La muerte de Sonic que celebran más los fans de SEGA que los de Nintendo

Si hay un personaje que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y al lenguaje de Internet y las Redes Sociales, ese es Sonic. Castigado demasiadas veces por juegos que no estaban a la altura, el icono de SEGA ha sabido transformarse y ser una figura divertida capaz de ir más allá de sus juegos. Desde la presencia de Sanic en la película hasta la cuenta oficial de Twitter usando los mejores memes posibles a favor del relato, la sensación es evidente: Sonic mola. Y la última ha sido The Murder of Sonic the Hedgehog, un anuncio del April’s Fool que no era una broma, si no un juego gratuito real y ya disponible. Y muy recomendable.

SEGA aprovechó el día en el que la industria se inunda de bromas y noticias falsas para publicar un videojuego que no tiene nada que ver ni con los juegos clásicos -esto llegará con Sonic Origins Plus y su renovada apuesta en junio- ni tampoco con el último pelotazo en 3D -Sonic Frontiers-. El asesinato de Sonic es, para sorpresa de todos, una novela visual inspirada en el clásico Cluedo en el que debes recoger pistas e indicios para solventar un caso, en esta ocasión la muerte del erizo azul.

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El título es gratuito, dura apenas unas dos horas de juego y es bastante entretenido. Todo empieza con un personaje que tiene su primer día de trabajo en un transatlántico donde se va a celebrar el aniversario de Amy con Sonic y sus amigos. Para hacerlo, jugarán a repartir roles entre ellos, donde uno será un asesino, alguien acabará siendo la víctima y nosotros deberemos ayudar a Tails y a Amy a descubrir quién es el culpable. A lo Asesinato en el Orient Express o, si lo queréis, un Among Us de charleta.

El mapa del barco tiene distintos compartimentos, donde hay diversos personajes del universo Sonic que pueden ser sospechosos. Iremos avanzando por ellos de forma lineal mientras la historia se va desarrollando a través de nuestras investigaciones. Seleccionaremos elementos para buscar pistas y cuando hayamos limpiado la zona, interrogaremos a los personajes de dichos compartimentos. Intentaremos saber si Vector y Knuckles estuvieron juntos jugando a Super Monkey Ball en una máquina recreativa, cómo se pudo mover el cuerpo de Sonic muerto desde la zona del piloto hasta el salón de cena, por qué ciertos personajes no se vieron en la librería o cómo se movieron algunos personajes de un lado para otro si no tenían llaves para hacerlo.

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Todo con diálogos entretenidos y divertidos, con los personajes jugando su papel a la perfección: Amy es una entusiasta que está disfrutando de su aniversario, Knuckles siempre está de mal humor, Shadow es poco hablador pero esconde algo y Rouge y Blaze no pierden oportunidad para hacer de las suyas. Una vez tenemos las evidencias recogidas, cuando interrogamos a los personajes podremos escoger distintas respuestas aunque si fallamos, el juego nos permite intentarlo de nuevo para avanzar en la aventura.

No se puede fracasar y la gracia es disfrutar de la historia, siendo tal vez demasiado sencillo y con muchas ayudas al jugador (Tails lo guía todo). Eso sí, tened en cuenta que el juego no está traducido oficialmente al castellano.

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Para añadir un poco de dinamismo a la experiencia, cuando tenemos alguna pista que queremos conectar para desmontar la coartada que nos intenta colar un personaje, pasamos a un minijuego con una consola portátil de nuestro personaje (al que nosotros le pusimos de nombre Sanic) en la que, con una vista isométrica, tenemos que recoger una serie de anillos concretos, esquivar obstáculos y llegar al final. Si lo conseguimos, articulamos un argumento que desmonta a nuestro sospechoso. Si no, tenemos que repetir el minijuego hasta acabar con él.

Aunque puede parecer algo que aporta cierta variedad, la verdad es que el tramo final del juego, una vez se descubre el pastel de lo que ha sucedido -con giro de acontecimientos incluido- acabaremos realizando distintas fases de estas, y repitiendo alguna varias veces hasta conseguir terminar el juego, siendo algo frustrante porque la mecánica da para lo que da.

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