Crítica de ‘Smile 2′. Mentes atormentadas y una sonrisa de terror antes de la muerte

Skye Riley (Naomi Scott) está recuperada. La estrella de pop se sumió en una vida de drogas y alcohol, relaciones tóxicas y desenfreno. Tras sufrir un aparatoso accidente de coche, que costó la vida a su novio, la joven se internó voluntariamente en una clínica. Un año después reaparece en un programa de televisión para anunciar su gira de regreso, por lo que todo está preparado para el gran momento: los ensayos comienzan y los eventos con fans figuran en su agenda diaria, pero un terrible suceso lo cambia todo. Estar en el lugar incorrecto en el momento equivocado puede modificar el devenir de la vida para siempre. ‘Smile 2′ recupera el concepto de la película original y amplía la historia con una cinta más redonda.

Es una especie de maldición en cadena. Como en ‘The Ring’, las víctimas sucumben una a una tiempo después de presenciar el acto de transmisión: una sonrisa siniestra e indeleble que precede a la muerte por aparente suicidio. Cuando Skye es testigo de ello, visiones espeluznantes se van adueñando de ella. La película dirigida y escrita por Parker Finn transita sobre la fina línea de la cordura, los traumas del pasados afloran de nuevo y la realidad y la ficción se difuminan. El filme utiliza el pasado del personaje para jugar con estas ideas, ante el escepticismo de las personas que la rodean. El mismo espectador termina preguntándose qué es real y que no, porque no hay nada más potente que las imágenes vívidas que uno ve delante de sus ojos.

Una de las películas más terroríficas del año

‘Smile 2′ presenta escenas de genuino terror. Algo tienen esas sonrisas que te dejan encogido en el sillón, a la espera de un susto o de un golpe de efecto. No falta la sangre ni las vísceras, tampoco los gritos ni las miradas de incredulidad. La caída de Skye se entrelaza con su pasado porque el parásito, sea un espíritu o un ser vivo, se alimenta de esos miedos, de las inseguridades, de las partes humanas que queremos desterrar de nuestra mente. El concepto musical y la danza se incorporan de manera natural y genera escenas con mucha potencia visual, que subrayan los vaivenes mentales de la protagonista. El hecho de haber sido drogradicta no juega a su favor, ya que su familia cree que ha vuelto a consumir ante su comportamiento errático.

Sin ser una película gore, ‘Smile 2′ no se contiene cuando tiene que enseñar casquería. A medida que el metraje avanza (dura 2 horas 12 minutos), la sangre se hace cada vez más hueco en pantalla. Quizá alguna de sus escenas más grotescas caigan demasiado en la exageración, lo que rompe ligeramente la atmósfera de terror, pero son situaciones muy puntuales que no empañan el conjunto. No podemos hacer spoilers, pero diremos que el concepto que se muestra el final es tan potente que puede encaminar la saga hacia una dirección muy interesante.

‘Smile 2′ se estrena el próximo 18 de octubre solo en cines.

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