Mario y compañía vuelven a Nintendo 64 con la secuela de uno de los juegos más divertidos y variados de todo el catálogo de N64, Mario Party 2..
Mario y compañía vuelven a Nintendo 64 con la secuela de uno de los juegos más divertidos y variados de todo el catálogo de N64, Mario Party 2..
Incomprensiblemente hemos recibido la secuela del exitoso Mario Party unos 6 meses más tarde de lo que deberíamos. En EE.UU. lleva dejando huella desde el pasado més de Febrero, y aquí, por el mismo hecho en que otros mil juegos se han retrasado (la producción masiva de Pokémon Stadium y Perfect Dark) no hemos tenido la oportunidad de verlo hasta hace relativamente poco, el 26 de octubre para ser exactos.
Puede que esta demora haya acrecentado las expectativas, que muchos estén esperando un lavado de cara importante, un borrón y cuenta nueva sobre cada una de las pruebas y un perfeccionamiento importante a nivel gráfico. En realidad no es así.
Cada una de estas mesas está infestada de casillas con un tipo de señal. En todas ellas se indica cual será tu próxima actuación. Por ejemplo, al caer en una circular azul, tan solo deberás preocuparte de que movimiento efectuarán tus rivales y esperar tu turno. Si por el contrario pisas la baldosa con la cara del archienemigo Bowser, este os someterá a un examen con mucho que perder, y poco que ganar. Entre estas catatrofes fígura el paseo de Bowser Jr, la pérdidad de monedas o el retroceso hasta el punto de partida. Hay alguna otra señalización importante: en la interrogación se sucederán los jugadores en pos de un desorden total de la posición que había anteriormente en la pista, y en la que contenga un signo exclamativo, la integridad monetaria de todo el grupo se verá afectada; hay tres cubos que giran aleatoriamente hasta que el jugador que haya activado esa prueba dé con ellos y defina cantidad, personaje y que tipo de material le sonsaca. Un desmadre.
En medio de la partida intervienen otros personajes que afectan el desarrollo de esta. Goomba, sin ir más lejos, te proporciona suculentas opciones tales como la posibilidad de conseguir el botín más preciado: la estrella. En ese mismo ámbito se mueve el pequeño Toad, omnipresente en el extenso periplo, y que de vez en cuando ofrece propuestas la mar de interesantes.
En el menú general hay ciertas variaciones que favorecen la interactuación con todos los modos de juego. La cosa se divide en cinco islas habitadas por árboles con la misma pinta que los arraigados en Kirby. Si quieres desmantelar todos los minijuegos tienes dos vías a seguir: o abrirlas por ti mismo en el modo principal, o simplemente, haciendo acopio del mayor número de monedas posibles para más tarde comprárselas al dicharachero Woody.
Los fondos prerrenderizados de cada escenario, al igual que el resto del apartado técnico, apenas introduce elementos innovadores. Ahora se ven algo más sólidos y mejor definidos, pero siguen faltos de profundidad, y hasta desentonan en ciertas zonas con los objetos móviles.
Resumiendolo, la pega es que se parece demasiado a su predecesor, y eso hace que se le infravalore. Como vereis, el juego no pretende atraer por la vista, por lo que se llama la atención del usuario mediante multitud de color y muchísima sencillez para evitar confusiones en las pruebas a varios jugadores.
m ú s i c a
s o n i d o f x
"Mamma Mia", "Here we Go", la algarabia impronunciable de Yoshi, la agudísima voz de Peach... toda esta gente está chalada. Solo dicen eso, ¡pero con que entusiasmo! Es poca cosa si se intenta reflejar con otro tipo de juegos, aunque MP2 va sobrado: sierras, martillazos, gritos, pistoletazos, rebotes de balón... un sinfín de ruidosa calidad y que convencen. Estamos tan bien acostumbrdos a oír tanta chifladería que ya ni le prestamos atención.
j u g a b i l i d a d
c o n c l u s i ó n
8
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.