Así era el Maus, el monstruoso tanque de la Alemania nazi más grande y pesado jamás construido

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi de Adolf Hitler estuvo a la vanguardia tecnológica en el terreno de los carros de combate, tal y como demostraron tanques como el Leichttraktor o los Panzer. Durante los últimos compases del conflicto, el Tercer Reich llegó a desarrollar un prototipo de carro que nunca fue producido en masa ni entró en combate real, y que se podía considerar más una fortaleza móvil que un tanque: el Maus. Este enorme blindado ostenta, ochenta años después, el récord de tanque más grande y pesado jamás fabricado, lo cual demuestra la desesperación del régimen fascista por dar la vuelta a las tornas.

Así era el Panzerkampfwagen VIII Maus, el tanque más grande y pesado de la historia, creado por la Alemania nazi

La Alemania nazi destacó como potencia bélica en la Segunda Guerra Mundial debido a su gran apuesta por los carros de combate como punta de lanza de sus ofensivas, popularizando la blitzkrieg, ataques rápidos que desbarataban las líneas defensivas enemigas. No obstante, al margen de tanques ligeros y rápidos como los de la familia Panzer, las tropas bajo el mando de Adolf Hitler también llegaron a desarrollar vehículos superpesados con otros propósitos. Uno de estos vehículos fue el Panzerkampfwagen VIII Maus o Maus a secas, cuyo desarrollo fue completado en julio de 1944, y que en la actualidad sigue siendo el tanque más grande y pesado jamás construido, con una longitud de más de diez metros, casi cuatro metros de alto y un peso de unas 188 toneladas.

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El diseñador de este carro fue Ferdinand Porsche, quien terminó los planos en 1941 en las instalaciones de Stuttgart. La producción del tanque se llevó a cabo en otras instalaciones de manera conjunta por Porsche y otras empresas clave de la industria armamentística nazi como Krupp y Alkett. El ensamblaje tuvo lugar en las instalaciones de Krupp en la ciudad de Essen, donde también se fabricaron otros componentes principales como el chasis y la torreta.

Los problemas principales a los que se enfrentaron los alemanes durante su desarrollo fueron elaborar un sistema de suspensión que pudiese con semejante peso, y crear un motor que fuese lo bastante potente como para mover el vehículo, pero lo suficientemente pequeño como para que cupiera en el interior del chasis. Además, pese a que sus orugas eran de más de un metro de anchura para distribuir mejor el peso del carro de combate por la superficie de las mismas, este tanque se hundía en el suelo si el terreno no era completamente firme.

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Su tonelaje también generaba problemas adicionales, ya que cruzar puentes era directamente imposible debido al tamaño del aparato y a su peso, lo que provocaría un colapso de la estructura. Por esto, se diseñó teniendo en mente la posibilidad de la inmersión parcial o total en ríos a hasta ocho metros de profundidad. En última instancia, el Maus fue todo un hito de la ingeniería, que puso de manifiesto el afán de los nazis por intentar dar la vuelta al conflicto en un momento en el que las tropas aliadas presionaban por el frente occidental, y las soviéticas por el frente oriental, efectivamente estrechando el cerco sobre una Alemania cada vez más debilitada.

De las cinco unidades que se solicitaron de este monstruoso tanque, solo se llegó a construir dos chasis y una torreta, por lo que en última instancia solo se llegó a completar un Maus. El grosor de su blindaje, que era de hasta 220 mm en la parte frontal de su torreta, hacía de él una auténtica fortaleza móvil. El propósito de este carro de combate era, por tanto, el de un “ariete móvil” que consiguiese romper las defensas enemigas mientras que resistía prácticamente cualquier ataque que las fuerzas hostiles le lanzaran. Su potente cañón principal de 128 mm era, además, más que suficiente para destruir de un impacto directo cualquier blindado de las tropas aliadas de la época, y los proyectiles podían ser disparados a distancias de hasta 3.500 metros.

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Aunque nunca llegó a producirse en masa, los dos prototipos fueron probados en el campo de pruebas de Böblingen, cerca de Stuttgart, y posteriormente en Kummersdorf, un centro militar alemán al sur de Berlín donde se realizaron evaluaciones adicionales.

Especificaciones técnicas del Panzerkampfwagen VIII Maus

Estas fueron las especificaciones técnicas del Panzerkampfwagen VIII Maus:

¿Por qué nunca llegó a entrar en combate el Maus?

El Maus fue desarrollado en 1944, durante los últimos compases de la Segunda Guerra Mundial, y este fue un factor determinante a la hora de que nunca entablara una batalla real ni fuese producido en masa. Kummersdorf fue capturada en abril de 1945, cuando las fuerzas soviéticas estaban avanzando hacia Berlín en las últimas etapas del conflicto. Fue aquí donde se encontraban los prototipos de Maus en su fase final de pruebas. Aunque los alemanes intentaron destruirlos para evitar que cayesen en manos enemigas, los soviéticos consiguieron capturar uno de estos carros: el chasis de un prototipo se combinó con la torreta del otro y luego se envió a la Unión Soviética para continuar con las pruebas. Cuando concluyeron, el Maus fue conservado en el museo del tanque de Kúbinka, donde se puede ver a día de hoy.

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Pese a sus impresionantes especificaciones técnicas, que lo hacían prácticamente invulnerable a las armas pequeñas e incluso a los ataques de los blindados soviéticos y aliados, el principal problema del Maus era tanto su tamaño como su reducida velocidad, efectivamente convirtiéndolo en un blanco evidente y prioritario para bombardeos y ataques de artillería. Esto suponía un desafío adicional, pues para que el Maus pudiese desplegar todo su potencial, habría requerido ser escoltado por vehículos antiaéreos para disuadir cualquier intento de bombardeo. Otro enorme inconveniente del Maus eran las grandes vibraciones que provocaba debido a su enorme tonelaje. A grandes rasgos, el Maus destruiría cualquier carretera por la que pretendiese avanzar, e incluso podría dañar de manera significativa a las estructuras cercanas debido a la virulencia de dichas vibraciones.

En última instancia, el Maus fue considerado un vehículo de guerra extremadamente poco práctico debido a su ingente consumo de combustible, sus fastuosas necesidades de mantenimiento generales y su reducida movilidad. Dado que a estas alturas de la Segunda Guerra Mundial el esfuerzo bélico alemán había colapsado casi por completo, hay quien considera que el propósito real por el que fue desarrollado fue como pieza de propaganda del régimen nazi. Hitler y el alto mando alemán estaban obsesionados por crear armas gigantescas que representasen el poderío tecnológico y militar del Tercer Reich, y el Maus encajaba perfectamente con esta filosofía pese a que su utilidad práctica fuese muy limitada.

En videojuegos como World of Tanks, el Maus es uno de los carros de combate que pueden controlar los jugadores. Haciendo honor a sus especificaciones técnicas reales, este tanque es uno de los más lentos del juego... pero también uno de los más poderosos en cuanto a armamento. Pilotarlo hace que nos sumerjamos de lleno en partidas tan divertidas como interesantes en las que un posicionamiento inteligente de nuestro vehículo es esencial tanto para destruir los carros enemigos como para maximizar el efecto de nuestro blindaje, impidiendo que haya impactos en línea recta y propiciando que los proyectiles enemigos reboten sin que suframos daños.