castellano. Durante la partida, en las distintas escena cinemáticas que ambientan el juego, realizadas con su propio motor, podemos ver diálogos y voces narrativas que nos van explicando cómo se desarrolla el argumento o nos proporcionan pistas sobre cómo lograr determinados objetivos.

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Rayman DS es tal cual lo fue su predecesor. Es decir, al contrario que Mario 64 DS, no introduce ninguna novedad en el diseño del juego ni ningún extra que no estuviera ya presente en la versión original. Esto probablemente producirá un cierto rechazo con respecto a los que ya lo jugaron en otros sistemas ya que no tendrán ningún aliciente salvo la nostalgia para volverlo a adquirir.

La única diferencia sustancial entre ambas versiones es el control. Mientras que en Nintendo 64 disponíamos de la palanca analógica, la cual nos daba un control óptimo del personaje, en la portátil dispondremos o bien de la cruceta digital o bien de la pantalla táctil. Con la primera el control será más impreciso, pero mucho más cómodo. Únicamente podremos correr (no se puede diferenciar entre andar y correr) y movernos en ocho direcciones, lo cual nos complicará el desenvolvernos por un mundo en tres dimensiones en el que continuamente tendremos que estar dando saltos y esquivando.

Con la pantalla táctil nos moveremos emulando un control analógico, pero, sin embargo, no se logran tan buenos resultados como en Mario 64 DS y tras probar ambos métodos, pese a sus dificultades, seguramente prefiramos el mando tradicional. A la larga es posible que incluso nos duelan las manos tras una larga partida o que nos desesperemos por ese salto que no nos sale debido al deficiente control. Los distintos botones, no obstante, están bien situados y resultan prácticos.

Con respecto a los gráficos, se presentan en todo su esplendor sin apenas cambios, lo cual es bueno ya que en su época fue uno de los juegos más potentes y por ende lo es en la DS debido al nivel similar que presentan ambas consolas. Los modelados están muy bien realizados, con un aspecto redondeado y sin aristas visibles. Los efectos de luces harán aparición por doquier junto a otros como ondas en el agua o transparencias, y la paleta será muy colorida haciendo unos escenarios muy agradables de contemplar. La única pega, la misma que sufren todos los juegos 3D de la portátil, es la pixelización de las texturas. No es excesivamente acusada y en ciertas ocasiones logra pasar desapercibida, pero es una compañera inseparable durante gran parte de nuestro viaje. Con respecto a la suavidad, la tasa de refresco es alta y constante por lo que no vamos a tener problemas al respecto.

La cámara generalmente es adecuada y podremos controlarla de distintas maneras, pero quizá en los momentos más cruciales en lugares cerrados no logra ubicarse en la posición más adecuada y puede complicarnos la vida más de lo necesario. Este fenómeno ya se producía en la versión original, pero se ve potenciado debido a la menor resolución de la pantalla de DS.

El sonido por otra parte es excelente. Todas las melodías conocidas de la serie suenan por nuestros altavoces con gran nitidez, aunque quizá se echaría en falta un poco más de volumen, por lo que son recomendables unos auriculares. Los efectos de sonido son de gran calidad y variedad y aprovechan la emulación de efecto envolvente de la que está dotada la DS, por lo que podemos ubicar sucesos o enemigos según por dónde los escuchemos.

Otro de los problemas que tiene Rayman DS es que claramente no es un juego pensado para una portátil, y lo demuestra con creces. El gran inconveniente es que los niveles son excesivamente largos y no se permite guardar la partida hasta llegar al final de cada uno, lo que nos obliga a pasar demasiado tiempo ante él cada vez que queremos echar una partida. Y sabiendo cuál es la filosofía de este tipo de consolas, que se suponen diseñadas para pasar ratos breves jugando en cualquier lugar donde nos encontremos, un título como éste no termina de cuajar. Hubiera resultado mejor con niveles más cortos y un mayor número de ellos, pero al provenir de una versión de sobremesa ha heredado su espíritu y su desarrollo.

Para superar los distintos niveles hemos de valernos de las numerosas habilidades de nuestro personaje. Desde lanzar el puño (en este caso se trata en realidad de bolas de energía) hasta volar, pasando por colgarnos de lums morados, lanzar el superpuño, trepar entre dos muros, planear haciendo el helicóptero, bucear por niveles submarinos y muchos más que en seguida reconocerán todos los aficionados a esta saga. No todos ellos están disponibles desde un principio, ya que como hemos comentado Ly nos los otorgará tras hacernos con una cantidad determinada de lums amarillos.

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Por otra parte, en los escenarios hay elementos de lo más variopintos de los que nos tenemos que servir para poder avanzar. Debemos montarnos sobre cohetes, colgarnos de telas de araña, saltar sobre calaveras o viajar encima de frutas gigantes deslizándonos por la lava. Como vemos, no faltarán los detalles divertidos y un diseño original de los niveles que harán que disfrutemos todo el tiempo y que el juego nos enganche. Y también recibiremos visitas de amigos que nos ayudarán a progresar, o bien allanándonos el camino o bien incluso sirviendo de medio de transporte, como en un nivel en el que surfearemos tirados de un dinosaurio acuático.

Entre los distintos enemigos, están los clásicos robots piratas, que cada vez, según vayamos avanzando en el juego, se hacen más complejos de eliminar. También hay fantasmas, arañas, pirañas, máquinas lanza bombas y muchos más. Por supuesto, no faltan los jefes finales, que se hallan en los cuatro templos que se encuentran a lo largo del juego o también en los niveles extra. Son duros de pelar y las batallas con algunos pueden durar incluso varias subfases, por lo que seguramente necesitemos más de un intento para vencerlos.

Distribuidos por los niveles, hay distintos objetos que nos potencian durante las partidas. Unidos a los lums amarillos, encontraremos otros que nos proporcionan distintos recursos. Por ejemplo, los rojos nos recargan la barra de energía, y otros nos sirven para subir la de oxígeno si estamos buceando, la de fuerza si estamos volando o para colgarnos de ellos si necesitamos realizar un salto. Además, hay algunos ítems más como barriles de dinamita o esferas mágicas con los que podemos por ejemplo abrir puertas o directamente explotarlas.

Rayman nunca muere. Si perece en un nivel es regenerado automáticamente en un cierto punto del mismo por lo que únicamente tenemos que rehacer algunas cosas por las que habíamos pasado para seguir donde nos encontrábamos. Dispuestos por distintos puntos de los escenarios, podemos hallar puntos intermedios de guardado donde apareceremos en caso de que nuestra barra de energía baje hasta cero, y de esa manera poder avanzar por las fases con cierta seguridad sabiendo que podemos intentar saltos y otras acciones arriesgadas y que si fallamos no echaremos por tierra todo el camino que ya habíamos andado.

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