Knack, Impresiones

Knack parece una producción de la cinematográfica DreamWorks, en estética y en ciertos acabados o introducción de los personajes poligonales. De hecho Mark Cerny, su productor y uno de los responsables de grandes marcas PlayStation como Jak and Daxter, Crash Bandicoot o Ratchet and Clank, explicaba que le encantaría que se hiciera una película de este nuevo icono de Sony. Pero no estamos seguros de su persistencia en el tiempo, está claro desde ya que no tiene el peso de otras mascotas ni grandes aventuras. No falla en humor, aspecto visual ni atractivo para todas las edades, pero sí en algo que es básico siempre que se produce un salto generacional en sobremesa: la búsqueda de nuevos formatos y experiencias. Knack es un plataformas de acción muy anclado en lo clásico.

La historia narra cómo Lucas, un jovencito inventor de cosas, crea una especie de ogro a partir de una partícula con la propiedad de atrapar a otras, haciendo formas y transformaciones según el componente o grupo de componentes que magnetice. En el mundo de Knack, como manda el género, hay una serie de malvados enemigos, goblins en este caso gobernados por una bruja, clara referencia a la estética del medievo alternativo que tanto gusta a los juegos infantiles y otros universos de este tipo de producciones. Y sobre referencias, hay incluso guiños directos a Crash Bandicoot en aspectos como la música tribal o el diseño de algunos niveles que recuerdan a los templos del marsupial recoge-manzanas, aunque con menor plataformeo.

Knack es más bien una aventura de acción y mamporros, salpicada de puzzles o algunas grutas secretas que encontrar para recoger cartas que nos permitan mejorar al personaje y equiparle con ellas atributos superiores, como mayor resistencia o cadenas más largas de golpes. Además, otro ítem a buscar al mismo tiempo que los cofres con cartas es la energía amarilla que permite al jugador desencadenar los ataques speciales a medida que rellena de esta extraña sustancia las circunferencias bajo la barra de vida, todo en formato muy clásico y autorreferencial a un género que ya hoy no sorprende pero que sigue siendo adictivo, divertido y precioso en escenarios. Pues sobre éstos ya se pueden imaginar: una montaña con cascadas y escaleras de madera, un bosque nevado, grutas con lava, una central repleta de trampas y mecanismos o hasta un ciudad tomada por un ejército de robots goblins. En cada nivel Knack tendrá un tamaño y atributos, en función de la trama -completamente lineal- y sin ir aumentando de tamaño al personaje de forma progresiva, sino salpicando cada fase de unas mecánicas determinadas, también los puzzles.

Los componentes que formen al protagonista en cada momento y las cartas que lleva en su equipo son los que dictan por dónde podremos y no podremos pasar o contra qué somos más vulnerables. Esta importancia de las partículas -perfectamente movidas gracias al manejo de físicas de PS4- hace que también sea crucial la conexión con amigos, de manera que podremos compartir la partida con otro jugador en una misma consola llevando éste en determinados momentos al RoboKnack, un asistente robótico que se une al protagonista en algunas fases para prestarle su ayuda (manejado con el stick derecho en singleplayer). También como componente social el juego deja la opción de comprobar qué han encontrado nuestros amigos en las cuevas escondidas, qué cartas tienen y cuáles disponen para intercambio, pudiendo así buscar entre otros jugadores conocidos ese atributo que nos vendría bien en un momento concreto, como un jefe o el atasco ante un puzzle.

Gráficamente Knack es sólido y puntero en muchos aspectos. Ya Cerny exponía que en cuanto conocieron la arquitectura de PlayStation 4 pensaron que debían hacer un título que amortizara algunas de las novedades técnicas del sistema. Y, claro está, el juego con las partículas de manera individual y con física y peso propias para cada una es la gran baza vistosa de esta producción Doble A. Otros efectos que relucen son las animaciones, los acabados híper redondeados o la formación del agua, el fuego y la bruma, muy natural y orgánica. Los escenarios están considerablemente vacíos - al menos en los niveles mostrados hasta la fecha- lo que recuerda en exceso a juegos de hace años, asunto que ya veremos cómo le sienta a su calidad e intensidad final. Estará doblado al castellano y cuenta con composiciones musicales a cargo de músico de Crash Bandicoot y el primer Jak and Daxter.