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King's Bounty: The Legend

King's Bounty: The Legend

Digno de un rey

Para ser un héroe de corte clásico, hay que vivir aventuras, salvar hermosas damiselas y aniquilar fieros dragones. ¿Imposible de llevar a cabo, hoy día? Después de jugar a King's Bounty: The Legend no pensarás lo mismo...

En el sector del videojuego, cada vez es más difícil superarse. Aportar ideas originales o conceptos innovadores es una dura tarea, y el riesgo es muy alto. Lo mismo consigues revolucionar el género que hacerte con miles de detractores... No es de extrañar que las empresas busquen argumentos en el baúl de los recuerdos, con la sana intención de revitalizar títulos que muchos recuerdan con añoranza. Podéis llamarlo como queráis, pero en el mundo del cine han decido ponerle por sobrenombre 'remake'.

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Un efecto aún más curioso es el de proyectos que inicialmente parecen aislarse de esta vertiente de adquisición de ingenio, para dar un último giro y presentarse como máximos exponentes de la misma. Hoy os presentamos King's Bounty: The Legend, basado en su homónimo sin leyenda que poblara nuestros discos duros y consolas en los años 90. Claro que, en esta ocasión, el concepto de 'remake' queda un poco corto, ya que los responsables de 1C Company han decido mejorar gratamente el original.

Ambientado en un mundo de fantasía, King's Bounty es un juego de rol y estrategia donde la idea es ponernos en la piel de un buscador de tesoros, pero no de uno cualquiera. Ser un buscador real, es decir, al servicio de la corona, es un honor al que sólo acceden unos pocos elegidos. Para ello es necesario pasar un examen final, que hará las veces de tutorial del juego, aunque podemos saltarnos a la torera esto de las pruebas... al fin y al cabo, ser el mayor héroe que Endoria haya conocido es nuestro destino.

Lo primero será elegir qué tipo de personaje queremos controlar. El mago es un seguidor de la hechicería, y considera que los encantamientos son más poderosos que los ejércitos numerosos o la fuerza bruta. Por otro lado, el guerrero es un astuto comandante, que puede dirigir a docenas de tropas al combate. En última instancia encontramos al término medio entre ambos conceptos, el paladín, quien bajo la promesa de derrotar al mal allá donde more, busca el equilibrio entre el poder magia y la fuerza de sus vasallos.

Estos héroes y comandantes poseen ciertos atributos, que los hacen poseedores de un poderío mayor que el de los mortales comunes. El liderazgo sirve para establecer la cantidad de seguidores que podemos tener, mientras que el maná se usa en el lanzamiento de hechizos. Ataque, defensa o intelecto, son bonificaciones que se añaden a nuestras tropas, ya sea en labores ofensivas, defensivas o mágicas, respectivamente. El más interesante es la furia, que sirve para convocar poderosos espíritus en nuestro beneficio.

Igualmente, pueden desarrollarse habilidades, que se dividen en tres tipos: poder, mente y magia. Con 12 en cada grupo, y organizadas en forma de árbol, será necesario gastar unos objetos conocidos como piedras de poder para obtener un punto en un habilidad dada, hasta un máximo de tres por cada una. Según el valor de la habilidad, obtendremos bonificaciones y ventajas que pueden aplicarse tanto a nuestro héroe como a nuestros seguidores, en forma de reducción de costes o adquisición de poderes.
Sea cual sea nuestra elección, la partida seguirá el mismo curso. El título solamente contempla un tipo de juego, debido al peso del componente rolero en su desarrollo. Finalizado el tutorial del que os hablábamos antes, o aunque no lo hagamos, pasaremos a recibir nuestra primera misión como buscador de tesoros al servicio de su majestad, que marcarán la línea principal del argumento. Sin embargo, se nos ofrecen muchas y variopintas misiones secundarias a lo largo y ancho de estos territorios.

Para ayudarnos en nuestra empresa, contaremos con varias ayudas. La primera de ellas, y absolutamente necesaria, son las tropas. Podemos contar con hasta cinco unidades, ya sean del mismo o de diferentes tipos. Sin ellas, no podremos entrar en combate, ya que nuestro personaje no quiere involucrarse en esas cosas directamente, y nuestro destino estará sellado. El ejemplo más famoso de este estilo de juego, es la saga Heroes of Might & Magic, aunque se había basado a su vez en el primer King's Bounty...

Las unidades a nuestro mando pueden ser de varias clases. Hay caballeros, espadachines, campesinos, goblins, diablos, vampiros... hasta 90 tipos diferentes, divididos en Humanos, Elfos, Enanos, No-Muertos, Demonios y Ogros, tal y como mandan los cánones en la fantasía heroica. Aparte, existen otras tantas criaturas que se consideran neutrales, y no pueden englobarse en ninguna de estas razas, como los bárbaros, piratas, grifos o dragones. Eso sí, no todos están deseosos de luchar de nuestro lado.

La cantidad máxima de estas unidades a nuestro servicio, viene dada por tres aspectos limitadores. El primero, como decíamos antes, nunca tendremos más de 5 divisiones a nuestro servicio. El segundo es el liderazgo, que debe ser mayor que el del total de las tropas. Por último, el oro, ya que sin este preciado material, nos será imposible contratar los servicios de nuevas unidades... aunque hay otras maneras de encontrar seguidores durante nuestros viajes por el mundo de Endoria.

Otra de las ayudas en nuestra aventura será la magia, y esta puede aparecerse de varias maneras. Existen más de 60 hechizos, divididos en 3 escuelas de hechicería: orden, distorsión y caos. Para poder utilizar un encantamiento, es necesario que lo hayamos aprendido o que poseamos un pergamino con las instrucciones s precisas para llevarlo a cabo. La diferencia entre los dos métodos radica en que la segunda es temporal, ya que el papel con el hechizo se volatilizará una vez usado, mientras que la primera gastará maná.

Como King's Bounty tiene mucho de rol, no podían faltar los objetos y artefactos. Algunos de los mismos son de un limitado número de usos, tras los cuales se desgastarán. En cambio, existen otros tantos que sirven para ser portados, de manera que modifican positiva o negativamente algunas de las características del personaje. De forma lógica, existen ubicaciones específicas para algunos de los elementos de equipo, como cabeza, torso, manos... aunque algunos pueden ser usados en más de una zona.
Pero, sin lugar a dudas, el mejor apoyo que tendremos en la partida será la furia. No podremos usarla hasta que logremos los objetivos marcados por el rey Mark en su tercera misión, pero desde ese momento se nos otorgará una caja de furia. En ella moran cuatro espíritus, con los que podremos conversar para obtener información, o intentar que obedezcan nuestros mandatos. Claro está, para que accedan a nuestras peticiones, nosotros tendremos que hacer algún favor antes por ellos... nada es gratis.

Zerock, furia de la piedra, es un magnífico aniquilador de magos que solamente se pondrá a nuestro servicio si antes acabamos con una tropa de los mismos. Sleem, furia del pantano, simplemente nos pedirá que lo alimentemos con venenosas alimañas. La furia del hielo, Lina, querrá recargar sus dispositivos tecno-mágicos, ya que proviene de un mundo diferente al nuestro. Por último, está la furia de la muerte, de original nombre Muerte, y cuyo deseo es encontrar un símbolo extraviado siglos atrás.

Con los conceptos claros, las hazañas son cuestión de tiempo. Lo primero será cumplir objetivos y buscar nuevas aventuras, para lo cual será necesario viajar por estas fantásticas tierras. El movimiento, a diferencia de en Heroes of Might & Magic, se hace en tiempo real, y no por turnos. Nuestra representación en el mundo será nuestro personaje montado a lomos de su corcel, y con el ratón lo iremos dirigiendo por el camino que consideremos correcto... aunque todavía nos aguardan unas cuantas sorpresas más.

Algunas son buenas, ya que a lo largo del terreno encontraremos objetos, cristales de maná o de poder, estandartes que aumentarán nuestro liderazgo o incluso tropas deseosas de unirse a nuestras filas. En estos casos simplemente hay que acercarse y recoger la representación del objeto o hacer clic sobre la unidad. Claro que eso solamente ocurrirá en el mejor de los casos, ya que la mayoría de las veces nos encontraremos con que nuestro botín cuenta con un fiero protector, poco dispuesto a compartirlo.

Antes de pasar a los enemigos, diremos que también es posible hallar diferentes construcciones, dentro de las cuales encontraremos personajes de lo más diverso que pueden encargarnos nuevas misiones, o comerciantes de objetos y hasta vendedores de tropas. El castillo de nuestro rey y señor cuenta como uno de estos edificios, a todos los efectos, y dentro podemos tanto hablar con su majestad como proveernos de pergaminos, artefactos o unidades para reponer las bajas que hayamos tenido en el combate.

Dichos enfrentamientos comienzan en cuanto entremos en contacto con un enemigo en el mapa. Los muy malvados no suelen estarse quietos ante nuestra presencia, así que si no queremos entrar en batalla, siempre nos queda el darnos la vuelta y huir... si no fuera porque suelen elegir lugares estratégicos para ubicarse y evitar nuestra retirada. Además, no hay que tener miedo al enemigo... ¿o qué clase de héroes somos nosotros? Por si acaso, es posible revisar el nivel del oponente antes de decidirnos por el heroísmo.
En batalla el aspecto de King's Bounty cambia. No de forma estética, como ya comentaremos un poco más adelante, si no en modo de juego. Si alguno se preguntaba porque este juego se engloba dentro del género de la estrategia, ahora responderemos a sus dudas. Nos acercaremos con la cámara al terreno, que se transformará un escenario dividido en casillas hexagonales, para situar en un extremo del tablero a las unidades enemigas, y al otro, nuestras tropas. Prohibido golpear hasta que suene la campana...

Se pasará a un sistema de turnos, dentro de los cuales cada tropa actuará en su momento de iniciativa. Cuando le toque a alguno de los nuestros, tendremos varias opciones. La primera, y más básica, es movernos una serie de hexágonos, tantos como puntos de acción tenga la unidad. Otra posibilidad es atacar, ya sea cuerpo a cuerpo, si el enemigo está adyacente a nosotros, o a distancia, con magia o armas de proyectil, claro que la efectividad depende mucho de la distancia al objetivo.


En lugar de realizar cualquier acción de las anteriores, podemos usar alguna de las habilidades de la tropa, si las posee. Algunos ejemplos son los diferentes tipos de proyectil de los arqueros, la posibilidad de aumentar los puntos de acción que tienen los osos, un aullido que atemorizará a los enemigos o hasta transformarnos en lobos, si somos licántropos. Claro que algunas habilidades sólo pueden usarse una vez en el combate, mientras que otras deben reponerse antes de volver a ser utilizadas.

Si contamos con hechizos, aunque sea en pergamino, también puede ser un buen momento para usarlos. Algunos son útiles sin los lanzamos para beneficiar a nuestras tropas con mayor velocidad o mejor precisión, mientras que otros sirven para entorpecer al enemigo o incluso dañarlo. Sólo existe una limitación, y es la de realizar un conjuro por turno. Bueno, y la de poseer el suficiente maná como para finalizar el proceso de hechicería, pero esta se supone bastante lógica a estas alturas.

La realidad es que cada unidad no se compone de un número fijo de individuos, si no que al igual que en Heroes of Might & Magic, esta cantidad es variable. Debido a ello, el efecto de los ataques se resuelve según el número de efectivos que posee la unidad, frente a la del enemigo. Por ello, una unidad muy poderosa pero con pocos componentes, puede sufrir estragos si una extremadamente numerosa ataca, aunque esta esté formada por los tipos más torpes de toda Endoria. De ahí lo de la unión hace la fuerza.

Además, es posible que el campo de batalla cuente con diferentes elementos, ajenos a uno u otro bando. Colmenas que ataquen a unidades de forma aleatoria, cofres con tesoros u oro, barriles de pólvora bastante inestables, ataúdes donde convocar esqueletos... unos cuantos ejemplos de cómo la suerte puede aliarse para trastocar la trayectoria de alguno de los bandos. Por fortuna, estos elementos aleatorios suelen situarse a mitad de camino, sin suponer una ventaja excesiva para ninguna de las facciones.
Si ganamos la batalla, cosa que no dudamos, recibiremos oro y experiencia. Con la suficiente cantidad de esta segunda recompensa, conseguiremos un avance de nivel, que se traduce directamente en una cantidad de piedras para dedicar a nuestras habilidades, así como la posibilidad de desarrollar uno de los atributos, a elegir entre dos propuestas por parte del sistema. Lo malo es que conseguir suficientes puntos como para aumentar de nivel es complicado, incluso en los niveles más bajos del juego.

Así, en un ir y venir de batallas con diferentes enemigos, progresaremos en la línea argumental. En este sentido nos encontraremos con oponentes de niveles variables, siendo la dificultad de los más bajos muy simple, y la de los enemigos un poco mayores bastante descompensada. Este es un punto a tener en cuenta, que suele provocar que el usuario termine buscando siempre los enemigos más débiles, por temor a que los encuentros con los poderosos no compensen el esfuerzo ni las pérdidas.

Vamos a resolver otra duda pendiente. ¿Alguien se recuerda que nuestro título era el de buscador de tesoros de la corona? Bien, este cargo no es simplemente nominativo, ya que una de las opciones disponibles en el mapa es la de cavar en busca de algún botín escondido. Claro que, dado lo amplio de este mundo... ¿dónde debemos excavar? En esta ocasión, la X no marcará el lugar, aunque sí que observaremos algún tipo de efecto luminoso cuando nos acerquemos a la ubicación de un tesoro.

Se puede asegurar que la mecánica del juego es sumamente sencilla. A pesar de su apartado rolero, no contiene demasiadas opciones en ese sentido, más allá de la obtención de objetos o subidas de nivel. El desenlace de los combates es igualmente asequible, tanto para jugadores con altos grados de experiencia como para los más novatos. Sin embargo, esta sencillez no implica que lograr los objetivos, o vencer a los enemigos, sea un proceso trivial, ya que en ocasiones exige lo máximo de nuestro saber estratégico.

Los viajes de nuestro héroe nos llevarán a varios lugares, y nada más introducirnos en una nueva zona, sabremos que ya no estamos en casa. Tanto los enemigos, como los elementos del escenario, varían en consecuencia del lugar donde nos encontremos, haciendo de la exploración un apartado clave en King's Bounty: The Legend. Es de agradecer que el protagonista viaje a lomos de un caballo, pero es perfectamente posible adquirir un bote para nuestros viajes marinos... o incluso una balsa para el pantano.

Si queremos objetivos secundarios, simplemente tendremos que hablar con alguno de los NPC que encontraremos en edificios o incluso dispersos por el escenario. A cambio de lograr la misión, se nos ofrecerá oro, experiencia e incluso artefactos o tropas. Por ello, no dudéis en hablar hasta con el más extraño personaje que os encontréis en vuestras andanzas, porque parece que desde nuestra llegada a Endoria, todo el mundo necesita un poco más de ayuda en su día a día.
La cantidad de misiones alternativas no se queda corta, y servirán para que el héroe adquiera más experiencia y recursos, de manera que seguir con el objetivo principal no signifique un esfuerzo mucho más allá de lo debido. En este caso, debido a lo complicado de conseguir avances de nivel, que ya comentábamos antes, la existencia de este tipo de historias paralelas es mucho más útil que en otros juegos, si bien no llega a paliar del todo dicha desventaja... y sigue quedando la de los enemigos.

Mirando el apartado gráfico, el de King's Bounty es un claro ejemplo de pulcritud. Entornos bien definidos, así como unos modelos de personajes o representaciones de objetos claras e inconfundibles. Lo más destacable en este aspecto es lo colorido de todos y cada uno de los elementos, y como dicho colorido cambia a otras tonalidades en cuanto nos introducimos en cuevas o cambiamos a zonas más tenebrosas. Las animaciones en el mapa son correctas, y todos los elementos que aparecen tienen alguna.

Ese dinamismo, que termina por impregnar todo el juego, se hace también presente en las batallas. No se cambia para nada la parte visual del título, y se hace uso de los mismos modelos que se verían en el mapa, aunque ahora la cantidad de movimientos es mucho mayor, para hacer frente a los distintos comportamientos dentro del combate. Eso sí, no puede evitarse que las unidades que no se están moviendo en un momento dado, puedan permanecer algunos segundos tan quietas como estatuas, antes de hacer algún gesto.

Sin llegar a un nivel tan bueno, el sonido cumple su cometido. Si bien las cinemáticas y algunos de los eventos principales están dotados de voz, perfectamente doblada a nuestro idioma, se podría haber dotado de habla a las tropas, al menos a las de aspecto humanoide. Aún así, el hilo musical no entorpece el desarrollo del juego, ni termina por llevar al usuario a un intento por jugar en silencio, prefiriendo la calma al horror sonoro. Nada especialmente destacable en este aspecto, para bien ni para mal.

7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.