From Dust
Polvo al polvo...
La humanidad es incapaz de imaginar su propio origen. Nadie ha sido capaz de contestar de dónde venimos o adónde vamos. A veces se atribuye a la ciencia, otras a la religión: para muchos es innegable que existe algo más allá de nuestra percepción, una especie de creador que talló a mano cada pequeña piedra de este mundo. From Dust recoge lo mejor de los God Games' en un descargable que, por tercera semana consecutiva, se las ingenia para sorprender y enamorar a partes iguales con una propuesta que toma como referencia los clásicos del género de los 90.
Eric Chahi llevaba un par de años sumido en el ostracismo cuando se anunció el proyecto que le devolvería a la plana de la actualidad. La obra llevaba nombre propio: From Dust. De ella se dijo en un principio que estaba destinada a revolucionar el género de la simulación, aunque los detalles fueron tan parcos como la información que se dio a conocer en los meses posteriores a su presentación oficial. Fue Ubisoft la encargada de desplegar una importante campaña comercial con la que se buscaba dar a conocer el juego y revitalizar el nombre de Chahi, no en vano encarna a una de las figuras más emblemáticas en el mundo del desarrollo indie. Habrá quien recuerde Another World como una obra atemporal, cuyo rebufo instaló un modus operandi que se sigue empleando a diario en la industria del videojuego. Para otros, Chahi es un desconocido a quien le pudo el afán creativo con Hearts of Darkness.
El resto de lectores que posan sus ojos sobre estas líneas se preguntará qué clase de producto es From Dust independientemente del genio creativo que se esconda tras su firma. Esta vez, para variar, el contenido del título descargable no gira en torno a alguna de las mecánicas que hemos venido comentando en los últimos análisis aparecidos en XBLA/PSN (sobre todo en el bazar de Microsoft, donde el Summer Live Arcade ha ofrecido productos de incuestionable calidad, léase el caso de Mrs. Splosion Man o Bastion), sino que se acoge a un estilo del que hace tiempo apenas había rastro de vida: el God Genre', o esa subespecie de la industria en la que el jugador encarna a un dios que se dedica a diseñar caminos y escenarios para asegurar la prosperidad de su pueblo. También conocidos como God Games, se dice que Peter Molyneux fue su padre espiritual, en tanto bajo su responsabilidad recae el clásico Populous.
Se diría que From Dust es una ampliación del concepto original que propuso Bullfrog en su día, solo que ampliado y renovado para ajustarse a los tiempos que corren. Es un título de fácil acceso que se entrega por completo a la simulación, con una ambientación que bebe sin tapujos de los clásicos del género, tanto a nivel sonoro como visual. Como tal, el argumento toma un papel muy secundario, donde el jugador se convierte en El Hálito, un ente que surge como premio a los ruegos de los primeros especímenes que caminaron sobre la faz de nuestro planeta. Una tribu indígena invoca a esta deidad a base de cánticos y rituales con el único fin de proteger su existencia. En los albores de la creación del mundo tal y como se conoce en la actualidad, los desastres naturales son parte inherente de la rutina diaria, al igual que la exploración, la caza y la construcción de aldeas donde vivir y perpetuar la raza.
Esta base' de la que hablamos consiste en el moldeado de los escenarios, de la orografía de los terreros. El Hálito puede cambiar la estructura de los escenarios y guiar los pasos de sus fieles, pero no alterar el libre albedrío de sus acciones. En un mundo virgen donde el Hombre no ha contaminado la naturaleza con sus manos es posible encontrar tesoros de gran valía que permiten comprender -o abrazar- la fuerza de la naturaleza. El narrador de la trama (o, mejor dicho, el presentador de los acontecimientos que se suceden en pantalla, pues sería un error hablar de un argumento propiamente dicho) aclara en una de las primeras misiones que, de igual forma que el tiempo castiga inexorablemente al ser humano, el mar y otros elementos castigan a la tierra, a las estructuras que se construyen y palidecen ante la fuerza de aquello que no se puede dominar. Es evidente que la pluma de Chahi y de sus colaboradores sigue presente en la creación de una atmósfera que invita a la admiración de los parajes naturales que descubrimos a medida que avanzamos por el mundo inhóspito que conforma From Dust.
Teniendo en cuenta estos detalles, podemos visualizar un esquema de la mecánica de juego sin necesidad siquiera de ver un vídeo o de echar un vistazo a imagen alguna: El Hálito dirige los pasos de los aldeanos para que sean ellos quienes descubren antiguallas que explican cómo proteger al pueblo de las catástrofes naturales -terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas-. Conseguir que la piedra viva se convierta en una hermosa pasarela de tierra por la que puedan acceder a su objetivo es nuestro trabajo, como también lo es garantizar que puedan volver sobre sus pasos. A diferencia de Populous, aquí no importa la densidad de nuestro poblado o la necesidad de contar con determinadas tropas que afronten guerras o conflictos en los que generalmente hay que trabajar a contrarreloj. Sin embargo, sí que existe un factor relacionado con el tiempo que exige presteza en nuestros actos, por lo que en ocasiones hay muy poco tiempo para reflexión y mucho para escoger el camino adecuado para acceder al siguiente nivel.
La sensación que trasmite este sistema de juego a poco de comenzar a jugar es limitada, a veces frustrante, pero de alguna manera este proceso forma parte del aprendizaje que requiere el jugador para comprender la esencia del juego. Cada misión obliga a ir de un punto a otro del mapeado mientras el Hálito guía a los aldeanos. Para cruzar un determinado puerto existen distintas decisiones. Es posible construir una montaña de arena que franquee la entrada de un río, o simplemente drenarlo para que los aldeanos atraviesen una franja en cuestión de segundos. Una opción es más accesible, la otra permite mayor agilidad y, por ende, también mayor capacidad para resistirnos al omnipresente cronómetro que indica de cuánto tiempo disponemos antes de que se produzca la siguiente catástrofe. Por desgracia, la inteligencia de los aldeanos es bastante limitada: es frecuente que escojan el camino más complicado para llegar a su destino, o que simplemente pidan ayuda una y otra vez al ser arrastrados por una pequeña corriente de agua.
Teniendo en cuenta que hablamos de un título con un importante componente estratégico, este hándicap resulta mucho más importante de lo que aparenta en un principio. Al igual que él, la corta duración del modo Historia, que básicamente se termina en un suspiro. La premisa de From Dust nos lleva a superar las misiones con relativa facilidad, siempre y cuando obtener los objetos secundarios de cada mapeado no sea nuestro objetivo principal. Pocas misiones se traducen en poca variedad de contenido, un pero' que el equipo de Chahi trata de solventar con la inclusión de un modo alternativo, denominado Desafío'. Este modo nos obliga a actuar con extrema sutileza para completar los objetivos indicados en cada misión, más variados y divertidos que los que encontramos en el modo Historia, donde impera el tono de la ambientación, pero no tanto la necesidad de solucionar cuanto antes los rompecabezas que se proponen. Más allá de este interesante modo alternativo al principal, From Dust ofrece lo justo: no hay multijugador ni cooperativo a destacar.
Siendo esto así, es imprescindible destacar el notable trabajo que se ha realizado con la creación de un motor gráfico que brilla con luz propia por dos motivos: de una mano, por la recreación de un mundo virgen que pide a gritos ser explorado; de la otra, gracias a unas físicas dignas de admiración (aunque en ocasiones razón lo surrealista). Contemplar cómo un tsunami arrasa una de nuestras aldeas no es un proceso meramente decorativo, sino que causa una reacción de desasosiego o fracaso en el jugador. Es difícil saber qué han experimentado aquellos que han sufrido un evento de estas características en vivo y en directo, pero es de suponer que la magnitud de estos acontecimientos no escapará a nadie con una pizca de sensibilidad. Incluso en esto recuerda From Dust a Populous, un título en el que las labores con el terreno implicaban tal derroche de esfuerzo que contemplar su destrucción era, cuando menos, como recibir una patada en las zonas nobles de nuestra anatomía.
Nos hubiese encantado ver de qué manera podría encajar un cooperativo a la altura de las circunstancias, especialmente dada la capacidad adictiva del modo Desafío, pero en cualquier caso From Dust es un seguro de calidad si buscamos un producto distinto a los que estamos acostumbrados a ver en esta generación de consolas. Además, es una estupenda noticia que semana tras semana los bazares digitales sigan recibiendo productos de incuestionable calidad, que para muchos suponen el sustento de estos días de calor estival.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.