Battlefield 1943: Pacific, Impresiones
Con una distribución exclusivamente digital a modo de expansión independiente, en breve podremos descargar desde el bazar de Xbox Live tres nuevos mapas del universo Battlefield, una de las mejores franquicias bélicas en el panorama del videojuego actual.
Con una distribución exclusivamente digital a modo de expansión independiente, en breve podremos descargar desde el bazar de Xbox Live tres nuevos mapas del universo Battlefield, una de las mejores franquicias bélicas en el panorama del videojuego actual.
A mediados del año pasado, EA DICE (Digital Illusions Creative Entertainment) dio un lavado de cara a la saga con la llegada de Bad Company, que a pesar de contar con la reseñable novedad de un modo campaña para un jugador -algo inédito hasta ahora- no descuidaba su modo multijugador, con ocho mapas capaces de alargar la vida del juego durante un centenar de horas. Electronic Arts, consciente de su éxito en la comunidad online, quiere que no dejemos de lado las armas. Con la inagotable localización que es la Segunda Guerra Mundial, nos trasladamos al año 1943 entre las costas del sur de Japón y las Islas Carolinas, para tomar parte en el conflicto armado de los aliados norteamericanos y el ejército imperial japonés. El productor del juego Patrick Liu ha visitado España esta semana, y nos ha invitado a probar la que sin duda es la mejor alternativa multijugador para los amantes de los shotters militares a los Call Of Duty de Activision.
La habilidad también cuenta como factor clave: un buen soldado debe tener puntería, por lo que tenemos opción incluso de abatir un caza con un rifle de precisión si alcanzamos al piloto a través de la cabina cuando éste se encuentra virando. Si optamos por meternos en medio de la contienda entonando himnos vikingos como en el más arcade de los FPS, seguramente muramos pronto sirviendo de muy poca ayuda a nuestros compañeros. Aquí es donde desborda la diversión, en el momento en que afrontamos partidas organizadas en armonía con nuestros amigos del pelotón. Tres son las clases de soldado que podremos elegir a la hora de empezar la partida: fusilero, francotirador y artillero; pese a parecer pocas a priori, formar una avanzadilla bien equilibrada entre las tres clases es fundamental si queremos tener éxito dadas las diferencias entre sí, mediante el uso de armas exclusivas y comunes de cada clase, y variando sensiblemente dependiendo de la ruta a tomar y el modo de juego seleccionado, ya que si por ejemplo el franco no usa el rifle de asalto del fusilero, si comparte con él el uso de granadas de mano.
El apartado técnico del que hace gala el juego es idéntico al que vimos en Bad Company en sus mapas multijugador. Haciendo uso del motor gráfico Frostbite Engine, podremos destruir el 90% del escenario si así lo deseamos, es decir, si el enemigo te descubre y decides refugiarte en una casita costera cercana a la playa de Iwojima, probablemente no sea buena idea si tus rivales tienen un mortero a mano. Uno de los factores clave es la credibilidad que otorga la capacidad de modificar el escenario con las diferentes armas, podemos destrozar una puerta a tiros para abrirnos paso, o derribar árboles alegremente montados en una imponente tanqueta. La variedad de vehículos a usar es rica y variada: carros de combate, jeeps, lanchas de asalto o cazas de la época entre otros serán fundamentales para recorrer una larga distancia con la suficiente potencia de fuego. A su vez encontraremos armas fijas tales como ametralladoras de gran calibre o antiaéreos, capaces de agujerear todo lo que se cruce en su camino. Por todo ello, sin necesidad de romper un techo gráfico, el motor se muestra sólido y convincente, consiguiendo el objetivo de crear la inmersión necesaria para sentir que estamos en medio de una peligrosa escaramuza.
Son tres mapas de enorme extensión que se prestan a ser jugados una y otra vez por las miles de tácticas que se pueden emplear, lo que garantiza muchas horas de juego una vez se coge la mecánica. Con un buen apartado técnico y una cuidada puesta en escena, la jugabilidad se dispone al servicio del jugador para que nunca juguemos dos partidas iguales.
- Acción