Goemon New Age (GameBoy)
No es gratuito, ni mucho menos, el nombre que ha recibido la nueva entrega de Goemon. Konami nos presenta un juego que está a dos pasos de Mega Man X y a diez de Hagane. Un cambio que se antoja demasiado radical para los adeptos de la saga...
No es gratuito, ni mucho menos, el nombre que ha recibido la nueva entrega de Goemon. Konami nos presenta un juego que está a dos pasos de Mega Man X y a diez de Hagane. Un cambio que se antoja demasiado radical para los adeptos de la saga...
Aparte de este papel -y otras apariciones estelares en Snatcher o Parodius, por ejemplo-, ha sido protagonista en varias ocasiones en Nintendo 64, Super NES, NES, PlayStation o Game Boy, de lo que se deduce que es una figura importante para la empresa nipona. La razón es obvia: su estupidez. Imagínate como sería que, en medio del Japón feudal, un OVNI se apodera de un castillo y los tripulantes se autodenominan como "el grupo de rock del melocotón", que para darles caza tienes que pasar por un submarino compuesto por platos de sopa de tallarines y tacos de sushi, o que das mamporros a tus enemigos con una pipa dorada. Así es Goemon. O era.
Ni ninjas ni gaitas
Sorprende ver en lo que se ha transformado Goemon. Se ha sometido a una estricta dieta y, gracias a algún que otro injerto, su aspecto frágil ha dejado paso a una apariencia más propia del "Blue Bomber" de Capcom. Ebisumaru, la bola de sebo que siempre le acompaña, ha desaparecido, y en su lugar nos encontramos con una joven indudablemente más atractiva: Ebisu. Sin la grasa del eterno ayudante, Ebisu es más ágil, aunque menos graciosa. No se arrastra por el suelo -cual lombriz-, pero pega unos furiosos mazazos que ni su pariente con el estómago vacío.
Así pues, desengañémonos, Goemon es anormalmente normal. Aquellos que hayan estado esperando tanto tiempo para ver un juego de la saga que respete todo lo hecho en años anteriores, pueden ir desencantándose, pues Konami está buscando todo el público que había hecho caso omiso a esta serie. No sabemos, todavía, si eso es bueno o malo, pero las primeras horas de juego con New Age Sutsodou nos han dejado un buen sabor de boca.
Del medievo al postapocalipsis
El omnipresente Monte Fuji ha dejado paso a una torre de telecomunicaciones que imita sin disimulo a la de Tokyo, y los clásicos palacios del medievo se integran a la perfección con una metrópolis semi derruida. A Konami se le ha ido la mano. Las misiones seguirán siendo las mismas, puesto que tendremos que pasar de fase en fase con scroll multidireccional matando a todo lo que se mueva. Armados con nuestra inseparable pipa, en vez de aporrear a candelabros que vuelan o a títeres de cartón, deberemos dejar KO a robots varios y a cabezas que nos recuerdan a las medusas de Castlevania.
Hay que decirlo: Goemon New Age es tan "Goemon" como lo podría ser cualquier otro juego de la factoría Konami. En parte, dicho programa ha sido desposeído de ese aura de delirio constante, todo por dotarle una apariencia más universal. Se plantea, pues, como un arcade con toques de plataformas, pero siguen existiendo esas fases en las que se debe buscar misiones en algunas ciudades. Oedo Town también sobrevive a este lavado de cara, pero aparece totalmente distinta. Las cabañas de paja y las residencias de madera se pierden entre enormes edificaciones y pisos de treinta plantas.
Claro que, con tanta tecnología, Impact, el robot estrella del celuloide -y el más marchoso-, también debería tener cabida. Y así es. Como siempre, veremos sus luchas desde el interior del casco, posición en la que podremos movernos con bastante acierto en el combate. Puñetazos con algunos botones de función, bolas de energía -que requieren monedas a cambio- y posiciones de defensa para no caer rendidos ante el rival serán nuestras únicas armas. Eso, y mucha paciencia, porque como siempre los Final Bosses serán un hueso duro de roer.
Ensalada de géneros
New Age Sutsodou empieza en un mapa que hace las veces de mundo central, desde el cual accederemos al resto de niveles. Hay muchas fases de plataformas, en las que, además de multitud de saltos, habrá que matar a muchos enemigos con nuestras armas, ya sea la tradicional pipa extensible o una ¡pistola! de monedas. Por tanto, la acción cobra mucho más protagonismo, y gran parte de estos niveles harán recordar a las mazmorras -o castillos- de las ediciones antiguas. A veces son tan desesperadamente largas y complicadas que, cuando te absoban toda la energía, acabarás maldeciendo la família al completo de cierta compañía.
Pero hay que acostumbrarse. Porque no tendrás que pasartelas una sola vez, al menos si quieres terminarte el juego con un buen porcentaje. Debes entrar en todas las casas que puedas, pidiendo misiones que serán recompensadas de algún modo u otro -a bote pronto, satisfacción personal. Sin embargo, no solo estas moderadas raciones de aventura y acción harán acto de presencia, sino que un poco de "mechs" por aquí y un pizca de "shooter" por allá, terminarán por formar toda una ensalada de géneros que demuestra una vez más que la imaginación de Konami no tiene fin...
...Y es que Konami sigue en racha
Es encender la consola y volver a dar gracias a Konami, por enésima vez. La sintonía de la pantalla de introducción nos hace retroceder directamente a los mejores tiempos de la saga Mega Man, aunque en esta ocasión se aprovechen por completo los recursos sonoros de Game Boy Advance. No es solo el inicio, puesto que a medida que vamos avanzando la música se mantiene como uno de los aspectos más logrados del juego, especialmente en la pantalla situada en la torre de Oedo.
Como ya hemos venido diciendo, los escenarios se alejan del Japón caricaturesco de siempre y nos llevan a un futuro inconcreto. Aparecen todo tipo de detalles que así nos lo hacen saber, como templos de la edad media oriental, rascacielos, robots de última tecnología, motos a lo Akira, furgonetas... Salvando un poco las diferencias, cabe decir que, la primera fase, es una reconstrucción casi idéntica del nivel introductorio de Mega Man X para Super Nintendo, de ahí que hayamos sacado tantas similitudes a lo largo del artículo. Ya se ha mencionado, pero incluso hay aquellas motos que giran y giran hasta que las destruyes, partes de puentes que caen con nuestro peso, etc.
Lo más destacado en el apartado gráfico es que el juego llega a mover varios planos de scroll distintos. Entre mundo y mundo, hay secuencias renderizadas -y estáticas- que aportan un poco de variedad. En éstas, precisamente, es donde pueden apreciarse los expresivos diseños que siempre han lucido los protagonistas de la serie. Protagonistas que no se muestran demasiado grandes, y que siguen un bucle de movimientos por mejorar, pero que por supuesto se mantienen dentro de lo correcto -tampoco es cuestión de que se acerce a las animaciones de Prince of Persia, por ejemplo.
Habrá tres perspectivas distintas. La primera es la ya consabida horizontal, desde la que discurre la mayor parte de Goemon New Age. La segunda es la más básica, y tan solo se hace visible en las panorámicas de los mundos, donde, en forma de mapa prerrenderizado, debemos mover a Goemon para que vaya entrando todas las fases. La tercera es la que a priori planteaba más dudas, pero la resolución final nos ha encantado. Desde la visera de Impact, podemos ver nuestros puños y los destellos que producen al chocar contra el metal del enemigo, siempre con aquellos detalles muy nipones que adornan toda la escena. Lo que debería de haber sido el Zone of Enders portátil, vamos.
Primeras conclusiones
- Acción
- Aventura