BPM: Bullets Per Minute
- PlataformaNSW6.5PC6.5XBO6.5PS46.5
- GéneroAcción
- DesarrolladorAwe Interactive
- Lanzamiento15/09/2020 (PC)05/10/2021 (XBO, PS4)08/09/2022 (NSW)
- TextoEspañol
- VocesEspañol
- EditorPlaytonic Friends
BPM: Bullets Per Minute, análisis. Destrucción roguelite con sabor añejo
Llega a Nintendo Switch el FPS de estilo roguelite que aparecía tiempo atrás en PC, PlayStation y Xbox; analizamos este shooter noventero al ritmo de rock.
Las experiencias roguelite gozan de los más variados enfoques, un subgénero que ha vivido estos últimos años una expansión que abarca todo tipo de títulos, desde las plataformas a los shooters, pasando por la estrategia, las cartas o el RPG, entre otros. Aunque el acercamiento a los first person shooter se antoja como un marco ideal para explotar esta forma tan particular de entender el videojuego: avance y muere; y regresa de nuevo para tratar de llegar más lejos. Tanto es así, que desde Awe Interactive lanzaron en en 2020, y solo para PC, BPM: Bullets Per Minute, un videojuego que aunaba el frenetismo de los shooters de los 90 y el desarrollo de mazmorras aleatorias, todo ello amenizado con temas rockeros que marcaban -casi como un metrónomo- el ritmo de los disparos. Ahora, y tras su paso por consolas PlayStation y Xbox en 2021, llega su correspondiente port para Nintendo Switch. Lo analizamos.
Una ópera rock con disparos acompasados
El objetivo de BPM: Bullets Per Minute no es otro que avanzar a través de ocho niveles de mazmorras generadas de forma aleatoria cada vez que iniciamos una nueva ronda. Todo ello mediante incesantes disparos contra diferentes criaturas que parecen sacadas del averno. Y como buen roguelite, cada vez que morimos a manos de nuestros enemigos, regresamos al inicio para afrontar una nueva ruta totalmente diferente a la anterior, desafiándonos para ver hasta dónde somos capaces de llegar. Y así una y otra y otra vez. Todo ello en la piel de una poderosa valquiria armada hasta los dientes que debe impedir el avance de las fuerzas del inframundo antes de que invadan el mundo de Asgard. Aunque como podéis imaginar, la historia y el contexto no son más que una mera excusa para meternos de lleno en la acción.
Eso sí, más allá de demostrar cuántas balas por minuto somos capaces de disparar -tal y como sugiere su título-, la acción de BPM: Bullets Per Minute viene marcada por el ritmo de su banda sonora. Tanto es así, que tanto nuestros disparos como la recarga de las armas deben ir al compás de la música, sin titubear lo más mínimo si queremos sobrevivir. Lo mismo ocurre con otros movimientos como los saltos o el dash. Con todo, si erramos al disparar -el compás se representa a través de la mirilla- la acción errada nos perjudicará, quedando a merced de nuestros enemigos durante unos instantes con la posibilidad de caer al mínimo despiste. A su vez, dicha mecánica también tiene su parte positiva, ya que podremos intuir cuando nos atacarán para contrarrestar al momento.
Por su ni fuera suficiente, el uso de cada arma se siente muy diferente entre sí, ya que no es lo mismo disparar al ritmo de la música con una pistola que con una escopeta o una ametralladora, tanto a la hora de presionar el gatillo como en la recarga. Porque sí, en el juego podremos acceder a un buen puñado de armas de fuego diferentes. Y lejos de lo que podría parecer, BPM: Bullets Per Minute resulta bastante satisfactorio en su jugabilidad, dando lugar a enfrentamientos totalmente fluidos que bien podrían parecer vistosas coreografías con armas de fuego de por medio. Todo ello muestra su mejor cara a la hora de enfrentarnos a los diferentes jefes finales de cada nivel, donde tendremos que aprender sus patrones de ataque para centrar nuestros impactos en sus puntos débiles. En definitiva, sus responsables han completado un FPS frenético y ameno que basa su desarrollo al ritmo de temas rock que no harán más que animarnos a seguir luchando.
Ahora bien, al carecer de campaña con niveles predefinidos y un desarrollo, digamos, tradicional, es capital contar con una apuesta roguelite sólida y atractiva, con elementos que nos inviten a repetir de nuevo nuestra última run en busca de nuevos enemigos, armas, mecánicas y otras sorpresas. Lamentablemente, no podemos hablar en estos términos de BPM: Bullets Per Minute, ya que la fórmula ideada por Awe Interactive no logra mantener fresco el bucle constante del propio título, dando lugar a una excesiva sensación de repetición y monotonía demasiado pronto. Si bien se apuesta por un modelo roguelite habitual, es decir, explorando salas interconectadas con enemigos que limpiar hasta alcanzar la sala del jefe, la ejecución no es tan adictiva como cabría esperar.
Las diferentes partidas se sienten demasiado parecidas entre sí -sensación potenciada por su particular apuesta audiovisual que trataremos más adelante- y no recibimos los suficientes alicientes para mantener el interés más allá de unas horas de juego o hasta que logremos terminar el recorrido de turno. Los diseños de las salas son muy similares entre sí, los enemigos se repiten hasta la saciedad y la variedad de armas y equipamiento es tan parca como el resto del título. Y es que una vez asimilemos los diferentes elementos roguelite que propone BPM: Bullets Per Minute, ya habremos visto todo lo que tiene por ofrecer. Y no tardaremos mucho en darnos cuenta de ello. Los potenciadores apenas dejan espacio a la creatividad, resultando muy mecánicos y previsibles tras unas pocas partidas. Todo ello da como resultado una propuesta muy llamativa cuya originalidad queda disipada rápidamente por su evidente parquedad de contenidos; una verdadera lástima, puesto que las sensaciones a los mandos resultan de lo más tentadoras entre los FPS más arcade.
Y hablando sobre el port a Switch que nos ocupa, el juego mantiene las formas a nivel de rendimiento y calidad visual -BPM: Bullets Per Minute no demanda un gran hardware-, aunque resulta de lo más frustrante en su modo portátil. Y es que los Joy-Con no ofrecen la suficiente precisión ni soltura para disparar con acierto a enemigos que pueden abatirnos en cuatro toques, tanto acoplados a la consola como mediante los sensores de movimiento; las dimensiones de la pantalla de Switch tampoco ayudan en este sentido. Es por ello que recomendamos jugar en modo dock con el mando Pro si buscamos el disfrute a los mandos y la comodidad; sin ningún tipo de duda. Como extras podemos desbloquear nuevos personajes además de contar con modificares como un modo visual decididamente retro -es decir, pixelado- o posicionar el arma en el centro al más puro estilo Doom de los noventa.
Una apuesta audiovisual única
Si hay algo de lo que puede presumir BPM: Bullets Per Minute es de su particular puesta en escena, especialmente de su vertiente sonora. Y es que en un juego donde la música y el ritmo son protagonistas, nos encontramos con temas rockeros que irán aumentando en intensidad y cadencia a medida que avancemos en nuestra run. Todo un reclamo para aquellos que gusten de los ritmos más cañeros y que, además, casan a la perfección con la personalidad “demoníaca” del título. Los efectos de las armas o los rugidos de las bestias, por contra, no pasan de testimoniales. Por otro lado, el título de Awe Interactive apuesta a su vez por un apartado visual único, con una personalidad decididamente retro que nos sumerge en un mundo que parece sacado de los primeros Quake y similares, teñido de intensos tonos rojizos. Por desgracia, debemos criticar un diseño artístico sobrio en ideas que cae rápidamente en la monotonía y un port a Switch que pierde algo de nitidez y ciertos efectos de iluminación presentes en el resto de versiones.
Conclusión
BPM: Bullets Per Minute nos ha dejado sensaciones encontradas debido a ciertos aspectos bastante logrados y otros que parecen haberse quedado a medio gas. Si bien es cierto que a primera vista puede resultar llamativo por su puesta en escena, tanto por su aspecto visual -algo lastrado en dicho port- como por sus temas musicales que juegan un papel fundamental a nivel de jugabilidad, su oferta roguelite queda rápidamente diluida por una alarmante falta de contenido. Y es que a pesar de su aleatoriedad manifiesta, las variantes entre runs quedan limitadas a esquemas básicos que detectaremos tras unas pocas partidas. Eso sí, la movilidad y las sensaciones FPS arcade están ahí, aunque quedan sepultadas por sus evidentes carencias. Una opción a tener en cuenta para los aficionados a los roguelike y los FPS más arcade que busquen una opción con personalidad si ya han exprimido los colosos del género.
Lo mejor
- Ritmo frenético y jugabilidad noventera: un cóctel explosivo
- La banda sonora está llena de temas rock de lo más cañeros
- Extras desbloqueables: personajes, desafíos, modos...
Lo peor
- Su fórmula roguelike es demasiado escasa en contenidos y variedad
- Desarrollo y sistema de recompensas con evidentes desequilbrios
- Pierde fuelle demasiado pronto; la monotonía aparece antes de lo esperado
- No recomendable en modo portátil en su versión para Switch
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.