Nos quedamos con las ganas

Lo primero que notamos de este juego de estrategia por turnos, es que la vista 'táctica' es igual que la 'estratégica'. Hasta ahora lo habitual era que en el mapa estratégico los castillos, pueblos y unidades ocupen una escala desproporcionada con respecto al mapa. Aquí no es así, los castillos y pueblos son en tamaño real, y se puede ver el número exacto de tropas caminando sobre el terreno, ocupando un espacio concreto en su tamaño y cantidad reales.

Otra notable diferencia es su simpleza. No hay innumerables íconos y estadísticas, nadie se mareará intentando comprender como funciona todo ese nuevo caudal de información. La potencia del juego se lleva de manera natural como si fuera una aventura gráfica.

Los toques de rol que tiene también fueron simplificados al máximo. Se pueden subir cuatro parámetros: salud, daño, poder mágico y resistencia mágica. Pero sobrarán puntos para distribuir en todos ellos, podremos ir agregando según necesitemos sin lamentar ninguna decisión.

Como es habitual en esta categoría, tampoco se puede elegir el nombre o apariencia del personaje, y aunque el argumento es solamente la excusa para comenzar a repartir espadazos, está muy bien narrado y los personajes le dan mucha vida.

En síntesis, nos dejamos llevar por una trama fuerte mientras subimos todos los puntos que necesitemos, y batalla tras batalla. Está pensado para 'sentarse y jugar', sin tener que pensar en configurar el equipo, o planificar la evolución de nuestro personaje.

Recorrer el mundo en primera persona le da protagonismo al entorno, que cobra un realismo que envidiaría cualquier RPG. El terreno, las montañas, los árboles, los objetos y las personas son de realismo atrapante. Le faltaría algún efecto al agua, pero hay muy pocos lagos y arroyos, así que tampoco se echa mucho en falta. Los colores del día son conmovedores, brillantes amaneceres, días claros, ocasos rojizos y noches de pálido reflejo lunar. Tenemos un entorno completo, claro y detallado que cumple el propósito de sumergirnos en ese mundo.

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Resulta llamativo el acabado de los personajes con un realismo fascinante. Las armaduras, texturas y movimientos son del máximo realismo que permite la tecnología actual.

Algunos podrían escandalizarse con ciertos modelos. Muchas mujeres están completamente desnudas, su vestuario es osado y girando en torno a ellas llega a verse cualquier parte de su anatomía, con un nivel de detalle en las texturas que deja la boca abierta. Hay quienes se escandalizan por que los niños presencien el cuerpo humano (a la mayoría no parece importarle que se la pasen asesinando en esos mismos juegos), pero así están las cosas y vale la advertencia para ellos.

Este nivel de realismo anatómico es otra innovación que abarca a todos los personajes, pudiéndose ver los músculos de los gladiadores, las venas inyectadas, la piel enrojecida en ciertas áreas, incluso el vello corporal en los hombres. Cada polígono del modelo se adapta a la forma humana. Tiene un impacto visual sin precedentes para este género.

Los efectos sonoros logran todo su cometido. Acción climática, animales, las armaduras producen sonidos diferentes según el modelo. En las batallas se oyen las espadas y los gritos de las tropas. Cada acción tiene su sonido bien puesto.

El reclutamiento depende del oro que ganamos en la aventura, y la autoridad que sube con el nivel. Cada tropa tiene un precio y una determinada autoridad. Cada unidad resta su autoridad a la nuestra, un campesino tiene 2 puntos de autoridad, y comenzamos con 12 puntos, suficiente para empezar contratando 6 campesinos.

Podemos tener un ejército de 10 formaciones con  10 unidades cada uno, y el enemigo otro tanto, técnicamente podría haber 200 tropas. Cada unidad ocupa un hexágono y nuestro héroe no será un espectador, ocupará un hexágono más haciendo valer su acero hombro a hombro con sus tropas.

Es difícil juntar autoridad suficiente para llenar todas las casillas con las mejores tropas, por suerte hay un margen considerable para la estrategia. Muchas veces tendremos que saturar el campo de batalla con tropas de bajo nivel, y otras necesitaremos juntar tropas capaces de ataques devastadores, y que no mueran ante el primer contraataque.

El combate es muy intuitivo, al pasar el cursor sobre los enemigos indica el daño que sacaremos, es un cálculo sencillo, [Vida - (Daño - Armadura)]. En el caso de daño mágico se reemplaza Armadura por Absorción Mágica.

La magia también es simple, hay 25 hechizos que se adaptan a todas las situaciones. Sirven para atacar o maldecir al enemigo, y para proteger o potenciar nuestras unidades. Se gasta un turno en conjurar, pero también hay tropas que hacen magia para aliviarnos de la tarea.

La simpleza llega al extremo en el momento de cargar una partida. La primera vez tarda lo habitual, algunos largos segundos, pero cuando volvemos a cargar una partida guardada ¡La acción es instantánea! Los tiempos de carga nulos alientan a rehacer combates que nos salieron mal.

El fin de la aventura parece llegar justo cuando nos vamos cansando de tanto batallar, y se le echa en falta una rejugada. Solamente se puede usar el Caballero pero a lo largo del viaje hay altares e ítems que solamente sirven para la Arquera, o el Mago, por lo que además de dejarnos las ganas de rejugarlo con ellos, queda la sensación que 1C tiene pensado expandirlo... sólo queda esperar.

No le vendría mal algo de inteligencia artificial. Al rejugarlo nos damos cuenta que enfrentaremos exactamente los mismos ejércitos, sin ninguna variante por nivel o cantidad de tropas propias.

Todo ello contribuye a decir que es un juego bastante lineal, predecible y con poca rejugabilidad. Lo que deja un sabor de 'quiero más' muy difícil de quitar.  Esperemos que en futuras expansiones 1C saque a relucir más de todo el potencial sin explotar que ya trae este juego.

Otras carencias importantes al compararlo con otros son que no tiene multijugador, ni editor de campañas, ni mapas adicionales. Parece destinado a jugarse como una aventura gráfica. 

Podría ser una contra que no esté en español, pero los diálogos son tan simples que se puede jugar chapurreando un inglés muy elemental.

En síntesis, llena las expectativas, y asombra con su innovación, pero se dejaron mucho en el tintero.