Jugando con los robots de Lego.

Los juegos de construcción de Lego, siempre han sido y siempre serán uno de los mejores juguetes que existen, tanto para grandes como para pequeños. Bionicle es una de sus muchas franquicias, que nuevamente se ha convertido en videojuego.

Es muy probable que todos los presentes hayan jugado alguna vez con algún producto de Lego. Una marca que se caracteriza por ofrecer unos juegos de construcción con los que se puede hacer casi cualquier cosa, siempre que se tengan las piezas necesarias.

Lego tiene muchas variantes, algunas enfocadas hacia un público más infantil, y otras hacia un público algo más adulto; aunque no cabe duda de que se pueden combinar las edades sin ningún tipo de complejos: el caso es pasarlo bien desarrollando la imaginación.

Y no es nada nuevo, que un producto de Lego se convierta en videojuego. Desde plataformas hasta juegos de fútbol, Lego se ha atrevido con casi todos los géneros que hay, poniendo a sus personajes como protagonistas, y ofreciendo, generalmente, la posibilidad de construir cosas dentro de sus videojuegos.

En este caso, Lego Bionicle es algo diferente. Bionicle es una variante robótica de ambiente futurista, que en este título se ha convertido en un juego de aventuras con toques de acción. Por supuesto usando los personajes de dicha franquicia como protagonistas.

En Bionicle, el jugador tiene la posibilidad de controlar a 6 robots diferentes, cada uno con sus habilidades y con sus propias fases. Aunque todos los robots se controlan de la misma manera, será imprescindible conocer bien la capacidad de cada uno para sortear los obstáculos.

Aunque la presencia en pantalla de Bionicle es realmente buena, no conviene dejarse engañar demasiado por las pantallas que acompañan este análisis. En este juego, a pesar de su buen acabado gráfico, hay ciertos puntos negros importantes que afectan a la jugabilidad.

Pero empezando por los puntos positivos, hay que hablar sobre todo de la animación. Los robots se mueven tan bien y tan suave que parecen estar realizados mediante captura de movimiento. Caminan, saltan, corren, trepan… todo lo hacen con una animación de lujo.

Por otro lado, hay que reconocer que están muy bien diseñados, con un tamaño que se adapta perfectamente a la pantalla de Game Boy Advance. Del mismo modo, la mayoría de los decorados están recreados con un nivel de detalle bastante alto, lo que crea una inmersión todavía mayor en el juego.

Es una lástima que todo lo visto hasta este punto quede ensombrecido por algunos fallos técnicos que deberían haberse evitado. En primer lugar está la cámara, que no sigue bien la acción. Tanto a la hora de saltar, como a la de desplazarse, tiende a quedarse atrás, lo que dificulta enormemente la tarea de explorar y avanzar la fase. En los enfrentamientos con enemigos también se vuelve un incordio, aunque si bien en este caso existe un botón para solucionar el problema.

Otro defecto que se le puede achacar es la repetición grafica de las fases. A pesar de que cada robot tiene la suya, y en esencia todas son diferentes, cada una se repite continuamente de principio a fin, lo que produce una ligera sensación de cansancio cuando se lleva un rato jugando.

En el apartado de menús, éstos son muy simples y funcionales. La pequeña historia que conduce el juego se cuenta mediante unas pantallas estáticas, eso sí, con los textos en inglés.

El apartado musical es de lo mejorcito que se puede encontrar en GBA. Unas melodías de corte dance muy bien escogidas, y que pegan de maravilla con el ambiente del juego. Además, suenan con una claridad digna de elogio.

El punto negro que las acompaña es el escaso número de ellas que hay, ya que todos los robots tienen la misma música, a pesar de jugar en escenarios diferentes. Además, tampoco es que sean muy extensas, por lo que se repiten bastante. Lo bueno es que al ser ritmos dance, su repetición tampoco se hace demasiado molesta.

Los efectos de sonido sí que salen mal parados. Hay muy pocos, y la mayoría de las acciones ni siquiera tienen su efecto por lo que se realizan en silencio, como por ejemplo el caminar. Y los efectos que hay, son demasiado sosos como para recibir alguna alabanza. En este aspecto, bastante mal.

Bionicle es otro juego de perspectiva subjetiva mediante fondos 2D que pretenden simular profundidad. El control de los robots se realiza como en cualquier otro juego de este tipo: cada botón de la cruceta mueve al robot en una dirección, aunque las direcciones de movimiento y los botones de la cruceta no se corresponden exactamente.

Es decir: al pulsar arriba en la cruceta, el robot se moverá hacia la zona superior derecha de la pantalla. Izquierda equivale a llevar al robot a la zona superior izquierda, y así sucede con las demás. Al principio hay que adaptarse, pero no cuesta demasiado, y menos si ya se ha jugado a algún título similar.

Luego, con A y B se realizan las funciones básicas, que son saltar y disparar. Pulsando dos veces A se puede hacer un doble salto, y dejando pulsado B, se puede cargar el disparo. L sirve para apuntar a los enemigos de manera automática, cosa muy útil cuando la cámara nos deja vendidos; y R sirve para mover la vista a nuestro antojo, muy útil si hay que hacer algún salto complicado.

El juego en sí mismo aúna el género de las plataformas, exploración y acción. La parte de plataformas es la peor realizada, pues no es nada intuitiva debido a la perspectiva de juego. Para facilitar las cosas, las plataformas suelen tener una sombra en el suelo que puede servir de referencia para calcular, pero no siempre es así.

La parte de exploración es necesaria para llegar al final de la fase, y la de acción, para darle algo de gracia eliminando algunos enemigos, que la verdad, no son nada del otro mundo.

Bionicle es otro juego más de un estilo que en GBA ya está bastante visto con mejores resultados, y con precios más asequibles. No es que sea malo, es que las alternativas son mejores en vista de los puntos negros que aparecen (y que molestan) con demasiada frecuencia. Puede ser recomendable para echar una partida y pasar algún rato, pero para poco más.