¿Quién maneja los hilos?

La aparición de la plataforma Steam ha supuesto la posibilidad de lanzar juegos independientes sin necesidad de los gastos de fabricación y distribución que suele conllevar el sistema tradicional. Es una manera genial de publicar juegos a bajo precio.

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Como muestra, este Rag Doll Kung Foo (en adelante, RDKF) que analizamos hoy, un juego prácticamente desarrollado por completo por Mark Healy (que además participa en la música, sale en las escenas de vídeo y pone algunas voces), un integrante de Lionhead Studios (sí, sí, el estudio de Peter Molyneux) que ha estado trabajando en él en sus ratos libres.

RDKF es un juego hecho a la antigua, sin un gran estudio detrás ni unos gráficos que requieren una tarjeta de 200 € ni una campaña de márketing en televisión. Sin embargo, es un título muy entretenido y hecho con mucho mimo, a la antigua, como decíamos.

Podríamos decir que RDKF es un juego de lucha protagonizado por títeres, pero eso sería como no haber dicho nada, así que vamos a explayarnos un poco en la explicación. Tanto el protagonista como los enemigos son marionetas de esas que se manejan con hilos, pero en este caso, no controlamos dichos hilos, sino los miembros de los muñecos.

Eso quiere decir que para andar, hay que pinchar con el ratón en cada pie e ir moviéndolos alternativamente, aunque también podemos seleccionar una mano y arrastrar el ratón en la dirección deseada para que el muñeco ande. Para saltar, deberemos pinchar en el muñeco y arrastrar hacia donde queramos ir; por último, los ataques se hacen igual: se escoge un miembro (manos, pies o cabezas) y se lanza hacia donde queramos impactar.

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Por si fuera poco, tenemos la posibilidad de cubrirnos (lo habéis adivinado: colocando la mano seleccionada delante de la zona de impacto) y además, podemos lanzar golpes más potentes o saltar más alto si tenemos el Chi alto. ¿Cómo se sube el Chi? Pues moviendo el ratón en pequeños círculos (a favor del reloj o al revés, es igual).

Por tanto, jugar a RDKF exige una destreza ratonil de nivel alto y ver jugar a alguien a este título es ver cómo la alfombrilla termina echando humo a fuerza de manejar a los muñecos. Pero tranquilos, porque la primera fase está totalmente dedicada al entrenamiento y se aprende bastante rápido.

Además de los golpes que podemos dar con las partes del cuerpo del muñeco, en ocasiones aparecerán armas en los escenarios, armas que van desde las típicas espadas y nunchakus, hasta cosas tan estrambóticas como perros encadenados o láseres montados en un casco para nuestra cabeza. Para cogerlas, deberemos arrastrar una mano hacia ellas, y son más fáciles de usar que las armas naturales del títere, por lo que es importante recogerlas en cuanto podamos.

Otro elemento que podemos usar como arma son los fragmentos de las rocas que aparecen como consecuencia de golpear una de ellas con las armas mencionadas anteriormente. Estos fragmentos se pueden arrojar, y aunque es difícil acertar con ellos, provocan grandes daños en nuestros enemigos.

Pero además del armamento, no podía faltar la magia. Durante nuestra aventura podremos encontrar setas y mariposas mágicas que nos darán, respectivamente, la capacidad de entrar en un modo a cámara lenta durante el que podremos volar por la pantalla o el poder lanzar bolas de fuego y relámpagos durante un breve período de tiempo. Esta última magia es muy poderosa, pero es difícil conseguir alcanzar las mariposas y para poder activarla, hay que adoptar una pose especial que requiere que estemos en un lugar seguro.

En resumen, podríamos decir que RDKF es un juego de lucha en 2D a lo "Street Fighter" desarrollado con pocos medios, pero que eso no influye para nada en la diversión que nos ofrece, sobre todo en el modo multijugador. Es un juego independiente hecho por profesionales, y gracias a la plataforma Steam ha llegado a nuestros hogares. Quizá el sistema de Valve sea la manera de revivir el mercado del shareware que tantos éxitos conoció allá cuando los 386 dominaban el mercado.

Los efectos de sonido y la música son muy decentes y las voces acompañan perfectamente, con diálogos simpáticos que nos harán esbozar una sonrisa en más de una ocasión. En cuanto a los gráficos, pese a ser un juego de bajo presupuesto, son resultones, con varios planos de scroll que al final nos hacen dudar de si el juego es en 2D o en 3D. La cámara se acerca y aleja de los combatientes según las posiciones de estos y los escenarios, aunque simples, pegan muy bien con los muñecos.

Son estos últimos los más mimados a la hora del aspecto visual. Los modelos son simpáticos y las diferentes partes del cuerpo reaccionan ante nuestros movimientos de ratón de acuerdo con las leyes de la física, lo que convierte cualquier golpe en un espectáculo de miembros volando en todas direcciones.

En cuanto a los vídeos entre escenas, están rodados con mucho humor, en plan Kung Pow, con Mark Healy y sus amigos representando sus papeles con mucho entusiasmo y con diálogos muy simpáticos, que nos harán reír de vez en cuando.

Hay que destacar, que pese a ser un juego de bajo presupuesto, es posible configurar la resolución de mil maneras diferentes, incluidos modos de pantalla panorámica o el antialias (de hasta seis muestras). Incluso podemos utilizar un filtro para que todo el juego parezca una película antigua, con sus rayones y manchas.

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Otra cosa que puede aumentar la jugabilidad según el jugador que esté delante de la pantalla es la posibilidad de grabar películas de nuestras partidas. También podemos crear nuestro propio luchador mezclando diversas partes del cuerpo para poderlo utilizar en el modo multijugador o incluso importar nuestras propias skins para personalizarlo aún más.

En cuanto a este modo, además de poder disfrutar de él mediante las típicas opciones de Red Local o Internet, tenemos la posibilidad de combatir con otros 7 amigos en el mismo PC, siempre que dispongamos de suficientes ratones USB para todos. El juego nos ofrece varias modalidades como el consabido Deathmatch o el Shaolin Soccer, donde deberemos golpear una pelota hasta introducirla en la portería contraria.

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