Odin Sphere

Atlus es una de esas pocas compañías que no dejan de sorprender con su buen hacer, tanto en el desarrollo como en la distribución. Encargados de hacer llegar a occidente los títulos de Nippon Ichi en su primera etapa (Disgaea, Phantom Brave), su labor en el desarrollo, principalmente con la saga Shin Megami Tensei -y sus ramas DDS, Devil Summoner, etc.-, se extiende ahora en Odin Sphere, donde se unen a Vanillaware en la elaboración de la secuela espiritual de Princess Crown.

Al igual que el recién mentado, Odin Sphere basa su motor gráfico en texturas en 2D de alta definición, sin olvidar el aspecto de dibujos animado que caracterizó a la anterior entrega. Asimismo, la cámara abandona su posición natural en el género para ofrecernos una perspectiva horizontal con scroll lateral, algo que resultará muy familiar a los conocedores de la saga Valkyrie Profile, apadrinada por Square-Enix. Ahora bien, pese a las apariencias, ambos títulos comparten poco o nada en común aparte del estilo de cámara que emplean, pues el RPG de Atlus se decanta por la acción pura y dura, dejando a un lado los combates por turnos.

El mundo en guerra
Cinco héroes distintos; cinco historias entrelazadas por un mismo destino en el que se dan cita referencias a la mitología nórdica, así como otros elementos presentes en cuentos infantiles o incluso en películas cuyo tema central se base en el del Apocalipsis, por radical que parezcan las diferencias entre ambos. Sólo es necesario admirar los diseños de los protagonistas de la historia para darse cuenta de que a Atlus le gusta inspirarse en grandes clásicos, como ya viene sucediendo en todas las entregas de Shin Megami Tensei o Megaten.

En él, un poderoso mago trata de descifrar una antigua profecía según la cual sólo el conjurador y sus elegidos sobrevivirían al Apocalipsis, convirtiéndose inmediatamente en reyes del mundo. Cada uno de los personajes de la aventura pertenece a un reino diferente y, por lo tanto, los objetivos a cumplir a la hora de tomar su papel son completamente distintos.  Por esta razón viajaremos solos, enfrentándonos en tiempo real a numerosas hordas de enemigos, cruzándonos de cuando en cuando con el resto de protagonistas de la historia.

La hija del todopoderoso Odín, Gwendolyn; la princesa del reino de las Hadas, Mercedes; una superviviente del declive de Valentine, Velvet;  un guerrero oscuro llamado Oswald y un príncipe convertido en monstruo son nuestros cinco elegidos. Podremos elegir indistintamente entre ellos, aunque la forma en la que sus caminos se entremezclan aún no se ha explicado con claridad.

Golpes a diestro y siniestro
Acción con toques de RPG, una fórmula ya bastante masticada aunque de eficacia más que probada a lo largo de los años. El control de los personajes se supone sencillo dado el motor gráfico empleado, como también los distintos golpes especiales a realizar. Contaremos con dos barras distintas de energía; una con nuestra salud y otra que determina la potencia de nuestros ataques estrella. A medida que derrotemos monstruos, puntos de experiencia se irán añadiendo a nuestro contador hasta aumentar de nivel.

En este sentido Odin Sphere no plantea un sistema nada complejo de entender, asemejándose así mucho a los típicos hack ‘n slash, esto es; avanzar, acabar con los rivales y repetir el proceso. Por este mismo motivo cobra tal importancia el aspecto gráfico, no para subsanar un a priori bien concebido modo de juego, sino para dar ese aire de J-RPG ante la falta de mayores elementos que hagan referencia al Rol. Con combates en tiempo real será muy interesante ver cómo han procurado no cometer los mismos errores que en Princess Crown. Entrega que, por cierto, hasta el día de hoy aún no ha visitado otro continente que el asiático.

Como decíamos, los gráficos cobran una importancia muy especial en este título. Los caracteres, pese a mostrar un evidente look inspirado en el anime, gozan de un gran número de expresiones y gestos, así como de movimientos. Ya en los vídeos se puede apreciar fácilmente este aspecto, como además la calidad con la que los mismos han sido recreados para la ocasión. Nada de personajes súper-deformed o similares, pues los objetos de los decorados así como los monstruos han sido realizados a escala con respecto al personaje principal.

Lo cual quiere decir que si nos enfrentamos a un dragón, éste casi sobresaldrá de la pantalla, por poner un ejemplo. Los efectos de los golpes especiales y los mundos que recorreremos parecen compartir el esmero empleado para realizar el resto de los elementos que componen el mundo de Odin Sphere. El hecho de funcionar bajo un motor completamente realizado en 2.5D permite que podamos disfrutar de animaciones muy coloristas y definidas, casi realistas dentro de lo que cabe en la animación. Siempre con zonas lúgubres, oscuras, todo acorde al argumento.

Y en la batuta...
Un genio en la materia: Hitoshi Sakimoto. Pocas palabras bastan para describir al creador de las últimas bandas sonoras de Square-Enix, no en vano fue parte de su staff durante algunos años, realizando trabajos tan loables como la BSO de Vagrant Story o Final Fantasy Tactics -en colaboración con Masaharu Iwata-. Sin embargo, sus ideales no le permitieron quedarse en una empresa que no le permitía expandir su trabajo hacia donde él quería, por lo que abandonaría para crear Basiscape.

No sorprende, por lo tanto, verle dirigiendo la batuta de un RPG ajena a Square-Enix. Su experiencia anterior le viene como anillo al dedo para  componer melodías épicas, con toques dramáticos adecuados para la ocasión. No hay más que escuchar el tema principal que se ofrece en la página web oficial americana para apreciar que Sakimoto sigue en plena forma.

El tiempo corre
Presentado a puerta cerrada en el pasado E3 bajo una gran expectación por parte de la prensa especializada, la popularidad del juego ha ido decreciendo a medida que han pasado los meses con respecto a la feria. Es posible que la salida de Final Fantasy XII haya cerrado un ciclo dentro del género en la consola de Sony, al menos en lo que a nivel técnico se refiere, campo donde no cabe duda alguna no cuenta con ningún rival a la medida. En un género donde frecuentan las continuaciones y la falta de originalidad, Odin Sphere promete dar a los jugones aquello que tanto echamos en muchas producciones de alto standing; diversión pura y dura.