‘La Cosa del Pantano’ de Alan Moore: el cómic que lo cambió todo

A principios de los años 70, el guionista Len Wein (creador de Wolverine) y el dibujante Bernie Wrightson dieron vida a un nuevo personaje: La Cosa del Pantano, una criatura que debutó en ‘House of Secrets #92’ (1971), una revista de DC dedicada a historias de terror. El éxito fue tal que en 1972 obtuvo su propia serie regular.

La criatura era un monstruo pulp con influencias tanto de la literatura gótica como de los clásicos de la Universal. A pesar de su aspecto —una masa vegetal antropomórfica—, en su interior habitaba un hombre: el doctor Alec Holland, víctima de un atentado mientras investigaba una fórmula biorestaurativa basada en las plantas. A partir de ahí, se inicia una historia de venganza contra los responsables del crimen, que también asesinaron a su esposa.

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Un genio anda suelto en Europa

Mientras la colección avanzaba en Estados Unidos, al otro lado del Atlántico, Alan Moore sorprendía con guiones complejos y rupturistas. En ’2000 AD’ firmó series como ‘Future Shocks’, ‘Skizz’ y ‘D.R. and Quinch’, además de dos obras en la revista ‘Warrior’ que lo encumbraron: ‘V de Vendetta’ y ‘Marvelman’ (posteriormente ‘Miracleman’).

En 1983, Len Wein —editor en DC y cocreador de La Cosa del Pantano—, conocedor del trabajo de Moore, le ofreció simultáneamente dos títulos: ‘Justice League’ y ‘Swamp Thing’. Moore eligió este último, atraído por su potencial narrativo y la libertad creativa que se le prometía. Fue el primer guionista británico en trabajar de forma prominente para una editorial estadounidense sin trasladarse físicamente, lo que abrió la puerta a la llamada “invasión británica” en el cómic americano: Grant Morrison, Neil Gaiman, Peter Milligan, Garth Ennis, Warren Ellis. Además, su fichaje allanó el camino para el futuro sello Vertigo, dirigido por Karen Berger.

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Moore y su reinterpretación del personaje

La llegada de Moore supuso una ruptura total con el pasado. Su visión del personaje poco tenía que ver con la criatura ideada por Wein. En solo dos números —auténticos hitos del medio— cambió por completo el paradigma de ‘Swamp Thing’.

En ‘Cabos sueltos’, redefine su pasado y cierra las tramas abiertas. En ‘Lección de anatomía’, crea un nuevo personaje que ha perdido su condición humana y se presenta como una conciencia vegetal universal, en contacto con todas las plantas del mundo. Moore introduce conceptos filosóficos, existencialistas y ecologistas, alejándose del Frankenstein de barro original.

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Inspiración científica y literaria

Para dotar de verosimilitud a la transformación, Moore toma como punto de partida la controvertida teoría de la memoria química desarrollada por el polémico biopsicólogo James V. McConnell en los años 50. Según esta teoría, los gusanos planarios tras ser partidos en dos se regeneraban y conservaban sus recuerdos en ambas mitades, e incluso otros gusanos que se alimentaban de ellos adquirían sus conocimientos.

En lo espiritual, Moore se inspira en la filosofía panteísta de William Blake, que influye también en su estilo narrativo y al que rinde homenaje directo en ‘Watchmen’. También recoge influencias de H.P. Lovecraft, introduciendo elementos de horror cósmico, y de los poetas de la generación Beat, fuente de inspiración para los monólogos interiores de la criatura.

De repente, un cómic enclavado en el relato clásico de terror se convierte en una obra literaria con vocación trascendente, que mezcla filosofía, ciencia, religión y esoterismo, y se dirige a un público más adulto y culturalmente formado. El resultado: un éxito rotundo. ‘Swamp Thing’ se convierte en cómic de culto y la calidad narrativa del medio crece exponencialmente.

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Los cambios formales que introduce Moore

Este primer volumen editado por Panini incluye los números del 20 al 34 de la serie regular, en los que Moore introduce numerosos cambios. En primer lugar, incorpora personajes del panteón clásico de DC con dimensión espiritual o mágica, como Etrigan, Deadman o The Phantom Stranger, integrando así a su criatura en el ecosistema del universo DC.

Rompe con la linealidad clásica del cómic superheroico. Utiliza saltos temporales, narradores múltiples y perspectivas fragmentadas para construir historias más complejas. Por ejemplo, en el número 25 (‘The Sleep of Reason’), cinco personajes cuentan simultáneamente sus experiencias.

El horror ya no es solo físico o sobrenatural, sino profundamente psicológico. Moore aborda el miedo infantil, el trauma, la locura y la muerte desde una óptica simbólica. Introduce elementos místicos como el viaje al más allá, el alma de los seres no humanos y la conexión con entidades sobrenaturales.

Su estilo literario combina prosa lírica con reflexiones filosóficas. La voz narrativa de ‘Swamp Thing’ se vuelve introspectiva, casi espiritual, y se conecta con el entorno natural a través de una sensibilidad panteísta. La ecología no es solo un tema, sino una estructura narrativa: la criatura se funde con el paisaje, siente el mundo vegetal y actúa como su defensor. Esta dimensión ecológica se convierte en justificación moral de acciones que podrían ser reprobables.

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Conclusión

‘La Cosa del Pantano’ es más que un cómic: es una obra que cambió todo un género. Es el monolito de ’2001: Una odisea del espacio’ plantado en las páginas de DC. Moore sembró las semillas de la mejor etapa creativa en la historia de las viñetas. El cómic dejó de ser un producto infantil para convertirse en un vehículo cultural de primer nivel. Su prosa está al nivel de Joyce, Pynchon o McCarthy: usa el lenguaje como puerta de entrada a una dimensión espiritual.

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Ficha

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