Así funcionan las nuevas estafas de WhatsApp y esta es la manera que tienes de protegerte
La aplicación de mensajería más popular del mundo no está a salvo de los estafadores.
WhatsApp, la aplicación de mensajería instantánea más popular del mundo, forma parte del día a día de millones de personas y se ha convertido en una parte indispensable de nuestra vida. El contacto inmediato que podemos tener con personas y grupos supone una ventaja a la hora de comunicarnos, pero WhatsApp también puede tener su lado oscuro, y es que las estafas están a la orden del día, con personas que buscan engañar a otras con la cercanía que permite una aplicación de este tipo.
Una de las estafas más habituales en WhatsApp es la conocida como la del hijo en apuros. ¿Hijo en apuros? Sí, como leéis, básicamente os escribirá un número en el que haciéndose pasar por vuestro hijos os dirá que ha perdido su móvil y os escribe desde un nuevo número, indicando que si le podéis enviar dinero al estar en una situación complicada. Una estafa que va más allá del dinero, y es que los estafadores buscan también la cuenta de WhatsApp del titular. ¿El motivo? Para acceder a todos sus contactos, lograr datos personales y hasta imágenes que podrían ser usadas para extorsionar a la víctima.
Cómo protegernos de las estafas en WhatsApp
Ante estas estafas una de las primeras cosas que debemos hacer en caso de tener dudas es tratar de contactar por otro medio con la persona que, supuestamente, nos está pidiendo ayuda. Lo primero es desconfiar de las peticiones vía WhatsApp, y tras ello intentaremos dar con la persona. Es importante también tener activada la verificación en dos pasos de WhatsApp, así como emplear antimalware y que nuestro dispositivo esté actualizado.
La estafa del hijo en apuros se aprovecha de la urgencia a la que se somete un padre o una madre cuando su hijo está en problemas. Buscando aprovecharse de ello y obtener un dinero por medios como Bizum y PayPal. Si llegan a obtener el control de la cuenta original, el acceso a material gráfico y multimedia, puede desencadenar en el uso de tecnologías de inteligencia artificial con las que buscan imitar la voz de la víctima.