DiRT 4
- PlataformaPS47.8XBO7.8PC7.8
- GéneroConducción
- DesarrolladorCodemasters
- Lanzamiento09/06/2017
DiRT 4, Análisis
Codemasters vuelve a la carga con una de sus sagas más emblemáticas y con la intención de atraer tanto a jugadores casuales como a los más experimentados. Ya sea con el modo simulación o con el gamer, DiRT 4 es uno de los mejores juegos de rallyes de los últimos tiempos.
Parece que fue ayer cuando DiRT Rally se lanzó al mercado, pero no. Ha pasado poco más de un año y Codemasters ha vuelto a la carga con nueva entrega de su franquicia DiRT. Si en la anterior ocasión disfrutamos de un excelente trabajo llamado DiRT Rally, ahora le toca el turno a DiRT 4, la cuarta entrega numerada de la saga que llega con unas cuantas novedades que atraerán, ahora sí, a todo tipo de jugadores. Una de estas inéditas características hace mención a la anterior frase, una que hará que el jugador menos avezado pueda dominar y avanzar en el juego con una curva de dificultad menos exigente que la que suele requerir esta franquicia.
¡Sé intrépido!
Lo cierto es que en la historia de esta marca se ha intentado por activa y por pasiva que cualquier tipo de jugador pudiera dominar la propuesta, tanto si era experto en la materia como si no, pero nunca han llegado a satisfacer del todo ni a uno ni al otro bando. En esta ocasión Codemasters ha centrado la mayor parte de sus esfuerzos -que no todos- en contentar tanto a los jugadores casuales como a los amantes de la simulación, y lo ha hecho con dos modos de juego distintos entre sí llamados Gamer y Simulación. Esta es la primera novedad que veremos en DiRT 4 nada más iniciar el juego y la que marcará el comportamiento de los más de 50 vehículos incluídos en el juego, sobre todo porque el modo Gamer dejará a un lado la simulación más exigente para darle un toque arcade al título que le sienta fenomenal.
Si elegimos emprender nuestra trayectoria en el perfil Gamer la dificultad bajará en grandes cantidades pero no por ello exenta de retos. Desde cambios en la inteligencia artificial de los conductores para hacerlos más asequibles, asistencia en frenadas, ayuda en los giros o estabilidad del vehículo, este modo puede llegar a aburrir tras cogerle el puntillo a la conducción que se nos propone. Sin embargo hay que inclinar la balanza a su favor si lo que buscamos es una conducción gamberra como puede ser la de un manejo puramente arcade y bastante divertida.
Cabe destacar que Codemasters ha tenido a bien que podamos alternar entre ambos modos en cualquier momento del juego y eso significa que ha pensado en los jugadores, en que puedan dar el salto a la experiencia definitiva cuando ya se sientan preparados para tal magna labor. Y esto puede ocurrir tarde o temprano por la cantidad de factores que cambian en el modo de conducción Gamer.
En el modo Simulación es donde realmente se encuentra la chicha, una conducción desafiante que aunque al principio pueda parecer trivial, dejará de parecernos en cuanto llevemos un par de etapas. Aquí Codemasters ha hecho una gran labor al hacernos llegar a nuestro mando o volante lo que bien puede ser una de las mejores experiencias de simulación a bordo de un coche de rallys de los últimos años. En Simulación podéis iros olvidando de todas las ayudas aplicadas en el perfil Gamer, esto es otro mundo. Tal es el grado de realismo que recoge este modo que elegir con qué coche realizaremos la prueba a completar será en sí toda una dificultad añadida. A eso hay que añadirle que no podemos probar los coches antes de comprarlos y que tendremos que hacerlo prácticamente a ciegas, un riesgo que será determinante a la hora de afrontar el nuevo reto, sobre todo cuando la ocasión nos obliga a pasar por caja para el siguiente campeonato.
Aunque pueda parecer que estamos adorando el modo Simulación, tenemos que añadir que han habido cosas que no nos han terminado de convencer, por ejemplo el sistema de daños del vehículo. No sabemos en qué se basa la CPU en determinar el daño recibido en nuestra máquina pero sí hemos visto que chocarnos contra un muro y dar varias vueltas de campana campo a través no incidía más tarde en el control del vehículo pero que, sin embargo, tocar levemente un muro ha hecho que perdamos una o dos ruedas y, obviamente, influyendo en el manejo del coche. Tampoco está del todo conseguido el sistema de colisiones, que más de una vez ha dejado a nuestro coche KO al instante con solo estrellarnos en algunas de las finas señales de tráfico que podemos ver en cualquier carreteras del mundo real.
Diversidad con cuatro ruedas
Si hay algo en lo que ha mejorado DiRT 4 es, además de los distintos tipos de conducción, en sus modos de juego. Por una parte tenemos el modo más clásico en los juegos de deportes actuales, el modo Carrera. Aquí elegiremos a un avatar con el que debemos reunir el suficiente dinero para crear nuestra propia escudería que a su vez se apoyará en los patrocinios de marcas que lanzarán sus ofertas -con condiciones a cumplir- para poder avanzar en los diversos campeonatos, y claro está, ganar las competiciones. Dichas marcas nos pedirán objetivos como terminar la etapa en una posición en concreto, realizar un número de splits o no dañar el vehículo durante una carrera, y completarlos se traducirá en subir nuestra reputación con ellos y ganar más dinero. Dinero que utilizaremos para expandir nuestro taller, contratar ingenieros, modificar vehículos o comprar nuevos. Para poder utilizar algunas de estas características será necesario subir de nivel a nuestro conductor, algo que lograremos obteniendo los mejores puestos en las etapas que disputemos. Si bien la opción de poder contratar a nuestros propios ingenieros o mecánicos ayuda a dotar a DiRT 4 de más realismo, nos ha parecido que podía dar más de sí y que se nos antoja algo escaso en cuestión de personalización.
Cinco serán los países que visitaremos; a saber entre Australia, Estados Unidos, España, Gales y Suecia. Cada uno cuenta con su propio tipo de terreno -nieve, barro, grava, asfalto, tierra- y se aliarán con el sistema de climatología incluído en DiRT 4 para hacernos sudar la gota gorda con el control de nuestro vehículo. A lo largo de este modo disputaremos competiciones en las pruebas Rally, Rally Clásico, Rallycross y Land Rush. Los dos primeros son los archiconocidos por todo el mundo con la única diferencia de que en el segundo conduciremos coches clásicos como el Peugeot 205, el querido Renault 5 Turbo o el Lancia Stratos. En Rallycross (con licencia oficial de la FIA) competiremos contra otros 11 pilotos en grupos de tres para alzarse con la victoria mientras que en Land Rush nos ponemos al volante de camiones, buggies o crosskarts.
Vuelve a DiRT 4 el modo Joyride, un sinfín de divertidas pruebas que nos harán estrellar nuestro coche contra señales con el fin de obtener tiempo extra o puntos y así tratar de conseguir la medalla de oro en todas las propuestas. DirtFish está de vuelta también para poder recorrer su circuito de pruebas en Washington así como para enseñar a los jugadores noveles, en un amplio y completo tutorial, todos los trucos necesarios para dominar el volante. Y no podía faltar una sección dedicada a las carreras online con modos de juego Multijugador y Competitivo. En el primero podemos seleccionar cualquiera de las pruebas disponibles en el juego, crear nuestras propias reglas, determinar si se pueden usar o no las ayudas de conducción, utilizar nuestras propias etapas o especificar el número de pruebas a disputar. En Competitivo encontramos los Eventos de Comunidad, pruebas diarias, semanales o mensuales donde lograr el mejor tiempo es sinónimo de experiencia y créditos gratis. Y Pro Tour, una suerte de liguilla donde sumar puntos para subir de categoría y así enfrentarnos a los maestros del juego.
No podemos dejar de lado una grata novedad incluida en DiRT 4, el sistema de creación de etapas. Con una sencilla y simple interfaz, los jugadores pueden crear etapas seleccionando el país, climatología, longitud o complejidad entre otras características y guardarlas en el disco duro de su consola para poder utilizar en el modo online Multijugador. Puede parecer una nimiedad pero aporta un extra a la hora de competir contra adversarios de todo el mundo, pues obliga a todos los jugadores a enfrentarse ante un nuevo circuito nunca antes practicado.
Visualmente atractivo, técnicamente pasable
DiRT 4 nos ha sorprendido tanto para bien como para mal. Desde el primer momento nos pareció un juego del montón, con un antialiasing reforzado en los vehículos y un tanto descuidado en el entorno. También llamaba la atención la simplicidad de sus escenarios y el constante deja vu de haber visto ciertos tramos anteriormente. Sin embargo la cosa cambia cuando la climatología entra en juego. Los efectos de luces y sombras son bastante realistas, la niebla consigue que tengamos que guiñar los ojos para ver algo más allá del morro de nuestro vehículo y la nieve es simplemente espectacular. Lo mejor de todo esto es que el juego es sólido como una roca y funciona a 60 imágenes por segundo en todo momento. El encargado de que todo fluya así es el motor EGO de Codemasters y su resolución dinámica. Aunque también ayuda bastante que el juego, técnicamente y salvando lo citado anteriormente, no sea un portento gráfico.
En el apartado músical tenemos sentimientos encontrados. Su banda sonora es una auténtica maravilla. De verdad, es algo que hacía mucho que no veíamos en un videojuego (o escuchábamos en este caso). Grupos como Chemical Brothers, Royal Republic, Sigma, The Amazons, Queens of the Stone Age o Grace Potter ponen su granito de arena para convertir a DiRT 4 en todo un espectáculo musical. Por otra parte el videojuego se lleva un tirón de orejas enorme en el apartado de efectos. Si bien el doblaje al castellano cumple con su cometido y el sonido de los motores es espectacular, todo lo demás es bastante mejorable. No solo eso, hemos tenido multitud de problemas al conectar nuestra PlayStation 4 a un sistema de sonido Home Cinema. Los gritos de los aficionados se cortaban o solo se oían por un canal aunque estuvieran en ambas partes del trazado, los sonidos FX desaparecían y volvían al momento, el ruido del tubo de escape llegaba a petardear intermitentemente en nuestros altavoces y las colisiones tampoco se escuchaban claramente.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.