Análisis de Another Code: Recollection, dos clásicos que siguen conmoviendo como el primer día

Siempre se mantiene el debate recurrente sobre el alma de un videojuego. Para algunos es un término baladí, mientras que otros entienden que ese término está dedicado a las obras que trascienden, que dejan huella en la memoria de los jugadores. Precisamente el juego que trataremos a continuación pone el dedo índice sobre eso: los recuerdos, las memorias compartidas entre el ayer y hoy. Las vidas conectadas de personalidades tan diferentes como semejantes frente a la pantalla. Sí, Another Code tiene alma.

Another Code: Recollection celebra la corta pero emocionante trayectoria de una IP que caló profundo en el corazón de quienes le dieron una oportunidad. Podríamos incluso catalogarlo de juego de culto, ya que el boca a boca convirtió a sendas entregas en un placer para los amantes de las aventuras narrativas y el point and click. La colección lleva las dos entregas a Nintendo Switch con las mejoras que podemos esperar de un recopilatorio en pleno 2024. Os avisamos: sigue conmoviendo como el primer día.

Componer los recuerdos cachito a cachito

La experiencia de la recopilación es lineal, es decir, no podrás saltar a la segunda entrega sin poder pasar antes por el título donde comenzó todo. Another Code: Two Memories es el primer paso que debes dar. Se publicó originalmente en 2005 para Nintendo DS. Dado las peculiaridades de la doble pantalla y el stylus sobre la pantalla táctica inferior, la estructura del juego estaba centrada en colocar obstáculos que aprovecharan estas capacidades.

Los recursos de Cing, sus responsables originales, fueron invertidos con acierto, y es que el desarrollo del juego está centrado prácticamente al completo en el interior de una mansión. Los secretos y misterios de un lugar así son el escenario perfecto para crear una aventura de misterio. Lo clava. Se produce una conexión íntima entre el jugador y lo que vive Ashley, incluido el mundo del más allá junto a su inesperado compañero D. No entraremos en detalle sobre el cuándo ni el cómo, pero lo que sí podemos decir es que los recuerdos cobran forma en las circunstancias del hoy.

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Si te fijas, por el momento todo tiene un denominador común: las dos realidades. El pasado y el presente. Ambos forman un tándem que se retroalimenta durante todo el juego. Una sinergia casi perfecta. Es algo que casi 20 años después permanece intacta. Lo que no ha envejecido del todo bien es lo demás. Los rompecabezas, por ejemplo, son demasiado evidentes y poco complejos incluso para lo propuesto en su día. Por momentos parece que no quiere estorbar en la narrativa. La presencia del DAS, un dispositivo con múltiples funciones (incluida su útil cámara y álbum), facilita demasiado las cosas cuando intenta ir un poquito más allá.

Su secuela, Another Code: R – Más allá de la memoria, se desbloquea nada más correr los créditos de Two Memories, un tramo toma alrededor de 5 y 7 horas, dependiendo de lo hábil que seas moviéndote por la mansión. Su secuela llegaría años más tardes para la sobremesa de Nintendo en esos momentos. Wii vio como Ashley maduraba dos años después de la entrega original. Ahora el escenario era diferente. Salimos al exterior para volver a vivir a través de los recuerdos de otros, esta vez descubriendo el mayor misterio del arco narrativo completo... y hasta ahí podemos leer.

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El avance tecnológico de la consola respecto a la portátil hace que su desarrollo sea bastante más ameno. El número de diálogos se triplica respecto al anterior gracias a la intervención de un elenco de personajes mucho más amplio. Es un juego más coral, de eso no cabe duda, y algunos temas que trata en paralelo al desarrollo de la trama hace que sea un juego mucho más interesante que el original. Ambos sufren del paso del tiempo en lo jugable, pero en lo que respecta al guion sigue manteniendo la fuerza que le ha caracterizado.

Memorias renovadas

La puesta al día de Another Code: Recollection alcanza a todos los niveles, comenzando desde el apartado gráfico. Aunque ambas entregas mantienen la estructura de los originales, todas las texturas y modelados se han revisado para realzar todavía más la sensación acuarela que ya mostraban en su día. Son juegos 3D muy agradables de ver en cualquier de los formatos de Nintendo Switch, especialmente en portátil y sobremesa usando el modelo OLED.

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La solución que ha encontrado el equipo para simular el puntero es simple: el joystick de dirección. Una vez dentro de la inspección de un puzle u objeto, puedes mover el cursor para interactuar con los elementos que posibilitan el transcurso de la acción. En algunos rompecabezas (algunos inéditos) se nos invita a utilizar el giroscopio, algo que funciona mejor en modo dock que cuando tenemos la consola en nuestras manos.

Realmente pocos ‘peros’ se le pueden achacar al recopilatorio en cuanto a novedades se refiere. El nuevo doblaje acompaña, al igual que la música renovada. Quienes sean más inquietos verán de buen grado la introducción del modo guía. Pulsando el joystick izquierdo puedes activarlo y desactivarlo en tiempo real. No hay que pasar por menú alguno. Aparece una estela que te indica la posición del próximo objetivo.

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Hay cosas que precisan de un remake completo para resolver los problemas que ambos sufren. El paso del tiempo evidencia todavía más la escasa complejidad de los puzles y su estructura como videojuego. La primera entrega es casi un visto y no visto; en cuestión de 5 horas puedes completarlo. Tienes la sensación de que es una suerte de prólogo de su secuela, que verdaderamente expande la ambición narrativa del estudio. En nuestro caso esta segunda parte nos duró 15 horas, aproximadamente.