Persona 2: Innocent Sin
Crimen y Castigo
Atlus sigue firme en su empeño por ofrecer la serie Persona en su totalidad al público occidental, el mismo que nunca antes pudo probar las mieles de Innocent Sin. En esta ocasión lo hace a través de un remozado, en formato de edición especial. Siguiendo los pasos de su antecesor, este JRPG ofrece altas cotas de calidad sin ahondar en el aspecto gráfico, que palidece ante la exquisita mecánica jugable.
Si hubiese que señalar una franquicia especialmente relevante en los últimos cinco años dentro del siempre convulso género del JRPG, probablemente Persona sería la más indicada para ilustrar' el conocimiento de los jugadores. Dilatada es la historia de Atlus en cuanto a producciones de bajo coste, generalmente destinadas a un público tan concreto como exigente. En los últimos tiempos hemos asistido a una especie de muerte y resurrección de un género que ciertamente -como discuten los expertos- se ha tambaleado ante su evidente incapacidad para adaptarse a la nueva generación. Esta situación se palpa en consolas de sobremesa -pocos argumentos sostienen lo contrario-, pero curiosamente sirve como contraste para comprender el por qué del auge del JRPG en portátiles. Especialmente en PSP, una consola que (quién lo diría) ha acabado por convertirse en un sostén a ojos de las compañías que se dedican al negocio. Ahí está Square Enix para confirmarlo.
Atlus tomó la decisión de expandir las influencias de Persona en PlayStation Portable a través de remakes -o remozados- en los que se mejora ostensiblemente la calidad gráfica, toda vez que se retoca la mecánica de combate aquí y allá para adaptarla a los tiempos que corren. Lo vimos en el desfase Persona 3/ Persona FES, por lo que no es de extrañar la soltura con la que Atlus se maneja en estos derroteros. Persona 3 Portable figura como uno de los cinco mejores títulos que han desfilado por el catálogo de la portátil, mientras que el remake del original, pese a no alcanzar las cotas de calidad del anterior, se muestra ducho a la hora de recalcar los motivos que han llevado a Persona a ser hoy una serie de culto entre los aficionados.
En Europa se analiza de distinta manera el hecho de recibir remakes de títulos que datan de mediados o finales de los 90, generalmente poco hábiles en cuanto a la presentación gráfica se refiere. Esto se debe principalmente al hecho de no haber recibido la versión original de estos títulos, con lo que se abre una posibilidad para explorar senderos que otrora sólo eran viables mediante la siempre engorrosa importación. Innocent Sin es la secuela indirecta (se emplean algunos retazos de la trama del original, pero no es imprescindible conocer uno para entender el otro) del UMD que apareció hace pocos menos de un año en el mercado europeo; en su día, Atlus quiso probar suerte con un estilo de juego que aunaba la interactuación social con el clásico dungeon-crawler, y para ello se aplicó la conocida fórmula de prueba y error. El resultado, remake mediante, no es tan halagüeño como cabía esperar en un principio, pero igualmente se mantienen las cotas de calidad que se esperan de una obra de esta envergadura.
La lógica nos lleva a pensar que nuestro objetivo principal en este caso pasa por asegurar la supervivencia del héroe. Tanto la suya como la de sus compañeros, ya que Persona no sería una franquicia de reconocido prestigio de no ser por la importancia de las relaciones sociales y, en mayor o menor medida, también por ser un pionero en el uso de nuevas estrategias para que el jugador se enganche con la mecánica. Atlus ha puesto en marcha una nueva traducción para que ésta se ajuste a los tiempos que corren, aunque desgraciadamente la edición que aterriza en España se encuentra totalmente en inglés. La comprensión textual no es excesivamente complicada, pero exige ciertos conocimientos en la lengua anglosajona, especialmente si tenemos en cuenta la cantidad ingente de conversaciones que se producen durante las primeras horas de juego.
Persona 2 es un JRPG chapado a la antigua, muy innovador para el momento de su lanzamiento -1999-, pero ciertamente desfasado en algunos aspectos si se compara con otras adaptaciones actuales (siendo la primera y más significativa, curiosamente, la versión portátil de P3P). Esto se sugiere principalmente en concepto de la cantidad ingente de combates aleatorios que hemos de sufrir desde que da comienzo la partida, tediosos en cuanto a ritmo, poco atractivos para la vista. Resulta curioso que Atlus haya decidido mantener intacto el formato de los combates y su ritmo (así como su cantidad) para luego actualizar el sistema de negociación con espíritus y demonios, en otra de las facetas que tradicionalmente suelen hacer acto de presencia en la franquicia.
Tratar de convencer a un demonio para que se una a nuestro equipo no es sólo trabajo del héroe, sino también del resto de personajes secundarios que nos acompañan. Lo mismo sucede con la integración social, que permite la creación de cierta rumorología para que los acontecimientos que tengan lugar durante la aventura se decanten en una u otra dirección, si bien es cierto que a la hora de la verdad existen pocas diferencias en lo que al planteamiento de la trama se refiere. En este sentido, el aspecto más destacable es el interesante trabajo que se ha realizado sobre la personalidad de los personajes. Aunque encontraremos a alguno que otro con encefalograma plano, lo cierto es que el desarrollo y evolución de su personalidad es cuando menos sorprendente para un título de la época (sin que ello implique que deje de ser sorprendente en la actualidad).
Como podrá comprobar el lector, los problemas de los que adolece este título son, en esencia, herencia del planteamiento que se puso sobre la mesa hace más de una década en el momento de lanzar al mercado Persona 2, cuya historia, dicho sea de paso, sigue los pasos que hubo ocasión de disfrutar con su antecesor. No es el único elemento que comparten, dado que el aspecto técnico se encuentra más o menos al mismo nivel. A diferencia de lo que sucedía en el caso de Persona 1, Innocent Sin llegaba al mercado japonés en 1999, una época en la que coexistió con pesos pesados de relevancia, muy superiores a nivel gráfico.
En cuanto se refiere a las novedades que se han incluido con respecto a la edición original, la más destacable es la presencia de un movie theatre' que nos permite disfrutar de dos nuevas misiones secundarias (Persona 2 está plagada de ellas a lo largo y ancho de su contenido), así como de los vídeos animados que aparecen mientras superamos los eventos más importantes de la trama. Es curioso que más allá de estas inclusiones Atlus no haya considerado necesario dar un nuevo sentido al argumento a través de la inclusión de un nuevo personaje (como se hizo en P3P y como se hará también en P4Gold), aunque como hemos repetido en varias ocasiones a lo largo del análisis, tratándose de la primera vez que Persona 2 se deja ver por estos lares, resulta difícil tachar este aspecto como un hándicap.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.