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Beyond Blue

Beyond Blue

  • PlataformaPS47IPH7IPD7PC7NSW7XBO7
  • GéneroAventura
  • DesarrolladorE-Line Media
  • Lanzamiento17/04/2020 (IPH, IPD)11/06/2020 (PS4, PC, XBO)12/11/2021 (NSW)
  • EditorE-Line Media

Madre Agua

Beyond Blue, análisis Switch. El desesperado canto de las ballenas

Llega a Switch un juego necesario que nos conciencia sobre la preservación de la vida en mares y océanos en una clara y emocional apuesta por salvaguardar el futuro de nuestro planeta.

Hay cierta familiaridad al jugar a Beyond Blue en una consola de Nintendo, y es que ya en 2008 y 2010 pudimos disfrutar en Wii de la experiencia relajante que nos proponían Endless Ocean y Endelss Ocean: Aventuras bajo el mar. Beyond Blue se beneficia del tiempo transcurrido mostrandonos la riqueza de la vida en el océano en todo su esplendor. Se trata de un juego divulgativo que no por ello renuncia a ese elemento base del medio que es la diversión.

Fun & Serious Game

Creo que etiquetas como Horror Elevado o Film d’art en el cine, Novela Gráfica en el cómic y, sí, Serious Games en el videojuego, son conceptos que, desde un sentimiento de inferioridad, buscan el reconocimiento por encima del medio que los vió nacer. Y creo que es erróneo porque parten de una premisa que lo es: minusvaloran ese medio del que parten, no confían en él plenamente para expresarse, buscan el beneplácito por encima del que, suponen, tiene ese medio para la sociedad y las demás manifestaciones artísticas.

Existen empresas que trabajan con videojuegos que aplicar a otros ámbitos, y lo hacen con videojuegos comerciales. Solo hay que estudiar muy bien las necesidades y los objetivos para encontrar el videojuego que se adapte perfectamente a ellos. El concepto Serious Games parece querer erradicar en su definición algo inherente a los videojuegos: ser divertidos. Y la diversión no es sinónimo de risa o placer, los videojuegos lo pueden ser de muchas maneras, aunque sea pasándolo mal. Silent Hill o Hellblade son divertidos a pesar de su temática o trasfondo.

Beyond Blue podría haber sido solo una seria exposición de la fauna marina que busca repercutir en nuestra visión del océano, en lo maravilloso de sus misterios, en la urgencia a la que nos aboca el cambio climático. Y lo es, pero no renuncia a la diversión para ello. Se consiguen así dos cosas: que el producto llegue a mucha más gente (y eso es absolutamente necesario de cara a sus aspiraciones divulgativas) y que lo que muestra arraigue sin esfuerzo en nuestro pensamiento.

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Ahí está el pasado de E-Line Media con su anterior trabajo, Never Alone, trabajo de enorme sensibilidad que buscaba transmitir el conocimiento sobre el pueblo esquimal; la asociación con la BBC de Planeta Azul II y la experiencia de Ocean X Media; los dieciséis minidocumentales con expertos de primer nivel, que vamos desbloqueando en el juego; los oceanógrafos que han asesorado en el desarrollo... El conjunto se enfoca bajo una narrativa articulada de forma inteligente y un gameplay agradable exento de retos pero no del placer mismo de jugar. Si lo aunamos todo, este Serious Game en potencia pasa a convertirse en acto en un Fun Game. Menuda redundancia esas dos palabras juntas, ¿verdad? Pues eso.

Creando la narrativa del océano

El objetivo del juego ya lo hemos dejado claro: sensibilizar, mostrar la inmensa riqueza de los océanos y transmitir consciencia y urgencia sobre su conservación (aunque sea por puro egoísmo, porque el futuro nos va en ello). Beyond Blue no se contenta con la solemne exposición de especies marinas, los datos científicos y la transmisión de su mensaje, a sabiendas de su necesidad, crea una narrativa para conexionar el conjunto y que nos mantenga atentos y nos anime a seguir jugando. Y funciona. ¿Cómo lo han conseguido?

El juego nos pone en la piel de una oceanógrafa que realiza sus estudios con un pequeño submarino como base. Este espacio nos da información de forma continua sobre la protagonista. Tras cada incursión en el océano encontramos que el entorno siempre cambia de forma sutil. Hoy podemos fijarnos en un portafotos con un dibujo infantil dedicado con amor, mañana un libro sobre la cama sobre el estudio de las profundidades, pasado restos de la última comida.

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Notas que se actualizan, reproductor de música en el que adivinamos un exquisito gusto (De Miles Davis a Flaming Lips pasando por temas de World Music y un compositor que utiliza en su obra el canto de las ballenas), galería de fauna marina que va creciendo según vamos encontrando especies… Y de fondo la relación profesional que tiene con sus compañeros, de personalidad perfectamente definida en claroscuros, y de la relación personal con una hermana que vive un momento confuso en su vida y con su abuela, cuya confusión viene de los primeros estadios de la demencia senil. Empatizamos rápidamente con los personajes y su evolución, a lo que ayuda una convincente y profesional interpretación de voz: Anna Akana (Raikou), Mira Furlan (Lost, Babylon 5), Hakeem Kae-Kazim (Black Sails, Hotel Rwanda) y Ally Maki (Toy Story 4).

A la hora de comunicar los descubrimientos al jugador, el juego evita Nolanismos como que un astronauta explique a otro el funcionamiento de un agujero de gusano. Tirando de coherencia de forma inteligente, nuestra expedición se financia en parte por la contribución de miles de personas que nos siguen en nuestras pesquisas y descubrimientos a través de las redes sociales. Así, las enseñanzas biológicas y científicas se camuflan como información para ese público para quien estamos retransmitiendo en directo. El jugador es pues a la vez actante como protagonista y receptor como público ajeno al mundo científico. Se alcanza un equilibrio en la narración que en ningún momento nos hace plantearnos cuál es realmente nuestro papel: son los dos.

Todo esto encaja dentro de una historia sencilla que se desarrolla con algún que otro sobresalto y que envuelve con elegancia el núcleo del juego en cuanto a jugabilidad.

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Jugar, explorar, sentir

El espacio, la última frontera, que diría el comandante Kirk de la Enterprise, es aquí El océano, la última frontera de nuestro presente. Es la parte de nuestro planeta que aún guarda misterios insondables. Y por extensión, más que Tierra, a nuestro planeta le encaja más esa otra denominación que es Planeta Azul. Se diría que bajo el agua somos astronautas visitando con menor gravedad y a cámara lenta un lugar extraño y sugerente que resulta que es también el nuestro.

Si hay un juego que hizo del análisis de un planeta y sus misterios un arte lúdico ese fue Metroid Prime. El clásico de Retro Studio para la consola con asa de Nintendo, incluía una mecánica de juego que resultó imprescindible para los jugadores y su disfrute de su interacción con el entorno: el escaneo de fauna, flora y ruinas marcando objetivos durante unos segundos. Y esta es la base que ha elegido Beyond Blue para su gameplay. Abandonamos el submarino en pequeñas misiones y rastreamos la zona recogiendo información sobre grandes cetáceos o pequeños bancos de peces, de zonas de coral y de algas.

No se trata, como en Metroid Prime, de captar una única vez un nuevo elemento para sumarlo a nuestra enciclopedia particular, aquí debemos, por ejemplo, escanear en nuestras salidas diez veces una misma especie. No se trata de mera repetición, pues esta encuentra sentido en el descubrimiento, según vamos sumando escaneos, de nuevas rutinas de comportamiento de los animales en cuestión que luego podremos ver reflejadas en nuestra biblioteca marina. Esta mecánica, efectiva y agradable, no es capaz sin embargo de ocultar que nos encontramos ante un título muy corto, sobre las tres horas de juego. Es este posiblemente la única pega que podemos encontrar en Beyond Blue que resulta un placer en el resto de sus apartados.

Sobre las distintas versiones del océano

Beyond Blue llegó a distintas plataformas entre abril y junio de 2020. No ha sido hasta noviembre de 2021 que el juego desembarcara en Switch. Si comparamos esta versión directamente con la de PS4 Pro, por ejemplo, la híbrida sufre los recortes habituales en la resolución y el framerate. Sinceramente, en un caso tan particular como este en el que el fondo siempre está ocultó por lo insondable del océano (algo que en el pasado sería la forzosa niebla cuando las máquinas no daban de sí a la hora de generar los escenarios), creemos que el popping evidente a pesar de la corta distancia de visionado se debe más a escasez de recursos en la conversión que a las capacidades de la consola de Nintendo. A The Witcher 3 o Dying Light nos remitimos. No creemos que se reciban parches que optimicen estos detalles porque el juego funciona bien y sin sobresaltos. Se ha llegado hasta aquí, que es donde se podía. Quedémonos pues con lo que tenemos, que es aceptable en resultados técnicos y valioso en todo lo demás.

Conclusión

Beyond Blue es un juego divulgativo, pero no por ello aburrido o ajeno a lo que es la diversión propia del medio que lo acoge. Una narrativa inteligente nos hace empatizar poco a poco con los personajes y la visión del mundo que quieren hacer nuestra. Se trata de un juego necesario en los tiempos que corren, donde el futuro del planeta cada vez parece más negro. Su mecánica es placentera y se sustenta en el escaneo continuo del que hizo gala en su momento el gran Metroid Prime. Así pues, la narrativa apoya sin fisuras a un gameplay que es puro placer. La ausencia de retos se sustituye por el siempre interesante acto de explorar y descubrir. Un juego necesario cuyo único punto negativo está en lo corta que resulta la experiencia. Y es que querríamos que esta durara siempre.

Lo mejor

  • Experiencia placentera y agradable.
  • Adquirimos conocimientos gracias a su valioso material científico.
  • La narrativa se resuelve de forma inteligente.

Lo peor

  • La versión de Switch, aunque solvente, pone en evidencia un presupuesto por debajo de otros títulos más grandes, más caros y, por tanto, mejor optimizados.
  • Tres horas de juego se nos antojan una duración demasiado escasa.
7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.