El poder de una mutación

En la actualidad, hay una tendencia bastante clara en los videojuegos: las compañías se esfuerzan más que nunca por ofrecer experiencias cinematográficas a través de títulos de primera categoría, muy elaborados y cuidados, en los que se intenta innovar de algún modo para conseguir sorprender al gran público y hacerse con un hueco en una industria cada vez más complicada.

Dark Sector es uno de esos casos. Desde las primeras imágenes y vídeos, dejó claro el papel que quería desempeñar, lograr sorprender con un título digno de Hollywood que explotase al máximo las máquinas que tiene a su disposición. El resultado es un juego divertido, con momentos impactantes y algunas ideas muy buenas, pero que no logra convertirse en el sleeper que muchos esperaban.

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Dichas mutaciones acarrean consigo, además de extrañas habilidades, una importante pérdida de consciencia que provoca que los infectados actúen de forma irracional y salvaje. Según vamos descubriendo, en los casos más avanzados las criaturas se vuelven más complejas de eliminar, por lo que hay una importante movilización de agentes por todos lados eliminando a los recién infectados para cortar de raíz la expansión del virus.

Hayden acabará topándose con Mezner, pero este estará protegido por su guardaespaldas, precisamente una persona con una infección muy avanzada, por lo que ya apenas conserva rasgos humanos. Durante el enfrentamiento, Hayden acabará infectado por culpa de una herida infligida por dicha criatura; no obstante, gracias a que nuestro protagonista cuenta con los medicamentos que le otorga su gobierno, controlará el avance de la infección.

Esto implica que, pese a que empezará a desarrollar sus poderes, será capaz de controlarlos. Lo primero que descubrirá, y que será elemento esencial de la jugabilidad durante todo el título, será la Glaive, una especie de estrella ninja con cuatro cuchillas que le aparece en el brazo derecho, en el cual le ha empezado la infección, y que podrá lanzar a sus enemigos, ya que luego regresa como si de un boomerang se tratase. Posteriormente, irá desarrollando otras habilidades.

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Argumentalmente, Dark Sector es muy atractivo, pero le falta algo de impacto en el aspecto narrativo. Las explicaciones son escasas a lo largo de la historia: empezamos con desconocimiento total de los acontecimientos, y a lo largo del juego nos toparemos con personajes y situaciones que rememorarán hechos del pasado pero que nunca se nos explicarán, ni entenderemos muchas relaciones entre personajes.

Pero esto no quita que el juego resulte divertido y bastante interesante, gracias a las opciones que se ofrecen. El sistema es, hasta cierto punto, similar al de Gears of War, basado en cubrirse y disparar. Valdrán prácticamente todos los elementos del escenario para ponernos a seguro, algo que conseguiremos pulsando el botón A cerca de una pared o de un vehículo, unos escombros, etcétera.

Pulsando el gatillo izquierdo, Hayden se asomará (por el borde de estar cerca de una esquina, por encima de estar en otra cobertura) para poder realizar su ataque, exponiéndose a los disparos enemigos. En esos momentos, podrá hacer uso de armas de fuego o de las habilidades de su Glaive (sea lanzarla de forma directa, controlarla en cámara lenta u otras que se van dominando).

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Como ya hemos dicho, la progresión es lenta. En el primer nivel, con un Hayden todavía completamente humano infiltrándose en terreno enemigo, aprenderemos el uso de armas de fuego. Posteriormente, llegará la Glaive sin ninguna habilidad destacable; y así sucesivamente. Sin embargo, cuando se hace con la Glaive ya no podrá utilizar las armas que dejan caer los enemigos, al estar preparadas para explotar al estar en contacto prolongado con infectados.

Así como en el primer nivel podremos hacer uso de armas muy variadas, como rifles y escopetas, e incluso un lanzacohetes, posteriormente nos sentiremos algo más frustrados al tener que limitarnos sólo a una pistola y la Glaive. Eso sí, será el momento de empezar a experimentar y descubrir uno de los principales atractivos del juego, la variedad de muertes que podemos infligir a nuestros enemigos.

La Glaive puede provocar heridas muy doloras, cortar extremidades y aturdir enemigos. Además, al poder lanzarla contra conductores eléctricos y llamas para que adquiera dichas características elementales, las posibilidades se amplían, pudiendo hacer arder a más de un contrincante. Eso sí, pese a las posibilidades que ofrece el lanzarla y controlar directamente su dirección a cámara lenta, es bastante complicado llegar a dominarla a la perfección.

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También existe la posibilidad de combatir cuerpo a cuerpo, pero no es un sistema demasiado complejo y, en ocasiones, se hace un tanto impreciso, aunque tampoco lo utilizaremos en exceso debido al sistema de cobertura, que será básico a lo largo de la aventura. Y como no podemos utilizar las armas de los enemigos, tendremos que comprarlas en el mercado negro, que aparece de forma aleatoria en algunos escenarios y sin motivo aparente.

Allí podremos comprar escopetas, metralletas y pistolas, así como utilizar mejoras para las mismas. Sin embargo, habrá que pagar por ellas, y la cantidad de dinero necesario es excesivo; es imposible llegar a hacerse con las últimas versiones, las más potentes, de todas las armas. Y al empezar una nueva partida, no se conserva nada de la anterior, por lo que no se dan opciones para hacerse con todo lo que esconde el juego.

Cuando llega el color, a partir del segundo capítulo, podemos observar un trabajo de iluminación exquisito, y no sólo por parte de la luz que se filtra a través de los escenarios, sino también la que produce la Glaive, que se refleja de forma muy creíble en Hayen. Los modelados de los elementos presentes en los escenarios están bastante bien, con formas elaboradas.

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Pero ante esto nos topamos con unas animaciones faciales muy mejorables. Desde el momento en que Hayden se saca el pasamontañas que lleva en el primer capítulo, nos llevamos una leve decepción ante lo no muy bien trabajado que está su rostro; algo que se puede extender al resto de los personajes que aparecen de forma directa a lo largo del juego. Además, el sincronismo visual no es muy bueno, y los movimientos faciales y el doblaje van a ritmos completamente diferentes.

Además, las texturas de los suelos no están muy elaboradas, y parece que Hayden flota por encima del mismo (siempre y cuando movamos la cámara para ver el suelo, ya que por defecto el juego no lo muestra). Además, los escenarios empiezan a hacerse repetitivos con el tiempo, especialmente los interiores. El apartado sonoro, por su parte, está bastante bien; no destaca especialmente, pero acompaña a la perfección a la acción. El doblaje, en español, tiene altibajos, con algunas actuaciones mejores que otras.

La jugabilidad es muy cómoda y sencilla, con usos directos del mando. Lo más complejo, sin duda, es conseguir dominar la Glaive a cámara lenta, pero salvo por eso es un título bastante preciso. Eso sí, llegan a desesperar los enemigos que parecen no morir nunca, o las incoherencias que nos podemos tomar, como estar durante varios minutos matando enemigos que salen sin parar, para luego descubrir que avanzando hasta cierto punto del escenario, se acaba el fluir de soldados o zombies.

Dark Sector es un título divertido, que mantiene al jugador intrigado por el argumento e interesado por seguir abriéndose camino entre soldados y criaturas. Sin embargo, al llegar al final, da una cierta sensación de insatisfacción, de que podría haber dado más de sí. Las aproximadamente 10 horas que dura el juego se antojan escasas, sobre todo si tenemos en cuenta su linealidad. Eso sí, se nos abre la posibilidad de volver a jugar en un nivel de dificultad superior. Y luego, está el multijugador.

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Podremos jugar a través de internet, o bien mediante interconexión de consolas. Los modos de juego disponibles sólo serán dos, Infección (un Hayden contra varios soldados) y Epidemia (combate entre ejércitos). Se observa una clara ventaja para el usuario que tenga al protagonista, lo cual aliena un poco el multijugador, que admite hasta 10 jugadores a lo largo de sólo cinco mapas diferentes.

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