Crítica de ‘Bird, otra joya del cine social británico

Bailey es una preadolescente que vive en un barrio marginal del condado de Kent, Inglaterra. Su padre es un camello con pocas luces y mucha inmadurez. Su hermano no hace más que comprar papeletas para meterse en líos y su madre vive con otro hombre que la ha llenado de hijos y maltratos. Pero entonces aparece Bird y muestra la salida de esa jaula.

Andrea Arnold, de nuevo excepcional. Esta directora es un ejemplo de artista con talento que siempre se nutre de una misma visión del mundo muy personal. Usando todos sus elementos característicos, el resultado cada vez vuelve a ser absolutamente original. Se dice en la publicidad que es una película de la estrella emergente Barry Keoghan, pero no es correcto. Aunque Barry está excepcional, esta es una película de Andrea Arnold, la directora no necesita grandes despliegues técnicos, ni innumerables localizaciones o giros inesperados. La emoción y belleza la consigue en cada secuencia.

Que sensación tan agradable es la de salir del cine después de ver películas tan buenas. ‘Bird’ es otra gran película de un subgénero lleno de calidad, el cine social británico. Inagotable cantera.

Es imposible no pensar en su película hermana, la gran ‘Fish Tank’, pero ‘Bird’ resulta más cuidada y atrevida, aunque tal vez no tan potente. Andrea filma una película agresiva con a cámara, el ritmo y el guion. No duda en usar pinceladas de fantasía que encajan magistralmente con la realidad del cine social sin perder un ápice de crudeza y realidad.

En dos de las últimas críticas que hemos publicado, ‘La sustancia’ y ‘El baño del diablo’, señalábamos la dos diferentes formas de expresar un mensaje feminista. Pues bien, ‘Bird’ muestra una tercera vía. Y es que el cine de Andrea Arnold es una mirada a la represiva vida a la que las mujeres de baja clase social son sometidas. Maridos maltratadores, sueños rotos, aspiraciones juveniles imposibles son una asfixiante jaula.

Los actores están excepcionales. Todos, Barry Keoghan no es el protagonista, es una joven actriz llamada Nykiya Adams. Nykiya aguanta el peso de la película con una interpretación distante, pero amarga. Barry, que es un actor menos contenido, utiliza su histrionismo con un pulso perfecto. Está sublime. Y en el papel de Bird está el gran actor alemán Franz Rogowski que utiliza su peculiar mirada para hacer palidecer el CGI. Aunque no es una crítica a esta tecnología, que en este caso aporta un surrealismo vital para al resultado final.

‘Bird’ es una película compleja, pero no complicada. Tiene una trama sencilla que dirige el rumbo de la historia, pero también está repleta de subtexto, metáforas y simbolismos. Debería ser de visionado obligado para quien quiera aprender cine y ahorrarse la matrícula de la escuela de cine. En definitiva, es una oportunidad para cualquier espectador de sentarse en una butaca y ver una película de gran calidad.

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