Hitman 3, análisis: el Agente 47 mantiene el listón de calidad

Llegamos al final del viaje. El Agente 47 se enfrenta a su último tango en esta trilogía del mundo del asesinato. Casi cinco años nos ha tomado completar la perspectiva creativa de IO Interactive, un reinicio que tenía como principal atractivo cumplir el deseo de los fans: crear la experiencia sandbox que haga justicia a la naturaleza del personaje. En otras palabras, tomar sus orígenes y aprovechar las posibilidades que ofrece la tecnología de hoy en día. Algo de agradecer, dado lo diferente del camino que había tomado con Absolution.

El propósito de Hitman 3 no es el de evolucionar la fórmula, ni mucho menos. Los daneses han elegido seguir la tendencia sobresaliente de los dos anteriores, madurar una fórmula que aseguró el éxito y reconocimiento de su comunidad. En definitiva, asentar las bases del que se convierte en la plataforma definitiva de los tres en discordia. Estamos ante un juego que va más allá de ser el cierre de unos eventos; es el lugar adecuado donde experimentar los elementos que definen a Hitman en su máxima esencia. Lástima que el modelo de negocio haya propiciado un título escaso en novedades.

Cerrar la herida: apuesta por la narrativa

Hemos tenido que esperar hasta 2021 para presenciar un mayor esfuerzo narrativo respecto al que estábamos acostumbrados. En los anteriores, la píldora de información consistía en una breve escena antes y tras acabar el escenario de turno. Aquí la división se mantiene, salvo que ahora tiene trascendencia en los propios niveles.

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Es algo sobre lo que hemos hablado en nuestras impresiones. Dubai, sin ir más lejos, incluye una sección de apenas 5 minutos, que extiende el inicio al mismo tiempo que conocemos en detalle la situación de los objetivos. La tendencia se mantiene prácticamente en todos los niveles, salvo casos excepcionales. En algunos son más evidentes; en otros, no tanto. Dartmoor, por ejemplo, prescinde de la introducción argumental, mientras que Berlin hace todo lo contrario: le da empaque a la escena.

Estos cambios que afectan a la zona jugable son circunstancias especiales de la primera vez que inicies la misión. Una vez la completes, aparecerá una entrada alternativa que te pondrá al inicio del nivel real, aunque se mantiene la opción argumental por si quieres volver a revivirla. En cualquier caso, ese empujón narrativo se traslada principalmente en los vídeos entre misiones, donde sí hay más metraje útil, que nos hace conocer en mayor profundidad la situación de cada parte.

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Hay asignaturas en práctica. En primer lugar, la narrativa transmite una sensación similar a la de los anteriores trabajos. A veces va dando saltos, su velocidad es elevada frente a lo que recoge el espectador. En algunos momentos aparecen personajes cuyo papel desconoces. “¿Qué hace exactamente aquí?”, nos preguntamos a menudo. Y en segundo, la percepción de que los objetivos son un mero trámite. La relevancia de los objetivos de Hitman 3 es alta para el universo del asesino, y al mismo tiempo no conectas demasiado con sus motivaciones, especialmente tras las circunstancias por las que pasaremos. Por fortuna para IO Interactive, este pequeño bache se atraviesa mejor tras conocer el resto del juego.

Hay lugar para la sorpresa

Quizá ese sea uno de los titulares que nos deja. Hay lugar para sorprender al jugador. No han sido pocas las experiencias que hemos atravesado desde 2016. Bombay, Miami, Hokkaido, Sapienza… Nos vimos envueltos en situaciones de película (y nunca mejor dicho). En ese escenario, es difícil lograr exprimir la retahíla de ideas sobre la mesa. Su mayor logro como equipo ha sido precisamente eso, lograr empujar los límites creativos en algunos de los escenarios.

Dos localizaciones nos enamoran. Dartmoor, como ya habréis visto durante el periodo promocional, es una de ellas. La historia principal nos cuelga la chapa de detective, en la que debemos desentrañar una misteriosa muerte en una mansión al suroeste de Inglaterra. Aunque el objetivo final sea el mismo de siempre, acabar con una persona, el transcurso de la misión nos envuelve en una investigación real. Se nos introduce a dos mecánicas inéditas: interrogar a los sospechosos y recabar pistas en sus habitaciones.

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Ahí entra en juego el smartphone, el nuevo utensilio con el que partirá siempre 47. La cámara que incorpora tiene diferentes usos. Sobre determinadas superficies electrónicas puede modificarlas a su antojo (una ventana, por ejemplo), además de recopilar información que se añade al resto del informe. Básicamente tendremos que escudriñar el entorno colocando las piezas que faltan en este complejo puzle. No entraremos a revelar detalles sensibles sobre su progreso (insistimos: merece mucho la pena que veáis lo menos posible), lo que sí podemos decir es que tendrás la misma libertad de siempre. ¿Prefieres tomar otras alternativas? Puedes, sin lugar a dudas. La grandeza del diseño de Dartmoor es que funciona de cualquier forma, ya sea como un nivel Hitman tradicional o experimentando con esta nueva línea.

La segunda localización que debemos subrayar es Berlín. Hemos tardado tres juegos para vernos inmersos en un nivel que hace justicia a la naturaleza de la marca. Nos emboscará un grupo de enemigos en un gigante local de ocio a las afueras del corazón de Alemania. El complejo se divide en varias zonas, entre las que destaca la factoría abandonada, que da cobijo a una discoteca de house duro. Nosotros desconocemos a quiénes y a cuántos nos enfrentamos, tan solo sabemos que no nos dejarán escapar con vida. En ese momento comienza el juego del gato y el ratón, solo que ahora seremos la presa.

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Nuestro cometido en la misión es revertir la situación. Permanecer atentos al escenario, escuchar todas las conversaciones y deducir quiénes han puesto precio sobre nuestra cabeza. Es decir, convertirnos poco a poco en el cazador, todo ello mientras intentamos mantener la tranquilidad del lugar. Podéis imaginaros el percal: hay cientos de personas dándolo todo en la pista de baile y alrededores. Por la noche corre de todo, lo que requiere una actividad de seguridad inusual (por si no fuese ya un desafío). Todos los elementos se dan lugar allí en una mezcla explosiva. Pasa instantáneamente entre los clásicos.

Experimento y tradición, los dos lados de Hitman 3

Podríamos definir esas dos localizaciones como la parte experimental de Hitman 3, que viene acompañado por el epílogo, otro de los niveles que rompen con el resto. Los otros tres restantes (Dubai, Chongqing y Mendoza) siguen palmo a palmo la estructura de niveles del lado tradicional. No es en absoluto malo, ni mucho menos, solo que podemos esperar la experiencia sandbox de inicio a fin de siempre.

En el avance al principio de enero, hablábamos de la progresión de Dubai conforme lo jugábamos. Pese a la frialdad de la primera visita, a medida que rascábamos en la superficie encontrábamos un nivel perfecto para encajar con los contratos de los usuarios. Hay muchísima tela que cortar en ella. Si la ponemos en la comparativa, se asemeja a París, ya que ambas siguen un diseño que aprovecha la división de niveles de seguridad a lo vertical.

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Chongqing, en cambio, es totalmente asimétrico. Un cruce de calles de la ciudad china esconde laboratorios del más alto nivel tecnológico. Hacia lo alto, un complejo de investigación improvisado. Hacia lo bajo… Mejor que lo descubráis vosotros mismos. El inicio del nivel engaña, porque puedes esperar una especie de reinterpretación de Marrakech o Bombay. Nada más lejos de la realidad. Es un nivel centrado en dos áreas muy concretas, repletas de interiores, recovecos y demás. De hecho, es el nivel que mejor aprovecha el smartphone, junto a Dubai.

Cuando llegas al segundo área, es difícil imaginar cómo llegar de cara a una partida suit only. Dada la seguridad del complejo, la mejor vía es hacerte pasar como uno de ellos, para poco a poco progresar en la cadena de mando. Las historias de misión siguen teniendo su espacio en la mayoría de escenarios, los que nos permiten jugar siguiendo una trama concreta que aprovecha las particularidades especiales que nos encontramos. Siguen manteniendo ese punto inusual al aproximarnos al objetivo. Aunque el número de historias principales suele rondar tres, hemos detectado un aumento significativo de los arcos secundarios.

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Nunca había sido tan importante permanecer atentos al resto de personajes (Berlin, sobre todo). Cuando nos acercamos a algún personaje que presenta un aspecto diferente al resto, se activará el evento, la ventana de oportunidad. Estos no se añaden a las casillas protagonistas, sino que pasan a la masa de informes que recibidos. A los veteranos no les tomará por sorpresa; al seguir estas rutas debes representar el papel tal y como lo haría la persona real, por lo que no esperes ninguna marca ni ayuda (como sí lo habría en profesional siguiendo una principal). Mendoza es un ejemplo de lo que decimos. Este precioso viñedo argentino es la Sapienza en miniatura de Hitman 3. Su diseño se disfruta a todos los niveles.

Madurar una fórmula de éxito conlleva un precio a pagar

Hitman 3 vive en medio de una línea delgada. En un lado se encuentran los motivos por los que el concepto de esta entrega queda claro. El estudio prefiere apostar por lo presente, ir a lo seguro. Si algo funciona, ¿por qué debería cambiar? Pero hay una escala de grises en ese argumento. La escala que dictamina que una fórmula de éxito puede convivir con novedades a la altura de un producto completo, que justifique la presencia de una continuación.

Lamentablemente no hay nada de eso en el plano jugable. Ni el smartphone ni los atajos suponen unos cambios de peso. Hay menos avance entre su antecesor a éste que del primero al segundo. Es el juego que ya hemos conocido y exprimido estos años atrás, solo que con otro catálogo de escenarios inéditos. Dentro del plan del equipo danés se encuentra lo que veníamos hablando: la experimentación. Las novedades orbitan sobre el diseño de algunos escenarios, no sobre el esquema jugable.

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Tampoco ayuda lo limitado del contenido de lanzamiento. Solo hay un par de contratos de intensificación desde el primer día. Fuera de los niveles principales faltan motivos que remuevan las seis estructuras principales, como sí ocurría en anteriores trabajos. El soporte postlanzamiento juega un papel relevante en este sentido. Apenas nos separan 2 años y un par de meses desde Hitman 2. Es un plazo escaso, demasiado. No puede lograr el mismo impacto de antaño.

Por otro lado, entendemos las motivaciones que acompañan a la decisión. Con la llegada de PS5 y Xbox Series X|S, Hitman 3 se ha convertido en una oportunidad perfecta para tener la trilogía en un mismo juego que aprovecha el hardware a siete años vista. Si cuentas en tu perfil con las copias de los anteriores, puedes jugarlas desde una sola aplicación, con las novedades gráficas y jugables de 2021. Lo mismo ocurre en PS4, Xbox One, PC, Nintendo Switch y Google Stadia, solo que el atractivo cambia por motivos obvios.

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Lo comentado en estos últimos párrafos salpicará a los veteranos. Y es normal. Quienes han acompañado al Agente 47 en este tramo, saben de sobra lo que hay. La fórmula les encanta, la sienten única en su especie y no buscan cambios que comprometan la experiencia. Es un argumento totalmente válido. Tan válido como pensar que con un año extra podríamos haber contado con novedades de mayor calado, que impulsen realmente el final del viaje. Lo cual no quita el valor que reflejan los escenarios de esta entrega.

Mayor uniformidad

No todo podían ser desventajas. Madurar lo presente ha permitido al juego pulir ciertos aspectos, como la inteligencia artificial. En nuestro videoanálisis, que podéis ver en la parte superior del texto, poníamos de ejemplo un evento que nos había ocurrido. Durante la exploración, encontramos un rifle de francotirador en el ático de una casa rural. El destino hizo que la ventana de la habitación tuviera una visión privilegiada del resto del escenario, que coincidía con la ruta del objetivo a asesinar. Al disparar y abatirlo, el ruido que generó la bala hizo que la seguridad alrededor del cadáver formara grupos para tomar la casa e investigar el origen del disparo.

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Lo que puede suponer un momento creado por la caja de arena de la fórmula Hitman, realmente desprendió una mayor coherencia en el comportamiento de los enemigos. Es un cambio que no pasará desapercibido entre los fans. Pulir este tipo de aristas nos hace encontrarnos un producto sólido, rocoso, que funciona como un auténtico reloj suizo. Los niveles clásicos han mejorado su imagen al estar acompañados de los cambios visuales de Hitman 3. Hay pequeñas modificaciones de ciertos objetos, pero no lo suficientes para cambiar la perspectiva que teníamos sobre ellos.

En cuanto al músculo visual, los NPC secundarios han ganado calidad visual. Los modelados cuentan con mejores texturas y la iluminación ha recibido una actualización sensiblemente notoria. El análisis ha sido realizado sobre la versión de PC, en el que la optimización se encuentra en un punto similar a la de Hitman 2. Nosotros hemos utilizado un equipo compuesto de una RTX 2070 Super, un i7 8700K y 16 GB de memoria. En todo momento se encuentra por encima de los 100 fps en una combinación entre ultra y alto a 1440p. Solo hay casos contados en los que, al reunir una masa importante de personas en pantalla, cae hasta 80, aproximadamente. Debemos hacer hincapié en que los textos están localizados íntegramente en castellano, no así las voces, que permanecen en inglés.