Hearts of Iron 2

Hace poco menos que un año y medio que Paradox comercializó Hearts of Iron. Si bien los jugadores más simpatizantes de Europa Universalis II se frotaban los ojos ante la aparición del título, los estrategas nos preguntábamos si había para tanto. Y ciertamente la compañía volvió a dar en el clavo, y no sólo los amantes de Europa Universalis II vieron cumplido su deseo, sino que medio mundo se inclinó ante el nuevo rey. No era para menos, no sólo representaba de forma detallista todos los entresijos existentes en un conflicto del calibre de poseer en su definición la palabra ‘mundial', sino que las posibilidades de estrategia adquirían proporciones bíblicas.

Y es que de nuevo la sustitución del sistema de hexágonos de los ‘wargames' de toda la vida, por su modificación para adoptar la forma de provincias o regiones fue todo un éxito. La primera entrega de Heart of Iron, no era más que el motor de Europa Universalis II actualizado para soportar el peso de las nuevas tecnologías que llegaban para hacer la guerra. A pesar de que el juego no dejó indiferente a nadie, con el tiempo fueron necesarias varias actualizaciones para corregir pequeños problemas en su funcionamiento. Otros, sin embargo, quedaron en el tintero como la compleja interfaz, la necesidad de hacerlo todo nosotros o el agobiante sistema de investigación de ‘ahora que hago'.

Igual que la compañía ha demostrado desde su fundación un completo conocimiento de la estrategia, también ha demostrado otras debilidades. La más comentada en foros oficiales y no oficiales es la precipitación para lanzar sus productos, como lo demuestran los numerosos parches que preceden una y otra vez a los diferentes títulos de la compañía. Ya os adelanto que el presente título sigue esta misma política, y si bien todavía no ha visto la luz en los foros oficiales, ya se anuncia que está a la vuelta de la esquina. Del mismo modo la compañía prefiere comercializar un título totalmente renovado, antes que publicar una expansión para uno ya existente.

Es aquí donde nace el conflicto con Hearts of Iron 2, en realidad nos encontramos y ya os lo puedo adelantar, ante un título con una calidad global muy superior a su antecesor. Gracias en gran parte al buen saber de la compañía al recoger sabiamente los comentarios que los jugadores fueron colgando en los foros oficiales. Los que tienen en sus manos la primera parte se preguntarán si vale la pena comprar la segunda, bueno lo cierto es que si se van al apartado correspondiente en la comparativa tienen la respuesta pero les recomiendo que lean mi conclusión. Para el resto os invito a conocer más de Hearts of Iron 2 en las siguientes líneas, y si os gustan los juegos de estrategia ya tardáis en ir a la tienda.

Muchas opciones, muchas

Contar todo lo que se puede hacer en Hearts of Iron 2, es hablar de todo lo imaginable que puede estar presente en un conflicto de este calibre. Pocos son los detalles que no son controlables por el jugador para mayor realismo del conflicto, y los que faltan seguramente están contemplados por la máquina de forma automática. Las opciones a disposición del jugador son algo así como infinitas, y sin lugar a dudas no me equivoco si os digo que supera estratégicamente a otros reyes de la estrategia como las primeras entregas de la saga Civilization. A pesar de todo, el conocedor de la anterior entrega encontrará pocas diferencias con su predecesor en la descripción de las posibilidades que ofrece el juego.

Los modos de juego a disposición son los clásicos a nivel monojugador, pudiendo escoger jugar un gran escenario a partir del año en que sucedió el conflicto. Los amantes de lo concreto pero intenso que no quieran agobiarse con tanta provincia, tienen a su disposición los escenarios de guerra de lo más variado y en un respetable número. Destaca entre ellos la posibilidad de jugar la Guerra Civil Española con todo lujo de detalle, demostrando que se ha tenido en cuenta no sólo la gran guerra, sino todos los pequeños conflictos que pudieron influir en sus inicios. Para los amantes del multijugador, disponemos de la posibilidad de jugar en red local, Internet o a través de los servidores de búsquedas de partidas de Paradox.

Heart of Iron 2 es grande, porque grande es el poder de decisión que se le otorga al jugador, siendo muchos de estos pequeños detalles más importantes incluso que el propio combate. Y es que los ‘wargames' nos tienen acostumbrados que todo es mover ficha arriba y ficha debajo de forma estratégica. Si bien las casas más veteranas de los juegos de mesa, han conseguido incluso representar la imaginaria línea de suministro entre hexágonos. Y es que la economía que mueve una guerra tal como nos describe el propio material del juego, es la misma que consigue las victorias en el campo de batalla.

Recursos, la clave

Así tendremos que tener un especial cuidado con la cantidad de recursos que controlamos, sabiendo que estos son producidos por las diferentes provincias que componen el mapa de juego. Para tranquilidad del jugador, los programadores las han sintetizado en cuatro recursos: energía, metal, petróleo y metales raros. Y sí, sí, el último nombre es tal y como aparece en el juego, es como os decía una forma de demostrar que han tenido todo en cuenta pero que no iban a ir al detallito para no complicar la vida al jugador. Estos recursos son los que han de ser capaces de mantener a tus tropas y de fabricar de nuevas, es lo que el juego denomina capacidad industrial.

Cualquier excedente de estos recursos se trasforma automáticamente en dinero, que es la moneda internacional de cambio puesto que con ella puedes comprar otros recursos que necesites. Salvo el petróleo, que es consumido principalmente por tus tropas, los otros tres elementos son los que determinaran cuantas fábricas puedes mantener en producción. Según ganes o pierdas provincias, te verás forzado a tener que montar o desmontar fábricas. Detalles como la producción en cadena, o en paralelo están presentes en el juego para que os hagáis idea del detalle que alcanza la parametrización.

Otro factor importante antes de entrar en el combate directo, lo forma el árbol de investigación. Como buen juego de estrategia, el que más tiene no tiene que ser el que más gane. A veces pocas unidades y bien equipadas, pueden enfrentarse sin problemas a un elevado número de divisiones. Aquí podremos escoger a nuestro equipo de investigación, asignarle los recursos oportunos y seleccionar qué queremos investigar. Este apartado recoge una de las principales novedades frente a la anterior entrega, ya que el jugador no necesita ir seleccionando cada vez lo que quiera investigar, sino que puede seleccionar un objetivo final.

De esta forma, el jugador dice lo que necesita, y automáticamente el grupo de investigación irá modificando sus trabajos según los finalicen para llegar a investigar lo que desea el jugador. Naturalmente para mantener el calibre histórico, algunos proyectos no están disponibles hasta determinado año con la excusa de que no existe algún componente necesario. También recordar, que el planteamiento de investigación es en forma de árbol, por lo que a veces para investigar algo hace falta descubrir dos cosas dispares. La investigación no sólo esta destinada a fabricar mejor armamento, sino también a mejorar el rendimiento de fabricas y obtención de recursos siendo uno de lo más importantes la correcta administración del oro negro.

Combates a gran escala

La unidad mínima del juego es la división, necesaria para representar un juego con esta escala. Un cuerpo de ejército se puede formar sumando divisiones bajo en mando de un general, estos pueden soportar más o menos divisiones según su rango. Mención a parte merecen las brigadas, que no pueden ir de forma individual por el mapa de juego y es necesario que se unan a una división. Al hacerlo estas confieren capacidades extras en el combate, como la posibilidad de tener recursos anticarro en la infantería por poner un ejemplo.

Las unidades navales y aéreas se tratan de forma diferente en el juego, ya que no son simple fichas que tengamos que ir movimiento por las provincias. Estas trabajan en la forma de misiones aéreas y navales, pudiendo hacer bombardeos en provincias, misiones de reconocimiento, de patrulla o misiones de superioridad por citar algunas. Es interesante saber, que respecto a la anterior entrega estas misiones pueden planificarse para que se reproduzcan sistemáticamente y no necesitar que una y otra vez el jugador las planifique. Naturalmente estas misiones solamente se pueden programar, desde provincias que contengan la respectiva base aérea o naval, pues son allí donde se encuentra respectivamente estas unidades.

A la hora de mover las unidades por el campo de batalla, podemos planificar las fechas de su movimiento incluso indicando que se deben sincronizar con otras tropas que vienen de otra provincia. También es posible apoyar ataques realizados por otras unidades, siendo esta una de las tácticas que más enfocan los programadores de juego. Aquello de concentrar una decena de divisiones y atacar una provincia con sólo un par de divisiones de forma seguro, a lo Europa Universales, pues 'va a ser que no'. El motivo es que además de las características de las unidades, el factor que mayor peso tiene en el campo de batalla es la organización de las tropas.

O lo que es lo mismo cuanto más somos más difíciles es dirigirlos en el campo de batalla, algo que nos ilustra incluso el propio tutorial del juego. Así será importante a la hora de tomar una provincia, asegurarnos que la atacamos desde el mayor número de provincias adyacentes. Este factor se ve muy bien representado por otro cambio respecto a la anterior entrega del juego, y es que ahora indicar un movimiento es lo mismo que decir que atacamos. Antes era necesario desplazar nuestras tropas a la provincia para atacarla, con lo engorroso del tema que se agravaba si encima perdíamos y teníamos que esperar a que nuestras tropas regresaran a la provincia desde donde dirigimos el ataque.

El resultado de cercar con un mayor ángulo a una provincia antes de atacarla, también ofrece nuevas opciones tácticas provenientes del factor de abastecimiento. Hemos comentado antes que todas las unidades consumen una cantidad de recursos en función de sus características. Pero estos recursos no se toman de forma individual, sino desde el concepto de nación. Esto que quiere decir, algo tan sencillo como que si una provincia quedara aislada no podría recibir sus suministros, y por lo tanto comenzaría a desmoralizarse perdiendo movilidad en el campo de batalla acentuada en el caso de las unidades motorizadas.

Naturalmente todo esto tan sencillo en la teoría es mucho más profundo en el juego, puesto que todas las divisiones se han de poner en el mando de generales. Estos tienen su propia personalidad que se traduce en el juego con un conjunto de modificadores tanto positivos como negativos, que afectarán directamente a las unidades bajo su mando. Añadamos además que las unidades no tienen capacidades estáticas, sino que estas mejoran con la experiencia de cada combate. A partir de aquí utilizar la calculadora para daros la fórmula de todas las combinaciones que puede realizar el jugador, y eso que no hemos entrado todavía en el apartado diplomático.

Este apartado difiere poco del encontrado en Europa Universalis, aunque es mucho más manejable que el presente en su anterior entrega. Naturalmente no podemos atacar con la misma facilidad que pulsamos el botón izquierdo del ratón, hace falta tener, o mejor dicho, buscar una excusa para declarar la guerra. Y no buscar otro modo de juego, puesto que las penalizaciones son demasiado exageradas para llevarlo acabo salvo que hallamos alcanzado el estatus de poderosa potencia y sólo tengamos enemigos. Tener a las demás naciones en nuestra contra y encima el pueblo revolucionado por ir a una guerra que no quiere, son palabras mayores salvo que tengamos una robusteza en el poder.

Muchas son también las opciones políticas a disposición de jugador, empezando por las suyas propias. Así como el tipo de democracia o autoritarismo presente en el juego, la política de izquierdas o derechas, el reclutamiento del ejército son sólo algunos ejemplos. Con otras naciones podemos realizar alianzas, declarar estados independientes, pactos de no agresión, reclamar territorios, financiar golpes de estado, en fin un abanico de opciones con el que el jugador quedará más que satisfecho.

Nos dejamos muchas cosas en el tintero pero que no tienen sentido comentarlas aquí como si de un manual se tratara. Deciros que el atrincheramiento, los partisanos, gabinete de gobierno, asaltos anfibios, convoyes de suministros, misiones de paracaidismo, etc., son también factores recogidos más que correctamente por el juego. No olvidaros de que el terreno puede beneficiar y perjudicar a según que unidades. Que el clima en el campo de batalla es tan decisivo como también lo fue para un gran número de batallas reales en la II Guerra Mundial, y naturalmente no olvidaros nunca del dar comida a los civiles puesto que es fácil olvidarse que su supuesta felicidad es la finalidad con la que se declaran muchas guerras.

Sumar a todo lo comentado con anterioridad que existen más de 2700 territorios en el campo de batalla, que podemos escoger entre más de 150 regiones y entenderéis porque es el juego de estrategia más completo hasta la fecha. ¡Ah! sí se me olvidaba, las tropas también necesitan descansar y mandarlas una y otra vez a la guerra puede que no resulte de todo su agrado. Igual que no salen de la misma manera las cosas de día que de noche, de ahí la necesidad en ocasiones de planificar los combates en horas y fechas concretas. Bueno que no se asuste el jugador, puesto que a pesar de que estas últimas líneas puedan complicar el estilo de juego que suponga el jugador, lo mejor de todo es que resulta sumamente divertido jugarlo.

A favor del jugador queda la facilidad puesta por Paradox, para entender todo el funcionamiento del juego. Atrás queda el riguroso e insípido material didáctico de la anterior entrega y aflora un manual que es una verdadera obra de arte y que se merece este párrafo. Un juego con tantas opciones necesita siempre un material de esta calidad, y sin embargo basta mirarse cualquier juego de estas características para darse cuenta no es así. En Heart of Iron 2, el manual esta narrado de tú a tú con el jugador, y describe perfectamente estructurado todas y cada una de las opciones a su disposición. Memorable.

Gráficos y sonido

Sin duda estos dos son los aspectos menos trabajados en el juego, siendo discutibles su mejoría para realizar un juego donde lo importante es la estrategia y la facilidad con la que dirigir todas las opciones a disposición del jugador. Así, bajo mi punto de vista el tener un terreno de juego, y unas unidades planteadas bajo el mismo diseño que el original Europa Universalis II no supone ningún problema. Vamos que hablamos de un terreno de juego totalmente plano, con unas unidades planas con el suficiente detalle para diferenciarlas del resto y que pueden ser convertidas en clásicas fichas de ‘wargame' si el jugador lo desea.

Y simplemente no hay que buscar más, mensajes de situación configurables por todos los lados y una interfaz correctísima que merece mención especial en el apartado de jugabilidad. Vamos que el jugador se tiene que plantear antes de adquirir el juego si busca impresionismo gráfico, o impresionismo estratégico por rebuscarlo un poco. Que no espere del sonido compense esta carencia porque es aún peor, aunque alguien os cuente que incluye una versión personal de la cabalgata de las valquirias.

La música si bien es orquestal con abundantes toques de clasicismo, es excesivamente corta. Ante partidas que duran mucho pero que mucho tiempo, uno tarda apenas una decena de minutos en sentir el altavoz de nuestro ordenador como un disco rayado. Y máxime cuando esta no se ajusta a los combates, sino que suena una y otra vez como si de un disco se tratara. Los efectos de sonido son pobres e incluso dudo que se hayan trabajado desde la anterior entrega, personalmente prefiero usar mi colección de música clásica mientras planifico mis acciones.

Guión

No queda duda de que la II Guerra Mundial con todos sus pequeños conflictos es el escenario escogido por Paradox para situar Hearts of Iron 2. Ahora bien, el talante purista con el que comienza la II Guerra Mundial no es tan fielmente seguido por la Inteligencia Artificial del juego. No es que esta haga aguas, sino que según la dificultad que escojamos para jugar notaremos ciertos errores en el comportamiento de las naciones.

Por poner un ejemplo, si somos lo suficientemente rápidos en el modo fácil de juego en atacar a Rusia, descubriremos que parece casi imposible que esta nación tomara al cabo de unos años el mismísimo Berlín. Una cosa es que la máquina no depure sus acciones, y otra que se le olvide construir y formar a tropas para un posible enfrentamiento. Lo contrario pasa en el modo difícil, donde algunas naciones parecen que no quieren olvidar nuestros pasados enfrentamientos independientemente del dinero que invirtamos en lavar nuestra imagen.

Jugabilidad

Como ocurre cuando jugamos a un clásico de antaño, lo cierto es que la esencia está en la planificación del juego y no en el frasco en que se guarda. Hearts of Iron 2 es absolutamente una joya en el apartado gráfico de funcionalidad, menús informativos y desplegables son más correctos. Todo ello tiene un claro resultado en el jugador, y es que un juego con miles de variables son a su vez ajustables por el usuario en unos pocos clicks de ratón. Y si aún así, algunos, les cuesta pillar el truquillo, disponemos de un sencillo tutorial con seis apartados de estudio que servirán perfectamente para introducirnos a la mecánica del juego.

La interfaz de la anterior entrega fue fuertemente criticada, sin duda debían de tener los jugadores algo de razón puesto que los chicos de Paradox se lo han tomado en serio. La combinación de menús emergentes con menús tabulares hace su cometido. Es realmente sencillo saber donde pulsar para encontrar la información que buscamos, y los menús que llevan a otros menús son muy informativos a la hora de saber donde pulsar el botón izquierdo del ratón.

Por otro lado en las zonas de mayor intensidad donde ir a un menú puede enfriar nuestras planificaciones, aparece el menú derecho del ratón que funciona a las delicias para realizar acciones rápidas con las unidades. El lado izquierdo es la oficina de información permanente del jugador, allí se nos dará a conocer la constante información sobre todo aquello que pulse el jugador. A su vez muchas opciones se pueden seleccionar y escoger desde esa ventana, la idea es no tener que perder el campo de batalla de vista cuando deseemos hacer algo.

Paradox se ha caracterizado en su motor estratégico en incluir altas dosis de ‘historial real', como se puede apreciar en los constantes mensajes emergentes que han aparecido en sus títulos. La complejidad y mundialismo de la II Guerra Mundial aflora un problema bajo este sistema, y no es otro que el constante bombardeo de mensajes que sufre el jugador. Si bien es cierto que el jugador puedo configurar las diferentes categorías de mensajes que desea recibir notificación, no es menos cierto que acabaremos suprimiendo algún que otro mensaje que sí nos hubiera gustado recibir.

El apartado multijugador también ha sido trabajado, aunque tengo que reconocer que el servicio valkyrie.net nunca ha funcionado correctamente. Sin embargo, el juego a través de Internet con otros jugadores de forma directa, ha sido toda una gratificante experiencia. La posibilidad de que dos jugadores lleven en el mismo bando aporta un nuevo entretenimiento a las campañas.

Comparándolo con Heart of Iron

La interfaz ha sido ampliamente revisada respecto a la anterior entrega, es mucho más clara y directa a la hora de seleccionar las opciones. Por otro lado, muchas de las tareas obligadas en la anterior edición son ahora automatizadas si así lo deseamos. A destacar las misiones aéreas y navales, que nos hacen evitar tener que mover los barcos y aviones manualmente pudiendo repetir continuadamente las misiones establecidas. Que para investigar no haga faltar hacerlo pasito a pasito, ahora podemos adjudicar a nuestro grupo de investigación un objetivo final y ellos se encargarán de investigar lo necesario.

El cambio realizado en el movimiento de las unidades bajo el lema ‘mover es atacar', resulta no sálo mucho más realista sino aclara visualmente mucho el trabajo al jugador. Las nuevas opciones multijugador como el que dos jugadores lleven la misma nación o las minicampañas para dos jugadores con tiempo preestablecido, resultan también muy atractivas. En cualquier caso lo más importante a tener en cuenta es que no hay nada que echemos de menos en esta entrega y que existiera en la anterior.