Sé el mejor estratega

La franquicia Famicom/Advance Wars es una de las más conocidas dentro del mundo de la estrategia por turnos, aparte de ser una de las pocas nacidas en consolas y que persisten en estos sistemas en lugar de PC. Sin embargo, en su primera incursión en DS, aunque para muchos aficionados fue un acierto, como título táctico dio un paso atrás, pues otorgaba demasiado peso a la elección de los OJ y el uso de sus poderes, en detrimento de una adecuada administración de los recursos disponibles.

Con los ataques dobles, era posible liquidar una partida que nos había llevado bastantes minutos en cuestión de segundos. Quizá por esto o quizá simplemente por ofrecer algo distinto, Intelligent Systems ha decidido reiniciar la saga Advance Wars, cuya historia venía ya de Game Boy Advance, con un nuevo argumento, nuevos personajes y, sobre todo, importantes cambios en la jugabilidad.

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Los comandantes tienen una influencia muy reducida en el campo de batalla. De hecho, sólo pueden ser usados hasta bien entrada la campaña. Por otro lado, con la introducción de unidades como la infantería motorizada, se pretende dar un mayor dinamismo a las batallas, enfocado también a las partidas a través de Nintendo Wi-Fi Connection, principal novedad de Dark Conflict. Así que es un volver a empezar...

Falta de luz

Aunque técnicamente Dark Conflict no ofrece un salto cualitativo respecto a Dual Strike, sí que hay un cambio visual significativo, más acorde a la ambientación que debe ofrecer. En primer lugar, la paleta es mucho más apagada en cuanto a tonalidades, muy al contrario que en otras entregas de Advance Wars que destacaban por los vivos colores y su estilo desenfadado. Hay que tratar de infundir tristeza y sensación de caos y ello requiere un cambio radical en el diseño.

Manteniéndose el motor gráfico prácticamente todo en 2D, el nivel de detalle de las unidades es algo mayor, no demasiado, pero gracias a la inclusión del zoom, cuando acercamos la imagen sí se ven mucho mejor. La interfaz se conserva bastante parecida aunque con un toque más serio. La pantalla táctil muestra el escenario y en la superior se ofrece información sobre el terreno y las unidades seleccionadas, aparte de otros datos como los OJ participantes.

La banda sonora no resulta especialmente sorprendente, pues recurre al mismo sistema: buenas melodías, pero escasas, por lo que a la larga podemos cansarnos de algunas de ellas dado que las partidas suelen durar bastante tiempo. Esta sensación no resulta demasiado problemática ya que, en general, la calidad de la música es buena y las composiciones acompañan bien al juego, pero puede llegar a producirse.

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Respecto a los efectos, tampoco se producen demasiados cambios, ya que pese a que el movimiento de cada unidad lleva un ruido asociado (lo cual puede ser una ayuda en niebla de guerra), muchos sonidos se repiten de unas a otras, como por ejemplo en los disparos o las explosiones, así que se echa en falta un poco más de variedad.

El día después

Dark Conflict nos presenta un mundo post-apocalíptico en el que, tras una intensa lluvia de meteoritos que ha sumido a la Tierra en la oscuridad, los habitantes han de luchar por su supervivencia. Una espesa capa de polvo recubre el planeta y los alimentos empiezan a escasear, siendo imposible cultivar al carecer de los rayos del Sol. En medio de este caos, no hay leyes ni nadie que haga cumplirlas y los saqueos se suceden.

Sin embargo, hay una pequeña esperanza, un grupo de soldados laurentinos, aún fieles a su deber, recorren su país en busca de gente a la que ayudar con las reservas de víveres que aún les quedan y haciendo frente a los maleantes que intentan aprovecharse de los ciudadanos indefensos. Y aquí es donde entramos nosotros, encarnando, aunque de forma indirecta, el papel de un joven llamado Ed, cadete de la academia de Laurentia, quien es rescatado mientras vagaba solo y sin rumbo y estaba a punto de caer en las fauces de unos renegados.

Acogido por el comandante O'Brien y el resto de su destacamento, inicia una aventura en busca de una posible solución para paliar la hambruna que se avecina, lo que significaría el fin de la humanidad. Poco a poco irán descubriendo que hay algo más aparte de ruinas en el camino y que no todo el mundo es quien parece ser.

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Como se puede ver por el argumento, en esta ocasión la historia está mucho más elaborada que en otras entregas, resultando incluso intrigante en determinados momentos. Sigue sin ser digna de una novela, pero tampoco es una recopilación de escenas con cierto toque de humor como sí lo eran las anteriores, comenzando porque nuestro objetivo final no es derrotar un ejército enemigo.

El sistema de juego de Advance Wars, copiado en infinidad de títulos, sigue siendo el mismo en la mayoría de aspectos. A modo de resumen, seguimos controlando por turnos nuestras unidades, pudiendo en cada baza moverlas, atacar, producir nuevas tropas y conquistar edificios tanto enemigos como propios. Hasta aquí, ninguna novedad.

Hay algunas construcciones inéditas hasta esta entrega, otras han desaparecido, pero el grueso se mantiene invariable. Los tipos de terreno siguen siendo los ya conocidos, los cuales afectan a diversos aspectos, como son la visibilidad en niebla de guerra o el daño que recibimos o producimos en un enfrentamiento dependiendo de donde se encuentren atacante y defensor.

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Donde sí se ha realizado un cambio importante es en la influencia de los OJ (llamados en esta entrega comandantes) durante las partidas. En anteriores versiones cada uno tenía un poder concreto que potenciaba de algún modo las unidades bajo su mando (mayor potencia de ataque durante un turno, curación de varios puntos de vida...) o incluso afectaba a las del enemigo. Para poder activarlo, había que destruir tropas del contrario hasta llenar una barra de energía.

La principal novedad de Dual Strike fue la inclusión de los ataques a dúo (de ahí el nombre del juego), es decir, en lugar de un único comandante había dos y acumulábamos potencia para ambos, pudiendo realizar entonces un golpe conjunto que duraba dos turnos, en lugar de uno, ya que cada en cada uno de ellos los comandantes utilizaban sus respectivas técnicas. Además, no sólo había poderes simples, sino también dobles (mucho más poderosos), aunque había que guardar mucha más energía.

Todo eso, tal como estaba, se ha eliminado y a la vez se ha vuelto a introducir de un modo muy distinto. En primer lugar, porque en la campaña no aparece hasta un momento muy tardío (no así en el multijugador, que podemos utilizarlo desde la primera escaramuza), y en segundo lugar porque la forma de adquirir energía es muy diferente.

En Dark Conflict podemos descender al comandante al campo de batalla, asignándolo a cualquiera de las tropas que creemos, aunque siempre desde un taller de fabricación, no en cualquier lugar. Dicha unidad tienen sus características potenciadas más que el resto y cuenta con un área de influencia para generar un efecto similar en los demás miembros de su ejército a su alcance. Pero dicha zona no sólo sirve para esto, ya que todo enemigo destruido por unidades bajo el aura de su comandante le otorgan energía para activar su poder.

Estos son sólo simples y, por tanto, al ejecutarlos no suelen inclinar la balanza a favor nuestro (o en contra si lo hace el enemigo), pero sí nos dan una pequeña ventaja (o desventaja) en momentos puntuales que nos puede ayudar a ganar terreno (o perderlo). También hay que tener en cuenta que cuando la barra está al máximo el área de influencia aumenta y nos puede interesar mantenerlo así durante un tiempo, por lo que hay que elegir bien el momento en el que activar el poder. De este modo, en Dark Conflict es mucho más importante ser un hábil estratega en lugar de limitarse a tratar de utilizar los ataques duales.

El modo historia se estructura igual que en anteriores entregas, debiendo avanzar linealmente a través de un total de 26 misiones. Esto da para muchas horas de diversión, pero si a alguno aún se le hace escaso, tiene 17 niveles extra de regalo. Estas fases especiales son paralelas y en nada alteran el argumento, pero vamos liberándolas a la par que superamos las normales. Son llamadas retos porque nos ofrecen desafíos más complejos en general y con escenarios muy diversos que aportan mayor variedad.

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Para un solo jugador también existe la opción de "Batalla Libre", en la que puede seleccionar un mapa de los muchísimos incluidos (28 clásicos, 70 mapas para dos jugadores, 32 para tres jugadores, 30 mapas para cuatro jugadores y los 17 de los retos) para enfrentarse a la CPU, eligiendo diferentes parámetros como el número máximo de turnos, la estilo de juego del personaje controlado por la consola (agresivo, defensivo, normal...), el presupuesto inicial o la climatología.

Sí, así es, en Dark Conflict el tiempo también influye en las batallas. Podemos encontrarnos escenarios lluviosos, en los que la visibilidad de las unidades se ve muy reducida, nevados, que restan un punto a la capacidad de avance de las tropas terrestres, o con tormentas de arena, en los que la potencia de ataque se ve mermada dado que resulta más complejo acertar.

Todo esto y más nos es explicado durante la campaña, según lo vamos descubriendo, como es costumbre, así que no tenemos que preocuparnos por ello. Si posteriormente queremos consultarlo, se encuentra en un apartado llamado guía. Junto a él hallaremos una opción para pedir consejos de modo que otros OJ nos den pistas sobre cuál es la mejor táctica a seguir en cada momento. Sin duda, ideal para principiantes, pero también para expertos que busquen perfecionar su técnica.

Aunque todos estos añadidos son muy positivos, hay una característica que se ha perdido por el camino: la tienda. En Dual Strike podíamos adquirir nuevos mapas y comandantes con las monedas que íbamos obteniendo tras cada partida, pero en esta entrega los mapas ya están todos disponibles de inicio y los OJ los vamos desbloqueando únicamente durante la campaña, así que se pierde este gran aliciente para extender la vida del juego.

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Gran parte de las novedades de Dark Conflict vienen gracias a los nuevos miembros de nuestro ejército. En este tiempo de escasez, cualquier arma es válida, por lo que lo primero que encontraremos son motos y coches reconvertidos en vehículos de ataque ligero. Mientras que los segundos sólo son útiles en los primeros momentos de una partida, los primeros suponen un cambio muy importante a la hora de conquistar ciudades.

La infantería motorizada, como así se llama, tiene un rango de movimiento obviamente mayor que el de las tropas a pie y también una mayor fortaleza y fuerza de ataque, así que posibilitan capturar más rápido los edificios. De este manera, el cambio de propiedad es más dinámico y hace las partidas más veloces. También tenemos una mayor variedad de opciones para configurar nuestro plan de ataque, pues podemos elegir por una unidad barata (infantería), otra bastante efectiva contra tanques (infantería mecanizada) y otra mucho más veloz.

La carestía de recursos no sólo cambia el diseño de unidades, sino que también afecta en parte a la campaña, pues al principio no tenemos fábricas de ningún tipo y tardamos unas cuantas misiones en encontrar factorías abandonadas que podemos reutilizar. En esta ocasión, las diferentes clases de unidades terrestres están mucho más equilibradas, habiendo un número similar de cada tipo.

Aparte de los ya mencionados tres tipos de infantería, hay dos unidades de reconocimiento (una de ellas el coche), dos antiaéreas (las ya conocidas), tres tanques (adiós al neotanque) y tres clases de artillería (se suma una nuevo miembro, el obús). La unidad de exploración, nueva incorporación, pese a ser bastante débil, tiene la característica especial de poder lanzar bengalas para descubrir terreno en niebla de guerra. Mucho más interesante es el obús, pues es a la vez de ataque directo e indirecto y sumamente efectivo frente a tanques, así que es una de las más temibles en el campo de batalla.

El anteriormente conocido como TOA juega otro relevante papel. La ahora denominada tanqueta de mantenimiento, al ser creada, lleva en su interior material para construir un edificio. En concreto sólo puede hacer dos: el hangar y la dársena. Ambos tienen idéntica función, recargar munición y vida a las unidades (aéreas y marítimas respectivamente) que entren en ellos, pero no tienen capacidad de construcción. Es una herramienta útil en determinados escenarios, sobre todo en los que nos dan aviones o barcos de inicio y no hay ni aeropuerto ni puerto.

En el mar también hay novedades jugosas, empezando por la desaparición de la nave reparadora. A cambio ha llegado el "buque misiles" (literalmente), el cual sólo tienen 1 de munición, lo que lo haría bastante inútil si no fuera porque tiene capacidad de transporte para un soldado. El acorazado, por su parte, ahora es mucho más peligroso, ya que se trata de la primera unidad de ataque indirecto que no necesita un turno para disparar, así que hay que mantener las distancias. También encontramos el patrullero, que puede almacenar dos helicópteros y resulta letal contra unidades aéreas y submarinas

Hablando de submarinos, al igual que el carguero, estos permanecen sin cambios. Todo lo contrario que el portaaviones, que se ha convertido en una fábrica flotante sin dejar de ser una unidad de transporte de aviones. En él se crea un nuevo tipo de aeroplanos, los aviones navales, con escasa autonomía y munición, pero que son fuertes contra todo tipo de tropas.

Finalmente hemos llegado a las unidades aéreas. Helicópteros, cazas, aviones de transporte y bombarderos siguen igual, mientras que el avión espía ha desaparecido. En su lugar se ha agregado el caza ligero, que es como un helicóptero algo más potente, pero en realidad no compensa en absoluto puesto que sólo es efectivo precisamente contra estos.

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Sin duda el apartado más importante de Dark Conflict es el mutijugador, ya que por fin podemos jugar a Advance Wars por Internet con usuarios de todo el mundo. Sin embargo, hay mucho recelo al respecto, ya que no es un título deportivo, ni de carreras, ni un FPS... es un juego de estrategia por turnos en el que una partida puede llevar alrededor de una hora o más. Pero en Intelligent Systems han pensado en todo.

Cuando jugamos contra usuarios no agregados hay un límite de bazas que varía según el tamaño del mapa y cada uno de los turnos tiene un tiempo máximo de 120 segundos. Ciertamente esto obliga a ser lo más rápidos posibles y no permite pensar en exceso, pero es una buena solución para poder jugar sin demasiado riesgo de desconexión. Además, si esto ocurre, automáticamente nos suman la victoria.

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Los únicos parámetros configurables son el OJ que escogemos (están bloqueados aquellos que no hemos obtenido aún en la campaña) y si queremos enfrentarnos a usuarios con un nivel similar o con cualquier puntuación. Tanto el mapa como sus características, incluyendo climatología, son aleatorios. Todo lo contrario ocurre, lógicamente, cuando jugamos con amigos. Además, tampoco tenemos limitaciones ni de turnos ni de tiempo, lógico por otro lado, ya que se supone que alguien conocido no va a irse de la partida sin más.

El servicio funciona por el momento de un modo bastante correcto, sin desconexiones fortuitas y sin retardos aparentes (no obstante, es un juego por turnos). Eso sí, se echa en falta claramente tener más opciones para configurar las partidas en enfrentamientos en el modo Mundial. Los menús tampoco son demasiado claros y no se entiende muy bien por qué se denomina "equipo" a los dos participantes en una batalla cuando están en bandos opuestos.

Respecto al chat de voz, una vez más, está disponible únicamente con amigos no así con desconocidos. Basta con apretar el botón 'Y' para hablar y a la otra persona le llega perfectamente. Es una opción interesante pero lo sería mucho más si sirviera para hablar con un compañero, ya que un dato que no habíamos dado hasta esta línea es que el máximo de jugadores es 2 a través de Nintendo Wi-Fi Connection, ascendiendo a cuatro en red local.

Todo esto parece muy bonito, más si tenemos en cuenta que podemos almacenar hasta 50 mapas de este tipo. El gran "pero" es que sólo se pueden mandar mapas con un tamaño máximo de 10 x 10, lo que restringe muchísimo la creatividad. Por lo tanto, esta característica que parecía muy interesante, pierde casi todo su valor. Es cierto que incluso hoy mismo ya se pueden bajar escenarios que están bastante bien, sin embargo, es fácil discernir que no son muy variadas las partidas en un tamaño tan reducido. También hay que decir que en red local no ocurren estos problemas para intercambiar.

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