GTA: Vice City (PlayStation 2)

Los perros viejos no aprenden trucos nuevos
Dicen que poco queda por inventar en ésto de los videojuegos. Debe de ser cierto, porque la mayoría de títulos que han salido al mercado en los últimos años no hacen sino continuar las tendencias instauradas hace ya unos cuántos años. Eso no quita que cada cierto tiempo aparezca algún juego que introduzca algo absolutamente nuevo o, en su defecto, que le de la vuelta a algo que ya se daba por sentado.

Libertad al poder
Intentar comprender cuáles son las claves del éxito de GTA 3 no es tarea fácil. La fórmula utilizada es tan directa como efectiva: otorgar una libertad casi total de movimientos y de acción a los jugadores. Las misiones que en teoría se deben cumplir para avanzar la trama tan sólo constituyen una pequeña parte del atractivo de este título. Ponernos al servicio del mejor postor, cumplir los recados de la mafia, ya sea ésta italiana, colombiana o japonesa, vagar libremente por las calles de Liberty City, robar el coche que más nos guste, atracar a la gente e incluso matar a unos cuantos despreocupados transeúntes de las formas más variadas contrasta con el resto de actitudes que podemos adoptar, mucho más beneficiosas para la sociedad y, a la vez, menos polémicas para los que gustan de cuestionar la ética de los videojuegos.

Hacernos con un coche de la policía y patrullar las calles een una especie de carrera contrareloj para acabar con la delincuencia que asola nuestra querida ciudad era otra de las posibilidades de juego que Grand Theft Auto 3 ofrecía. También se nos permitía conducir un camión de bomberos y acabar con cuántos fuegos se iniciaran en la Ciudad de la Libertad,  desposeer a un taxista de su preciado vehículo y ganarnos así algo de dinero recogiendo y llevando a nuestros clientes allá dónde nos indiquen o incluso controlar una ambulancia y poder así llevar rápidamente a los heridos al hospital.

Corrupción en Miami
En GTA: Vice City, la última entrega de la cada vez más popular saga, se espera que los principales ingredientes de su predecesor se mantengan. Los cambios parece que estarán centrados en el apartado técnico, por lo que los que ya hayan jugado a GTA 3 se encontrarán como en casa. ¿Es ésto una mala noticia? Pues, según nuestro punto de vista, no. Si la fórmula ya había funcionado en el anterior capítulo de la serie, ¿para qué cambiarla?

The Plot
De momento tan sólo ha trascendido la presencia de algunos personajes cuyo carisma promete convertir las partidas a GTA: Vice City en menos que películas de acción de los años 80. Desde un traficante de drogas a un director de cine tocado del ala, pasando por un cura amante del dinero fácil, las diferentes motivaciones e inquietudes de los carácteres que viven en la Ciudad del Vicio conseguirán hilvanar una red de historias paralelas sumamente intrigante.

El argumento nos coloca en la piel de Tommy Vercetti. Recién salido de la cárcel, regresa a su ciudad, Liberty City (la urbe en la que transcurría la acción en GTA 3),  pero no tarda en ser reclamado por su antiguo jefe, Sonny Forelli, un mafioso de Vice City. Allí deberá labrarse una reputación desde cero mientras intenta recuperar el dinero que le han sustraido a Forelli. Además, la ciudad del Vicio está repleta de oportunidades para tipos que, como Vercetti, estén desprovistos de los escrúpulos suficentes como para dejarlas pasar.

Una BSO de excepción
En cuanto a la banda sonora, quizá nos encontremos ante una de las más importantes de la historia del videojuego, o mejor dicho oído, hasta el momento. Judas Priest, Blondie, Flock of Seagulls, Kool and the Gang, Hall and Oates, Grandmaster Flash, Cutting Crew son sólo algunos de los artistas que aparecen en ella. Impresionante. 7 emisoras repletas de sus grandes éxitos que podremos sintonizar desde cualquier coche de la Ciudad del Vicio. Lo mejor de lo mejor de la música de los años 80 estará recogido para nuestro deleite absoluto, un auténtico lujazo tan sólo posible por el esfuerzo conjunto realizado por Rockstar Games y Sony Music.