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Ixion

Ixion

Gestión espacial

Ixion, análisis. La última esperanza de la humanidad

El nuevo juego de los creadores de Warhammer 40.000 Mechanicus es un título de gestión espacial que destaca por su arte, historia y una maravillosa BSO

Actualizado a

La trayectoria de los juegos de gestión y estrategia es tan heterogénea como las temáticas que han manejado. No sólo es una cuestión de temas, de si gestionar ciudades en diferentes periodos históricos, mazmorras, líneas de transporte, hospitales o cadenas de pizzas, ya que más allá de eso está el diseño, las mecánicas y la combinación de acciones, reacciones y consecuencias que se ha implementado, el alma del juego. Cada título tiene una filosofía, unos objetivos, un ritmo y una forma de entender un género que no entiende de caminos trillados. Por supuesto, están los grandes referentes y su sombra es alargada e influyente, pero suelen ser juegos diversos en mecánicas, ritmos e ideas.

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En los últimos tiempos han proliferado dos vertientes dentro del género. Por un lado, influenciado por el éxito de Factorio, se han popularizado juegos en los que el objetivo es organizar cadenas de montaje y conseguir automatizar procesos complejos de numerosas partes móviles para lograr una producción determinada. Por otro lado, se han popularizado toda clase de títulos de gestión en tiempos de supervivencia, muchas veces con temática zombie pero con otros muchos ejemplos entre los que destaca esa lucha descarnada contra el frío que es Frostpunk.

El reto de la supervivencia

Ixion es parte de esas dos corrientes en forma de juego espacial. En los tráilers parece un evocativo título de construcción de estaciones espaciales, amparado en su magnífico arte y banda sonora. Pero una vez que comienzas a jugar descubres que es un brutal reto de supervivencia en el que el futuro de la humanidad pende de un hilo y debemos hacer lo imposible para mantener flotando una estación espacial que se se desintegra a cada momento que pasa, a la vez que tenemos que lidiar con multitud de problemas de forma simultánea: gestión de recursos limitados en un espacio igualmente limitado, gestión de una creciente población a la que hay que dotar de elementos básicos y gestión de una exploración espacial que hay que hacerla a toda prisa y con el tiempo corriendo en nuestra contra.

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El juego de Bulwark Studio parece una auténtica cura de humildad para los que piensen que se les da bien esta clase de títulos. Es fácil comenzar, ir avanzando un poco y encontrar que te has metido en una situación irresoluble por falta de recursos, o por no dar respuesta a los problemas estructurales o sociales de una estación espacial que hay que construir sobre la marcha. Las primeras horas con el juego son bastante brutales, ya que sólo el casco de la nave requiere de una provisión constante de materiales que también necesitamos para otras estructuras, además de que hay numerosas penalizaciones si no hacemos las cosas de una manera determinada.

¿Cómo podemos fallar? Si no gestionamos correctamente la estabilidad social, no tenemos un buen número de trabajadores, no los alimentamos correctamente o no les procuramos atención médica adecuada, empezará a fallar rápidamente la confianza en nuestra gestión. Si no lo atajamos, empezarán a sucederse accidentes y huelgas de forma intensiva, que cortarán nuestras líneas de suministro y nos impedirán producir los recursos que necesitamos no ya para avanzar, sino para sobrevivir. Los fallos generan otros fallos en cascada y la necesidad de demanda de recursos constantes en un entorno en el que son finitos y a veces difíciles de conseguir genera ansiedad y una sensación de muerte inminente que hará más de uno querer dejarlo entre el episodio 1 y el 2.

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Un muro difícil de superar

Los desarrolladores han ido ajustando el número desorbitado de accidentes por falta de trabajadores que se producían antes de que pudieras pestañear, muy problemáticos porque no sólo paralizaban la instalación determinada, sino que creaban problemas de estructura en el armazón de la nave, que ya de por sí necesita mantenimiento constante y es fácil que entre en números negativos a gran velocidad. Pero aún así, la impresión inicial es bastante desalentadora. Sin embargo, lo que parece un reto complejo tiene también sus mecanismos internos para facilitar las cosas. Ixion es un juego muy determinista que deja poco espacio a la imaginación o la creatividad en la resolución de problemas. Hay que crear estructuras de una forma determinada y desbloquear lo antes posible la segunda generación de tecnología, que tiene elementos esenciales para nuestra supervivencia de forma más sostenida. De hecho son muchos los jugadores que se han quedado en el camino durante esa transición que se produce a las pocas horas de comenzar y que ha motivado una respuesta algo dividida entre la crítica de los usuarios.

Es obvio que Ixion aspira a ser un reto y eso está bien. El problema es cómo quiere hacerlo y si la intención de algunos de sus diseños es la correcta para crear algo que sea disfrutable para todos. Por ejemplo, la forma en la que se manejan los recursos resulta un tanto confusa: hay multitud de elementos que podemos minar y recolectar, pero a la hora de traerlos de vuelta a nuestra nave encontraremos que no pueden ser desembarcados si no tenemos un almacén dedicado a ese elemento específico. Da igual que tengamos una planta de procesamiento que demande ese recurso; no se puede llevar desde el puerto de carga hasta la factoría, tiene que pasar antes por el almacén y nos encontraremos atascados si no lo hacemos. ¿Y si resulta que una nave de transporte llega a un sector con un recurso que no tiene almacén asignado, pero sí lo tiene en un sector adyacente? No importa, si no hay almacén asignado en su mismo sector, la mercancía no se moverá de su sitio, aunque el almacén en el sector de al lado esté más cerca de lo que lo está en el mismo sector.

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Esa poca flexibilidad se reproduce en otros aspectos y nos obliga a duplicar estructuras como los mencionados almacenes, ocupando el más precioso recurso del juego que es el limitado espacio con el que tenemos acoplar las enormes estructuras que necesitamos. De hecho, el espacio es tan limitado que una de las lecciones esenciales que hay que aprender sobre Ixion es que es imprescindible destruir edificios y reorganizarlos, un proceso tedioso pero necesario para acomodar mejor nuestras instalaciones a medida que desbloqueamos nuevos edificios y aumentan nuestras necesidades de recursos y objetivos con una población cada vez más numerosa, con más sectores dentro de una nave que se va haciendo más precaria a medida que se desarrolla la historia.En momentos de partida avanzada, más que gestionar lo que nos parece es estar organizando un puzzle en el que las piezas no tienen un lugar determinado.

Cuando conseguimos intuir la forma correcta de abordar los problemas, aprendemos trucos como lo imprescindible que resulta poder emitir gobernanzas para paliar problemas sociales, y empezamos a superar el muro del capítulo dos, el juego empieza a ir más rodado. A pesar de ello, persiste durante toda la partida en querer disfrazar de reto lo que son procesos tedioso, como cuando nos pide como parte de la historia recolectar una cantidad ingente de cierto recurso, lo que nos obligará a estar parados sin mucho que hacer hasta que el proceso ha terminado. También tiene el problema de que una vez que llegamos a la parte final, cuando tenemos toda la tecnología y posibilidades a nuestro alcance, no nos deja mucho tiempo para saborearla por las necesidades de la trama. Aquí se echa en falta un modo sandbox que nos permita vivir el juego de otra forma, algo que no es descartable que se implemente de alguna forma en el futuro.

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Una joya sonora para narrar una buena historia

Al margen de los problemas que hemos encontrado con la lógica interna de algunos mecanismos del juego y de los desbalances que se producen, Ixion tiene muchas cosas buenas. La historia es excelente y atrapará a los amantes de la ciencia ficción más seria. El arte conceptual es fantástico y llenará nuestra imaginación en las diferentes misiones y elementos narrativos que lo usa como efectivo apoyo visual. Y la banda sonora es sencillamente excepcional, reafirmando que Guillaume David es un coloso en ciernes que va a ser alguien importante en el mundo de la composición después de sumar un segundo trabajo magistral al que ya realizó en Warhammer 40.000 Mechanicus (si Amazon acaba con los derechos de Warhammer 40k para una serie con Henry Cavill, que llamen a este hombre).

Conclusión

Ixion parte de la idea de ser difícil, lo cual es respetable, pero el camino escogido para ello no ha sido quizás el idóneo. Esa mentalidad ha acabado con un juego excesivamente estricto, que deja poco espacio a la ingenuidad del usuario y nos obliga a ir por un camino específico que debemos intuir y al que debemos amoldarnos en todo momento. Más puzle que estrategia y gestión hoy por hoy, el juego necesita futuros ajustes y modos de juego alternativos que relajen o alteren algunas de las mecánicas más restrictivas y lo haga menos tedioso. Pese a lo frustrante que puede llegar a ser, su historia, ejecución general, ambientación y fabulosa banda sonora lo convierten en un juego a seguir por cualquier amante de la ciencia ficción.

Lo mejor

  • Excelente historia y ambientación
  • Una de las mejores BSO de este año
  • Buena producción y un planteamiento refrescante

Lo peor

  • Algunas mecánicas claramente desbalanceadas
  • Objetivos y secciones bastante tediosas
  • Poco flexible a la hora de permitirnos idear soluciones
7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.