Life is Strange, Impresiones Gamescom

Empecemos con una anécdota: el día en que el equipo de MeriStation estaba ya a punto de embarcar en el avion en dirección a la Gamescom de 2012, se anunció que Capcom había unido fuerzas con un equipo francés llamado Dontnod para dar forma a un videojuego llamado Remember Me. Este año, deja vú: mismo lugar, misma situación: leemos en la cola de la puerta de embarque que Dontnod anuncia su nuevo proyecto, aunque esta vez con Square Enix. Teniendo en cuenta que en esta redacción somos varios los que consideramos un juego de culto a Remember Me, teníamos muchas ganas de descubrir los pormenores de Life is Strange.

Lo hicimos el último día de la feria, en una presentación a puerta cerrada en una sala que simulaba ser la habitación de la protagonista del juego, llena de posters y fotos, libros y otros elementos típicos del cuarto de una adolescente. Un pequeño tráiler para ponernos en situación nos llevaba a una pequeña ciudad acogedora, Arcadia, en la que no parece pasar nada especial: los jóvenes van al instituto, los adultos al trabajo, hay cadenas de comida rápida, zonas de recreo, una playa con sus vistas al horizonte y un faro. Pero un día ocurre. Así conocemos a Max, la protagonista del juego, una muchacha normal con problemas comunes, que de un día para otro adquiere una serie de poderes especiales que le permiten retroceder en el tiempo.

Sin embargo, no tiene tiempo para salvar el mundo. Su vida es suficientemente intensa como para no necesitar de tareas añadidas y en este punto comenzaba la demo del juego, sin demasiadas explicaciones. Max volvía a su ciudad natal tras cinco años fuera y se reencontraba con Chloe, quien había sído su mejor amiga y ahora se encontraba totalmente cambiada, al menos en relación a cómo la recordaba. Si larga melena castaña había cambiado por un peli corto, teñido de azul, con una ropa alternativa y una personalidad más cerrada, como con miedo a que la volvieran a hacer daño. Max había evolucionado de otra forma, aunque su afición por la fotografía seguía presente.

Tras una pequeña charla, ambas se encontraban en la habitación de Chloe. Aquí se tomaba el control de Max, en tercera persona con posibilidad de movimiento libre de cámara hacia los lados, y debíamos interactuar con el escenario o ir directamente a halar con su amiga. Lo primer se realiza de la forma habitual, acercándose a objetos interactivos y pulsando un botón de acción, consiguiendo así más información sobre lo que la rodea (teléfonos, una televisión, fotos, etcétera); podía además moverse por la casa, explorar el escenario (en el pasillo se encontraban varias fotos de la Chloe que Max conocía) y demás. Al final el objetivo era dialogar con la joven.


 

En este punto se puso en práctica el motor que moverá el juego: el de las decisiones. Life is Strange, como otro juego que hemos visto este año en la Gamescom y con el cual comparte elementos en común (Until Dawn), trata en torno a las consecuencias de los actos, si bien aquí tenemos esa función de rebobinar o ir atrás en el tiempo durante unos minutos, lo cual puede parecer que reduzca el interés. Según sus creadores, no deberíamos pensar esto porque ir atras no significa que seguir el camino B en lugar del A vaya a traer las mejores consecuencias a largo plazo, claro.

En este caso, las chicas simplemente se ponían al día y se reprochaban la situación incómoda en la que se encontraban, cuando por ejemplo Chloe preguntaba si Rachel (otra amiga de Max) había ocupado su lugar como mejor amiga. Max salía de la habitación tras la charla y podía explorar más la casa, llegando al baño, a la cocina, e incluso el patio con jardín donde había un columpio y otros elementos que le traían recuerdos a la protagonista. En este camino, encontraba una especie de batería que necesitaba para ponérsela a una cámara y así recordar los viejos tiempos. Max volvía al cuarto de Chloe, y ambas se ponían contentas: subían el volumen de la música y fumaban, si bien algo las interrumpía de forma súbita.


 

El padre de Chloe picaba a la puerta, reclamando que le abriera. Aquí descubrimos el verdadero poder de ir atrás en el tiempo, mostrándosenos las dos opciones dependiendo de lo que eligiésemos. En el caso A, Chloe dejaba entrar a su padre, veía a Max y le recriminaba que estuviese alli. Luego encontraba un porro encima de la mesa, preguntaba de quién era y cuando Chloe le decía que era de Max, ésta la contradecía. El padre de Chloe le daba un bofetón a su hija por mentir y la secuencia terminaba con Max creyendo haber fallado a su amita. En el caso B, sucedía lo mismo con alguna variación: Max se escondía en un armario y cuando el padre de Chloe preguntaba por el porro, Max salía de su escondite para decir que era suyo y evitarle la reprimenda a su amiga. Tras esta secuencia, la demo terminaba con ambas saliendo de casa a escondidas, por la ventana.

Life is Strange es un juego interesante, inquietante porque su objetivo parece ser sencillamente 'vivir' desde el punto de vista de Max y lo que la rodea, sin muchos contratiempos, algo que podremos hacer en cuatro episodios de aproximadamente dos horas cada uno, y que se irán lanzando de forma gradual en algún momento del próximo año en PC, Xbox One, Xbox 360, PlayStation 3 y PlayStation 4, en formato digital. Poco más sabemos del juego de momento, aunque conocemos que tendrá varios finales basándonos en lo que elijamos en la aventura y que cada decisión será clave para el progreso de la historia; o eso se promete. Veremos si se cumple, pero de momento la cosa no parece ir en la mala dirección.