Adiós al SSD: un grupo de investigadores chinos propone una especie de cinta de cassette como modelo de almacenamiento

Un equipo de científicos en China ha desarrollado un prototipo que podría revolucionar el futuro del almacenamiento digital, ni más ni menos. Se trata de una cinta basada en el ADN con apariencia de cassette tradicional, y aunque de momento está en fase experimental, busca convertirse en la mejor alternativa a los discos duros SSD y HDD.

Este invento, que fue presentado en sociedad recientemente, imita el formato de una cinta magnética de toda la vida, aunque su funcionamiento está sustentado en las estructuras en forma de hélice del ADN. Gracias a una configuración laminada, los investigadores pretenden optimizar la eficiencia del espacio, garantizar portabilidad y ampliar la capacidad de almacenamiento en el futuro.

Sin embargo, la escalabilidad sigue siendo uno de los principales desafíos que deben solventar. Tras realizar varias pruebas, los científicos concluyeron que haría falta aproximadamente un kilómetro de cinta de ADN para almacenar 74,7GB de datos, y eso no es nada práctico para un uso cotidiano. Aún así, los investigadores defienden que el potencial de esta tecnología es enorme y que podría evolucionar rápidamente en cuestión de pocos años.

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Las ventajas de las “cintas de ADN”

Según se indica en sus informes, las posibles roturas de la cinta podrían repararse fácilmente con cinta adhesiva trasparente, lo cual mantendría intacta la lectura de los códigos de barras que dividen los archivos en millones de particiones. Por su parte, la carcasa del cassette podría fabricarse de materiales resistentes como titanio o acero inoxidable, lo cual evitaría corrosión y oxidación.

A mayores hay que incidir en el uso de patrones de código de barras para implementar un sistema de direccionamiento de archivos. Esto permitiría que una persona pudiera acceder a los datos con una velocidad equiparable a la de los discos duros convencionales. ¡Todo son ventajas!

Desgraciadamente, la “cinta de ADN” sigue siendo un mero experimento de laboratorio y está lejos de ser una realidad. No obstante, las investigaciones de los científicos chinos acaban de abrir la puerta a nuevas formas de almacenar información a gran escala que no se habían planteado hasta ahora. Podríamos estar ante el principio de una revolución tecnológica.

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