Los grandes señores de la guerra

Devil Kings es la visión Capcom del estilo de juego de Dynasty Warriors. Dicho así, tal vez parezca que estamos ante un clon sin nada que ofrecer, carente de interés real o incapaz de mantenerse por su propio pie dentro del mercado, pero nada más lejos de la realidad, ya que se trata, dentro de su base conocida, de un juego que ofrece un alto grado de originalidad.

Esto se debe, principalmente, al hecho de que no se ciñe a ningún rigor histórico ni real, por lo que deja lugar a la libre imaginación de los chicos de Capcom, dando lugar a un universo de potentes ataques, grandes guerreros de poder incomparable y todos esos elementos tan japoneses que consiguen que el juego sea realmente divertido de jugar, sin grandes complicaciones.

El primero de todos es Devil King, quien se podría considerar el protagonista principal del título, aparte de por la coincidencia de su nombre con el mismo. Nos encontramos también con Azure Dragon, Scorpio, las chicas Venus y Lady Butterfly, y para terminar Red Minotaur, a quien en muchos momentos nos venden como enemigo a batir en las demás historias.

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Por cada uno de esos personajes, al acabar sus historias, se podrá seleccionar un nuevo protagonista, que serán Frost, Hornet, Iron OX, Puff, Q-Ball y Talon, cada uno con su propio estilo de lucha. A pesar de lo que pueda parecer, lo cierto es que doce personajes no hacen sino maquillar un poco el resultado de un juego que, de por sí, se hace excesivamente corto, aunque se alargue su vida con más historias.

Sin embargo, la gran sorpresa llega durante el juego, y es que al comienzo de algunas misiones, las secuencias de vídeo que hilan el argumento se muestras en forma de animación. Son vídeos de bastante longitud, distintas con cada personaje, y de una calidad tal que uno se puede distraer disfrutando con ellas hasta tal punto que cuando acaba uno vuelve a recordar que se trata de un juego y no de una película de animación. Aunque la idea de realizar una no resultaría descabellada.

Esto puede provocar un ligero aburrimiento en el jugador, ya que además el juego no es excesivamente variado al gozar sólo de un modo principal y de poder jugar otra vez combates ya vividos. Existen tres niveles de dificultad que intentan alargar la vida del título, pero que no llegan a conseguirlo en su totalidad. Sin duda, la gran motivación para avanzar en el juego con todos los personajes son las excelentes secuencias de vídeo.

El sistema de juego en sí se basa en seleccionar nuestra batalla, visualizando el mapa del juego y sabiendo en todo momento a quién atacaremos y en qué condiciones. Una vez visualizado la pantalla de estado de nuestro personaje, deberemos avanzar por el mapa acabando con cuanto enemigo salga a nuestro paso hasta acabar con el general enemigo de rigor, concluyendo así ese escenario.

El apartado sonoro deja bastante más que desear, con unas melodías para olvidar que resultan bastante repetitivas y aburridas de escuchar, junto a un trabajo de doblaje tal vez exagerado, que aunque concuerda con las personalidades extrovertidas y caballerescas de los personajes, desentona un poco desde un punto de vista ajeno al juego en sí.

La jugabilidad es sencilla y directa, lo cual puede, a la larga, suponer el aburrimiento por parte del jugador al no poder ofrecer más el juego de por sí. Además, el modo principal de juego, Conquest, no es demasiado largo, y el revivir batallas no ayuda en exceso a prolongar la vida del título una vez acabado el modo principal con los doce personajes disponibles.

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