Dreadnought
Todos hemos visto películas como Star Trek, Galáctica, Star Wars o Capitán Harlock y jugado títulos como Homeworld, Mass Effect, EvE o Elite. En esos escenarios hemos sido espectadores de grandes batallas entre masivos cruceros espaciales, intercambiando haz láser, torpedos y disparos de torretas al más clásico estilo de los combates de acorazados de la Segunda Guerra Mundial. Lo que Dreadnought nos propone es dejar de ser espectadores y construir, equipar y comandar nuestro propio acorazado espacial en combate con las creaciones de otros jugadores.
Tras más de dos años de desarrollo, por fin estamos ante el lanzamiento comercial de Dreadnought, el “free to play” que nos permitirá participar, por fin, en unas mecánicas y escenarios que se echaban en falta en el amplio espectro actual de videojuegos. La propuesta llega desde Yager Development, estudio que desarrolló Specs Ops: The Line, lo que bastaría ya para merecer toda nuestra atención, a los que acompañan Greybox, autores de Greygoo. Pero tampoco hace falta fijarse en los créditos cuando vemos alguno de los muchos vídeos de presentación que llevan apareciendo del juego desde que se anunció en 2014. Es el típico título que apetece probar, aunque no seas precisamente un fan del género, porque nos permite ocupar un rol mil veces deseado. Y además de forma gratuita.
La Beta cerrada del juego comenzó el veintinueve del mes pasado y ya hemos generado suficientes toneladas de chatarra espacial para poderos describir qué es lo que exactamente ofrece este título.
Su configuración nos recordará a otros F2P entre los que quizá World of Tanks y World of Warships sean el principal referente. Partimos con unas posibilidades limitadas a la hora de comprar y equipar nuestras naves e iremos pudiendo hacerlo a medida que ganamos batallas o simplemente jugamos. El modelo de negocio pasa por la venta de configuraciones, skins o atajos para conseguir mejor equipamiento. Esto nos lleva a la eterna pregunta de si nos encontramos ante otro “Pay to Win”. La teoría dice que las partidas serán equilibradas atendiendo al nivel de los jugadores y que ciertas armas no se desbloquean hasta haber invertido ciertas horas de juego, independientemente de que se pague. De este modo, el comprar con dinero real ciertas ventajas sólo permitiría llegar a ciertos niveles de tecnología antes que sin pagar, pero para entrar a combatir siempre con rivales del mismo nivel.
La configuración de nuestras naves se irá complicando a medida que vamos teniendo posibilidad de mejorarlas en unos u otros aspectos, algo que solo podremos dominar a base de jugar y testar diferentes configuraciones.
Partimos de cinco tipos de casco para nuestra nave. Los ojos se nos irán rápidamente al tipo Dreadnought, no solo porque es el que da título al juego, sino porque es el que realmente se muestra masivo, avasallador, imbatible. El título del juego viene directamente del primer acorazado que se puso en la complicada escena bélica europea de principios del siglo XX. Los británicos botaron el HMS Dreadnought, un buque lento, enorme, pero que una vez entraba al campo de batalla, lo barría con sus cañones de 300 mm, mientras su blindaje soportaba todo lo que le echaran. Fue un modelo imitado durante años y se adoptó su nombre para diferenciar a todos los buques de este tipo, entre los que recordaremos al Yamato o al USS Texas, que aún se puede visitar en el puerto de Houston.
Resulta fácil, por tanto, saber lo que nos ofrece esta clase. Potencia de fuego bestial y gran resistencia a cambio de velocidad, maniobrabilidad y un alto coste.
El destructor es una nave algo más equilibrada, sacrificando potencia de fuego y resistencia por algo más de movilidad. Algo más especializado es el crucero artillado, una nave que ejerce las funciones de francotirador, asumiendo un casco muy débil a cambio de poder hacer fuego a grandes distancias. La corveta es la nave más pequeña y manejable. Su pequeño casco la permite infiltrarse entre los grandes buques enemigos y hacerles mucho daño, siempre a costa de que sea destruida con unos pocos disparos certeros. Por último, el crucero táctico está especializado en reparar al resto de naves, con lo que resulta casi imprescindible en el escenario de batalla.
Cabe señalar que ciertos packs adquiribles desde ya con dinero real nos proporcionan las denominadas naves heroicas, que son buques concretos con un determinado aspecto y armamento que no se pude modificar. No se trata de una ventaja decisiva, ya que estas naves pueden ser perfectamente reproducidas mediante nuestra propia configuración en el hangar.
Tras elegir nuestra nave, la tendremos en el hangar dispuesta a ser equipada con una gran variedad de opciones tanto defensivas como ofensivas. Y ese es el verdadero quid del juego. Nuestra especialización de la nave nos permitirá diferenciarnos del resto y acabar desequilibrando la partida. Si bien cada nave tiene una predisposición a un tipo de armamento, bien sean torretas, láseres, torpedos… Podremos ir mejorando unos u otros adaptándolos a nuestra forma de encarar el combate. Como en todos los juegos de este tipo, habrá mejoras con mayor éxito que otras. Durante la beta hemos observado predilección hacia el torpedo nuclear, algo perfectamente lógico dado que ¿a quién no le gusta jugar con armas nucleares?
Además de mejorar el armamento y los escudos, podremos mejorar otros parámetros de la nave favoreciendo su velocidad y maniobrabilidad. También podremos mejorar la tripulación, obteniendo menores tiempos de recarga y ventajas tácticas.
Por último, no pueden faltar las distintas “skins”, logos y adornos para el casco que nos permiten diferenciarnos y mostrar en la partida una nave realmente personalizada. Lo mismo ocurre con “nosotros”, como comandante, pudiendo elegir entre distintos modelos de cara y uniforme.
Una vez con nuestra nave a punto, pasaremos a elegir modo de juego entre dos modos, Deathmacht y eliminación, además de un modo de entrenamiento. La diferencia radica en que en el primer modo volveremos a la partida cada vez que se destruya nuestra nave y en el segundo habrá que esperar a que todas las de un equipo sean eliminadas.
Una vez lanzada la partida, entraremos en la órbita del planeta donde se desarrollará la batalla. Los escenarios irán aumentando en número a medida madure el juego, aunque ya podemos disfrutar combates tanto sobre la superficie, entre montañas, como en órbita. Todos los escenarios tienen en común la disposición de un elemento central alrededor del cual se van situando las naves, buscando las mejores posiciones de ataque mientras no dejan descubiertos los flancos.
Es de agradecer que los choques contra el escenario no resten salud, igual que el fuego amigo, dado que no es nada fácil maniobrar con estas bestias mientras disparas y contrarrestas el fuego enemigo.
Será en la citada órbita planetaria previa al combate cuando podamos ver las naves que traen nuestros aliados y se nos permitirá aún cambiar la nuestra por una que se complemente mejor. Tras este preámbulo, seremos lanzados al combate y ahí es donde comienza la diversión.
Las partidas de Dreadnought son una mezcla de estrategia, simulación y acción táctica pero, sobre todo, son desafíos para la cooperación entre jugadores. Lo es en todos los juegos por equipos, pero en éste la necesidad de colaborar con los demás es fundamental. Y lo es porque, dado el balanceo del gestor de partidas, los rivales generalmente van a tener naves equiparables a las nuestras. Una vez entre el cara a cara, comienza el intercambio de disparos, de rotura de escudos y de todas nuestras artes de combate. Éste se alargará con el desgaste de ambas naves, hasta que una de las dos sucumba. Resulta innecesario sugerir que si en ese combate colabora junto a nosotros otra nave, bien sea atacando o reparándonos, el equilibrio se rompe a nuestro favor. Algo que parece tan sencillo luego no lo es cuando tenemos hasta doce naves enormes en un escenario reducido disparando todo tipo de armas.
Obviando la colaboración, el resto del combate se basará en sacar el mejor partido de la configuración de ataque que hemos preparado, mientras intentamos evitar la de los rivales. Las armas principales tienen una cantidad de disparos concretos y habrá que pasar unos segundos de recarga antes de volver a utilizarlas, lo mismo que aquellas funciones especiales que iremos activando a medida que progresamos en el juego y que acabarán siendo determinantes. Hablamos de posibilidades como hacer saltos a otro punto del escenario, hacer invisible nuestra nave o dotarla de la posibilidad de envestir con la quilla a las naves rivales.
En pantalla, además de nuestra nave en una tercera persona cercana, tendremos un HUD que nos muestra la integridad de la nave y sus escudos, la cantidad de munición y otra barra de energía alternativa que podremos utilizar para favorecer bien la velocidad, velocidad de disparo y recarga de escudos. Cada nave que sea destruida concederá puntos al equipo rival, consiguiendo la victoria el primero que alcance los cien. Tan sencillo y tan complicado a la vez.
Hay que hacer un apartado especial para el aspecto gráfico del juego. El motor Unreal Engine 4 brilla en todos los aspectos. Las naves tienen un detalla exquisito, lo mismo que los escenarios, mientras es todo un espectáculo ver cómo entran en combate; cómo se abren las toberas y salen disparados los misiles, como los motores escupen fuego obedeciendo a nuestras órdenes de control o cómo las naves se van desintegrando hasta explotar en una bola de fuego. La iluminación tanto del escenario como de las propias naves ayuda a crear esa sensación de que estamos manejando un vehículo realmente enorme. Una mención especial al efecto que más nos ha gustado: ver cómo los acorazados abren las escotillas superiores, cómo salen los misiles, cómo cruzan el cielo del escenario y cómo caen sobre la nave enemiga. Un ataque que es aún más impresionante si el objetivo cuenta con láseres de defensa anti misiles, que irán destruyendo cada uno de ellos a medida que se acercan al casco. Una delicia solo por la cual ya está justificada la descarga del título.
Profundizaremos más en el análisis de Dreadnought, en su jugabilidad y en cómo está asentándose el meta juego cuando la versión definitiva esté disponible. Hasta entonces no podemos hacer otra cosa que recomendaros que lo probéis en cuanto tengáis oportunidad.
- Acción
Dreadnought, desarrollado por Yager para PC y PlayStation 4, es un título de acción de tipo shooter en el que deberemos afrontar multitudinarias batallas espaciales en la piel de un mercenario intergaláctico.