Assassin's Creed: Altair's Chronicles
Asesinos de poca monta
Ubisoft retoma los pasos de Altair desde su comienzo como asesino en una precuela con muchos cambios con respecto al original y creada con el claro objetivo de satisfacer a los fans más acérrimos de uno de los videojuegos que más controversia ha generado en los últimos años.
Ha corrido mucha tinta desde la salida de Assassin's Creed al mercado. Es uno de esos pocos casos en los que determinados factores externos han influido más que la calidad del juego propiamente dicho, sobre el que se han dicho -y se dirán- muchas barbaridades de las que de un modo u otro se ha beneficiado. La publicidad ha sido el respaldo de un juego que ha sufrido muchos varapalos cara a la galería y durísimas críticas en contraposición a la buena acogida del público, una de las mejoras de la pasada temporada que en tiempo record se colocó en boca de todos. Como era de prever el éxito inspiró a Ubisoft a impulsar una precuela que por supuesto, pese a no contar con la potencia suficiente para hacer correr un motor de la envergadura de AC (ni aún en 3D), tenía que aparecer en la que portátil más vendida del momento.
Haciendo una justa valoración objetiva, Altair's Chronicles no tiene más fundamento que el de exprimir las ventas de la consola apelando a conocer la historia pasada del asesino, haciendo una reconversión de Jerusalén ciertamente loable en comparación a otros productos de la misma índole pero muy alejada de la grandiosidad con la que fue tratado su antecesor. Tanto en lo referente al apartado técnico como al jugable; Altair ya no roba, sus acciones se han reducido a las de un juego de acción genérico, perdiendo por el camino la tensión y preciosidad de la que hacía gala Assassin's Creed. Altair's Chronicles es un juego distinto que se aferra a las tendencias de NDS con algunos destellos de originalidad pasando por situaciones irrisorias indignas de un título serio de este calibre. Y sin llegar a tanto; la nueva filosofía de Altair es la de saltar, atacar y huir, todo simplificado hasta llegar al punto de que sólo haciendo uso de las habilidades con las que comenzamos la aventura podemos tomar buena cuenta de todos los enfrentamientos obligatorios a los que nos expone el argumento.
Nada de lo anteriormente expuesto justifica que estemos ante un juego nefasto, ante un clónico más de los que sobran a patadas en GBA -y de los que nos hemos librado para dar paso a los juegos casual', para peor desgracia-, pero queda claro que esta última creación de Gameloft toma descaradamente el camino más resultón y sencillo para agradar al jugador, sin esmerarse mucho en ofrecer nada nuevo. Pero ojo, el hecho de que el cartucho cuente con innumerables desperfectos o con una calidad muy por debajo de la esperada no implica que podamos recrearnos con algunos detalles de magnífica factura, pocos pero dignos de mención.
Esta dinámica se aplica también en otro de los puntos de interés de la aventura, las huídas, de las que nos olvidamos tanto en el modo fácil como en el normal y sólo útiles en la máxima dificultad, sólo accesible una vez terminada la aventura por primera vez. Los guardas son enemigos de segunda categoría ejerciendo de maniquíes, el cebo perfecto para el inevitable machaqueo de botones. A excepción de esporádicos minijuegos para realizar acciones concretas, el mecanismo de juego no va más allá de lo aquí expuesto. A medida que transcurra la partida iremos aprendiendo nuevas habilidades que nos permitirán acceder con más facilidad a los tejados, aunque repetimos una vez más no son del todo necesarias -salvo en determinadas ocasiones, cuando el juego así lo exige- para terminar la aventura, y su uso queda restringido a situaciones muy concretas.
Altair no dispone de la mitad de recursos para trepar, no todos los tejados estar intercomunicados, además de que no se entiende la presencia de elementos para entorpecer nuestra marcha, colocados indistintamente por los escenarios a fin de acabar con nuestra paciencia. El sistema de juego ha sido comparado por la crítica norteamericana con un Prince of Persia al uso, tanto por las numerosas escenas de ataque -mal ajustadas, con muchas imprecisiones, como también sucede en los saltos- como por la vertiente de plataformas' que sorprendentemente ha cobrado una importancia mucho mayor que en el original.
Mejorable
Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.