Combatiendo en la guerra de los cien años

Juana de Arco es un juego peculiar. Básicamente podemos decir que se trata del clásico beat'em'up en el que debemos despachar cientos de enemigos mientras estos se agolpan en pantalla, a golpe de teclado y ratón. Pero en este caso, los chicos de Enlight software, con Trevor Chan a la cabeza, han intentado ir un poco más lejos.

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Unido a lo anteriormente comentado, veremos elementos típicos de JDR (o RPG), como es el uso de un inventario y la posibilidad de ir recuperando equipo, los niveles de experiencia y la posibilidad de mejorar nuestras técnicas de combate. Y aun más, lo que diferencia realmente a este título de su competencia son algunas campañas que pueden jugarse como si se tratase éste de un juego de estrategia en tiempo real.

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Dicho así, suena bonito. La idea no es mala, un RPG mezclado con RTS, y de haber contando con un presupuesto mayor, seguramente estaríamos hablando aquí de uno de los bombazos de la temporada. Pero la realidad es que Juana de Arco es un juego modesto al que no se le puede pedir mucho, y a pesar de la ambición de sus desarrolladores, posee graves problemas que le impiden llegar a ser lo que intenta ser.

Audio / vídeo

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Un dato curioso, la resolución del juego es obligatoriamente 1024x768. La configuración únicamente nos permite ajustar la carga gráfica (como por ejemplo activar/desactivar hierba, o la distancia de visión). Esta limitación seguramente venga dada para evitar tener varios tipos de menús e imágenes adecuados a cada resolución, ahorrando al estudio de desarrollo tiempo y esfuerzo. Es un detalle que no molesta, ya que la resolución elegida es un estándar a día de hoy, pero es un detalle curioso que nos va dando pistas de la calidad del programa.

Centrándonos ya en el juego propiamente dicho, hay que reconocer el buen hacer de los grafistas, que han sabido modelar (y texturizar) unos personajes y entornos con colores muy vivos y atrayentes. El acabado grafico recuerda a títulos como Blade: The Edge of Darkness, con la diferencia de los años que les separa, claro.

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Y ¿cómo es el motor grafico? Bueno, dista mucho de los grandes (léase Far Cry, UnrealEngine...) pero a pesar de ello se muestra digno. Tras probarlo en varias configuraciones de hardware, no he tenido problema alguno y durante los días de análisis nunca dio fallo alguno. Aunque carece de los ya típicos efectos con Píxel Shaders, esconde algún que otro detalle bonito, como son los reflejos del agua, muy bien conseguidos.

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El mayor problema del motor gráfico viene dado cuando las ingentes hordas de enemigos hacen acto de presencia. Da igual que no se vean en pantalla, basta con que estén ahí para ralentizar sobremanera el juego. Aunque en las primeras dos misiones no se aprecia, a partir de la tercera la lentitud de carga a veces puede sacarnos de quicio. Molesta bastante ver como estás tomando una torre, y de repente el juego se para a cargar el mapa. Tener a 20 soldados alrededor, con el juego detenido y sin saber cuando volverá a la acción no es una experiencia gratificante. Podemos apreciarlo también en elementos como la hierba, que tiene ‘la manía' de aparecer cuando ya estamos encima de ella, y volver a desaparecer con solo cambiar el ángulo de cámara.

En cuanto a los efectos de sonido, cumplen. Choques entre espadas, golpes en armaduras, gritos de guerra, etc, han sido bien realizados, lo mismo se aplica a la música, temas épicos que dan una gran ambientación al juego. En algunas misiones, por ejemplo la cuarta, recuerda bastante a la película Piratas del Caribe: La maldición de la perla negra. Lamentablemente, dada la duración de cada misión, acaban por hacerse bastante repetitivas y prescindibles.

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Destacar que ZetaGames ha traducido todos los textos (incluidos aquellos que son gráficos) a un perfecto castellano. Las voces, no muy trabajadas, también han sido dobladas, algo muy a agradecer.

Guión

La trama del juego se basa, obviamente, en la leyenda surgida de la vida de Juana de Arco. Para aquellos que desconozcáis la misma, aquí tenéis un resumen:

La también conocida como Doncella, nació en el año 1412 en el Ducado de Bar, Francia. Hija de campesinos, Juana creció en el campo y nunca aprendió a leer ni a escribir. Pero su madre, muy piadosa, le infundió una gran fe en la religión y hacia la Virgen María. Su gran deseo era llegar a la santidad y no cometer nunca ningún pecado.

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Francia por aquel entonces se encontraba en muy grave situación. Invadida por los ingleses, estos iban posesionando rápidamente de muchas ciudades y hacían grandes estragos.

A los catorce años Juana empezó a sentir unas voces que la llamaban. Al principio no sabía de quién se trataba, pero después empezó a ver resplandores y que se le aparecían el Arcángel San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita y le decían: "Tú debes salvar a la nación y al rey".

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Por temor no contó a nadie nada al principio, pero después las voces fueron insistiéndole fuertemente en que ella, pobre niña campesina e ignorante, estaba destinada para salvar la nación y al rey y entonces contó a sus familiares y vecinos. Las primeras veces las gentes no le creyeron, pero después, ante la insistencia de las voces y los ruegos de la joven, un tío suyo la llevó frente al comandante del ejército de la ciudad vecina. Ella le dijo que Dios la enviaba para llevar un mensaje al rey, pero el militar no le creyó y la despachó otra vez para su casa.

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Sin embargo unos meses después Juana volvió a presentarse ante el comandante y éste, ante la noticia de una derrota que la niña le había profetizado, la envió con una escolta a que fuera a ver al rey.

Llegada a la ciudad pidió audiencia al rey. Éste, para engañarla, se disfrazó de simple aldeano y colocó en su sitio a otro. La joven llegó al gran salón y, en vez de dirigirse hacia donde estaba el reemplazo del rey, guiada por las "voces" que la dirigían se fue directamente hacia donde estaba el rey disfrazado. Le habló y le contó secretos que el rey no se imaginaba. Esto hizo que el rey cambiara totalmente de opinión acerca de la joven campesina.

Ya no faltaba sino una ciudad importante por caer en manos de los ingleses. Era Orleans y estaba sitiada por un potente ejército inglés. El rey Carlos y sus militares ya creían perdida la guerra, pero Juana le pide al monarca que le conceda a ella el mando sobre las tropas. El rey accede. Juana manda hacer una bandera blanca con los nombres de Jesús y de María y, al frente de diez mil hombres, se dirige hacia Orleans.

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Animados por la joven capitana, los soldados franceses lucharon como héroes, expulsaron a los asaltantes y liberaron Orleans. Luego se dirigieron a varias otras ciudades y las liberaron también. Juana no luchaba ni hería a nadie, pero al frente del ejército iba de grupo en grupo animando a los combatientes e infundiéndoles entusiasmo y varias veces fue herida en las batallas.

Después de sus resonantes victorias, Santa Juana consiguió que el temeroso rey Carlos VII aceptara ser coronado como jefe de toda la nación. Y así se hizo con impresionante solemnidad en la ciudad de Reims.

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Pero vinieron luego las envidias y entonces empezó para nuestra santa una época de sufrimiento y de traiciones contra ella. Hasta ahora había sido una heroína nacional. Ahora iba a llegar a ser una mártir. Muchos empleados de la corte del rey tenían celos de que ella llegara a ser demasiado importante y empezaron a hacerle la guerra.

Faltaba algo muy importante en aquella guerra nacional: conquistar París, la capital, que estaba en poder del enemigo. Y hacia allá se dirigió Juana con sus valientes. Pero el rey Carlos VII, por envidias y por componendas con los enemigos, le retiró sus tropas y Juana fue herida en la batalla y hecha prisionera por los Borgoñones.

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Los franceses la habían abandonado, pero los ingleses estaban sumamente interesados en tenerla en la cárcel, y así pagaron más de mil monedas de oro a los de Borgoña para que se la entregaran y la sentenciaron a cadena perpetua.

Los ingleses la hicieron sufrir muchísimo en la cárcel. Las humillaciones y los insultos eran constantes todos los días y a todas horas, hasta el punto que Juana llegó a exclamar: "Esta cárcel ha sido para mí un martirio tan cruel, como nunca me había imaginado que pudiera serlo". Pero seguía rezando con fe y proclamando que sí había oído las voces del cielo y que la campaña que había hecho por salvar a su patria, había sido por voluntad de Dios.

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En ese tiempo estaba muy de moda acusar de brujería a toda mujer que uno quisiera hacer desaparecer. Y así fue que los enemigos acusaron a Juana de brujería, diciendo que las victorias que había obtenido era porque les había hecho brujerías a los ingleses para poderlos derrotar. Ella apeló al Sumo Pontífice, pidiéndole que fuera el Papa de Roma el que la juzgara, pero nadie quiso llevarle al Santo Padre esta noticia, y el tribunal estuvo compuesto exclusivamente por enemigos de la santa. Aunque Juana declaró muchas veces que nunca había empleado brujerías y que era totalmente creyente y buena católica, sin embargo la sentenciaron a la más terribles de las muertes de ese entonces: ser quemada viva. Encendieron una gran hoguera, la amarraron a un poste y la quemaron lentamente.

Murió rezando y su mayor consuelo era mirar el crucifijo que un religioso le presentaba y encomendarse al Señor. Invocaba al Arcángel San Miguel, al cual siempre le había tenido gran devoción y pronunciando por tres veces el nombre de Jesús, entregó su espíritu. Era el 29 de mayo del año 1431. Tenía apenas 19 años. Varios volvieron a sus casas diciendo: "Hoy hemos quemado a una santa".

23 años después su madre y sus hermanos pidieron que se reabriera otra vez aquel juicio que se había hecho contra ella. El Papa Calixto III nombró una comisión de juristas, los cuales declararon que la sentencia de Juana fue una injusticia. El rey de Francia la declaró inocente y el Papa Benedicto XV la proclamó santa.

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Jugabilidad

Hemos visto que el juego, a pesar de no tener un motor novedoso, tiene unos gráficos lo suficientemente resultones como para poder resultar atractivo, la música no es mala, pero, ¿es jugable?

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Veamos, el juego propone un sistema de lucha basado en combos, la ya clásica combinación de teclas para lograr golpes especiales, que podemos ir mejorando al ir adquiriendo experiencia en los sucesivos combates. Pinta bien, hasta que topamos con el primer grupo de enemigos.

Y es que son los enemigos, y concretando su IA, la que hace aguas y por tanto estropea la posible experiencia lúdica. Los adversarios se limitan a dar vueltas alrededor nuestro, y ocasionalmente nos lanzan un espadazo. Es francamente fácil darles muerte. La solución que parece haber tomado el equipo de Trevor Chan es pongamos a 50, y así será mas difícil. Al final las partidas se reducen a verse rodeado de al menos 20 personas dando golpes sin parar, mientras tu intentas salir del tumulto e ir eliminándolos. Es el sistema por excelencia de un beat'em'up, sólo que aquí no resulta muy jugable.

Existen muchas anécdotas de la pésima IA de la que hace gala el juego. Por ejemplo, en la segunda misión, consistente en defender el pueblo, los arqueros que tenemos a nuestra disposición pueden ser empujados por Juana (con solo pasar andando al lado de ellos), impidiendo que puedan disparar fuera, y estos no harán absolutamente nada por volver a su posición.

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En esta misma misión, si nos acercamos a las puertas y las abrimos, una masa brutal de enemigos aparecerán por arte de magia en el camino para abrirse paso. Basta cerrar de nuevo la puerta para que se queden en el pasillo de entrada sin poder hacer nada. Si eliminamos a los arqueros que manejan las catapultas, no podrán entrar nunca jamás (a los 100 tíos que están en la entrada esperando no se les ocurre darle golpes a la puerta ni hacer nada más que estar pegados unos con otros). Ahora viene lo mejor, hacemos que Juana baje a la entrada, y nos liamos a dar estocazos pegados a la puerta: iremos matando a todos, sin perder ni un solo punto de vida y de la forma más fácil y tonta posible.

Es una lástima, porque el juego apuntaba maneras. Y luego, detalles como la sorpresa de ver que puedes montar los caballos desaparece en cuanto observas el pésimo control que tienes encima de ellos. Y lo mismo puede decirse del modo RTS, una gran idea mal llevada a la práctica.

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Juana de Arco podría haber sido muy buen juego, y aun con todos sus defectos, las virtudes de este título pueden proporcionarte unas cuantas horas de diversión, si eres un gran fan de los mata-mata.

Comparándolo con...

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A pesar de los años, Blade con su sistema de combos supera ampliamente a Juana de Arco. Carece de la profundidad a nivel de RPG/RTS, pero como juego de acción resulta mucho más jugable. Si nos fijamos en el lado rolero, por un precio similar tenemos Gothic, rol en tercera persona por el que no pasan los años. La mezcla con RTS podríamos verla en Savage, aunque tiene poco que ver con el juego que nos ocupa.

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En conclusión, Juana de Arco, la primera entrega de la serie Wars & Warriors, es un juego que en el papel posee un gran potencial, pero que se ha visto traicionado por un escaso presupuesto. Esperemos que los próximos pulan este sistema, que, lamentablemente, por ahora sólo promete.

Manual

Un bonito manual de 42 páginas, en castellano, a todo color, muy útil para consultar todos lo controles del que dispone el juego, que son unos cuantos. Bien redactado y en el que no se aprecia ningún error de imprenta.

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Lo que está bien

Lo que no está tan bien

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Enlaces

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