
Marvel Cosmic Invasion
- PlataformaPC8NSW8NSW28PS48XBO8PS58XBS8
- GéneroAcción
- DesarrolladorTribute Games
- Lanzamiento01/12/2025
- TextoEspañol
- EditorDotEmu
Review
Crítica de Marvel Cosmic Invasion, la gran carta de amor arcade al universo Marvel
Un beat’em up que recuerda por qué Marvel brillaba en dos dimensiones, entre combos imposibles, píxeles desatados y ecos de los recreativos noventeros.
Cuando hablamos de Marvel y videojuegos, es fácil pensar en recreativos ruidosos, pantallas de tubo y pads de consolas. Durante años, el universo de los superhéroes vivió, sobre todo, en dos dimensiones: en los clásicos de Capcom, en los brawlers de Konami, en aquellos licenciados de 16 y 32 bits que convertían cada viñeta en un golpe a pantalla completa. Cosmic Invasion mira hacia ahí para ofrecernos un delicioso viaje al pasado, sabiendo bien qué teclas pulsar en el proceso.
La gran fuerza de Marvel Cosmic Invasion está en su plantel y en cómo se despliega sobre la pantalla. No se limita a ofrecer muchos personajes por capricho: cada héroe tiene su peso, su ritmo, sus fortalezas y debilidades muy marcadas. Hay cuerpos pesados que avanzan como locomotoras, velocistas que se mueven de un extremo al otro del escenario en un suspiro, especialistas a distancia que controlan el espacio con proyectiles y áreas de efecto. Esa variedad no sólo hace que apetezca probarlo todo, sino que construye una rejugabilidad casi adictiva, en la que resulta fácil encontrar “tu” pareja de héroes y, al mismo tiempo, experimentar constantemente con combinaciones nuevas.

El sistema de pareja es la forma de materializar en mecánica lo que siempre han sido los team-up de Marvel: alianzas improbables, diálogos cruzados, momentos en los que dos personajes chocan, se entienden y al final encajan. Cambiar de héroe a mitad de combo, rematar con el compañero, mantener vivo el contador de golpes gracias a ese relevo permanente… todo eso dota al combate de una capa de expresividad que se agradece enormemente. El juego, además, sugiere discretamente ciertas parejas “ideales” para cada fase en el modo campaña(los mutantes en niveles con Centinelas, cierto trepamuros cuando hay simbiontes desbocados), pero nunca te obliga a seguir el guion: puedes llevar tu dúo favorito a cualquier escenario.
Sí se percibe cierta sensación de oportunidad perdida. Las parejas funcionan, los cambios encadenan bien, hay espacio para coreografías muy vistosas, pero el juego rara vez apuesta por una sinergia hecha a medida para dos héroes concretos”. Es más un sistema de tag sólido, pero al que le hubiera venido bien más posibilidades de compenetración, quizás algún superataque en el que ambos personajes participaran, más guiños en las mecánicas y diálogos de las distintas parejas.
En lo puramente mecánico, el combate tiene esa virtud de los buenos beat’em up: es comprensible en segundos, pero te sigue dando margen para crecer después de muchas horas. Pocos botones, comandos claros, una defensa que exige atención (ya sea en blocar, o en esquivar, dependiendo del personaje), especiales que hay que usar bien y la tentación constante de levantar enemigos, hacerlos rebotar contra el decorado y perseguirlos de esquina a esquina mientras el contador de golpes sube, y sube, y sube.

Campaña, arcade y contenido extra
La estructura general de Marvel Cosmic Invasion es deliberadamente concisa. La campaña principal se resuelve, en una primera vuelta en dificultad normal, en torno a las tres o cuatro horas de juego: dieciséis fases que te llevan de Nueva York a la Zona Negativa, con sus correspondientes jefes, set pieces y visitas a rincones muy específicos del universo Marvel.
Al margen de la campaña, el título despliega un modo arcade más tradicional que condensa la experiencia y la adereza con caminos alternativos y modificadores de reglas: más vida para los enemigos, condiciones especiales, cambios en el funcionamiento de los especiales… es en este modo donde el ADN arcade se expresa con más claridad, donde un crédito importa otra vez y donde los runs empiezan a acumularse casi sin darte cuenta.
Sobre esa base, Tribute añade una capa de contenido extra que alimenta la rejugabilidad de forma constante. El jugador obtiene Cubos Cósmicos que permiten ir desbloqueando, en la llamada Cosmic Matrix, nuevas paletas de color para los héroes, pistas de música, archivos de lore de la Nova Corps y, sobre todo, modificadores adicionales para el propio arcade. Es un sistema pensado claramente para quien quiera exprimir el juego más allá de la primera vuelta: ir juntando cubos, elegir qué desbloquear, personalizar la experiencia e ir convirtiendo cada nueva partida en una interpretación ligeramente distinta del mismo guion.

La cara menos brillante de esta estructura es que, tras varias vueltas, empiezan a asomar las costuras inevitables del género: ciertos patrones de enemigos se repiten más de la cuenta, algunos niveles se sienten demasiado familiares y la curva de sorpresa se aplana antes de lo que uno desearía. No es un problema grave, el juego mantiene el tipo, pero hay juegos contemporáneos que consiguen mantenerse vigentes de mejor forma y durante más tiempo. Cosmic Invasion peca de poca imaginación al respecto, por lo menos en su iteración actual.
Cosmic Invasion es un juego que se deja disfrutar en solitario, pero que está pensado, casi orgánicamente, para el cooperativo. Admite hasta cuatro jugadores tanto en local como online, con soporte de crossplay y entrada y salida dinámica de la partida, lo que permite montar sesiones improvisadas con una facilidad que se agradece muchísimo. Con cuatro mandos conectados, la pantalla se convierte en un caos controlado entre tags, saltos y supers y lanzando enemigos de un extremo a otro del escenario. Es ruidoso, a veces ligeramente ilegible, pero enormemente divertido: el juego aguanta sorprendentemente bien esa densidad de información.
En solitario, la experiencia es distinta. El sistema de parejas sigue siendo interesante, los combos mantienen toda su gracia y la campaña se deja recorrer con gusto, pero los pequeños altibajos de diseño se notan más: algún jefe descompensado en mitad del juego, algún pico de daño que obliga a aprenderse patrones a base de repetir fases, alguna oleada que castiga demasiado un error puntual.

Parte de esa sensación viene de su progresión ligera. Cada héroe sube de nivel al completar fases (o al caer en ellas) y va desbloqueando mejoras de estadísticas y habilidades pasivas: más vida, nuevas ventajas, pequeños ajustes a su kit. Es un sistema agradable, que da una cierta sensación de crecimiento y que anima a rotar personajes para que nadie se quede “cojo”, pero también es bastante plano: los upgrades tienden a ser similares entre héroes y rara vez cambian de forma radical la manera de jugar con un personaje concreto. No es que estés creando un build ni nada parecido.
La dificultad base de la campaña es, claramente, amable: te golpea lo suficiente como para que prestes atención, pero no pretende machacarte. Cuando uno quiere algo más de mala uva, la combinación de modos avanzados y modificadores del arcade empieza a enseñar unos colmillos que, ahora sí, obligan a exprimir el sistema de combate con bastante más seriedad. El juego no comunica siempre todo esto de la forma más clara posible, pero el margen está ahí para quien quiera buscarlo.
Un festín visual
En lo visual, Marvel Cosmic Invasion es un derroche. El pixel art de Tribute es fantástico: cada héroe está animado con una riqueza de gestos, poses intermedias y microdetalles que no sólo lucen bien, sino que cuentan algo de quién es ese personaje. El modo en que Venom cambia fugazmente a Eddie Brock en ciertos ataques, la forma en que She-Hulk rompe la cuarta pared con un gesto al final de un combo, la silueta impecable de Storm descargando la tormenta… son decisiones estéticas que respetan al cómic, a la animación y al propio legado de los personajes.

Los escenarios acompañan con la misma generosidad. Hay capas y capas de pequeños guiños (carteles, cameos, elementos del decorado que reaccionan a nuestros golpes) que invitan a jugar con los ojos, a detenerse un segundo en el fondo mientras las manos siguen machacando botones casi por inercia. Es un juego que apetece capturar: cada pantalla parece una viñeta a punto de ser enmarcada.
La música, en cambio, se queda medio paso por detrás del resto. Sobre el papel tiene todo para brillar: un compositor con oficio, una paleta sonora que bebe de los arcades y de la televisión de los 90, un género que tradicionalmente ha vivido de melodías machaconas que se te quedan pegadas a la memoria para siempre. En la práctica, los temas acompañan correctamente, sostienen el ritmo, nunca resultan molestos… pero raras veces atraviesan esa barrera y se convierten en algo verdaderamente inolvidable. Echando la vista atrás, cuesta recordar una pista concreta asociada a un nivel, a un jefe, a un momento; lo que queda es una sensación más genérica de “música adecuada” que de himnos arcade.
Continuismo, repetición y lo que podría haber sido
Mirado en frío, Marvel Cosmic Invasion es un paso lógico (y menos arriesgado o valiente que Absolum) en la trayectoria reciente de Dotemu. Hereda motor, saber hacer y filosofía de diseño de Teenage Mutant Ninja Turtles: Shredder’s Revenge, los amplía, los adapta al universo Marvel y firma otro beat’em up excelente dentro de esta pequeña edad dorada del género.
Precisamente por eso, quizá, uno no puede evitar pensar en lo que podría haber sido si se hubiese permitido ser un poco más audaz. La premisa (una gran invasión cósmica inspirada en ‘Annihilation’, quince héroes intercambiables, medio universo Marvel a tu disposición) habría soportado sin problema algún giro estructural más arriesgado, algún uso más radical de los escenarios, algún experimento más con la idea de parejas y sinergias. El juego coquetea con todo eso, especialmente en su modo arcade y en la manera en que te anima a rejugar fases con condiciones distintas, pero rara vez da el salto a esa zona donde el propio género se ve obligado a reinventarse.
Conclusión
Marvel Cosmic Invasion sigue fielmente (quizás demasiado fielmente) la fórmula que nos dejó el notable TMNT: Shredder’s Revenge, lo que nos da para un brawler brillante, pero no para uno rompedor. Otros juegos están explorando en la actualidad lo que se puede hacer dentro del género, como es el caso de Streets of Rage 4, o Absolum. Quizás es ponernos demasiado exquisitos, pero estamos en una época de excelencia en el género estamos en posición de buscar un poco más. Pero esto es sólo un pequeño borrón dentro de una oferta absolutamente disfrutable, que nos recuerda a lo mejor épocas pasadas, especialmente en lo que se refiere a juegos licenciados Marvel.
Lo mejor
- Visualmente fantástico, un placer en todo momento.
- Gran cantidad y variedad de personajes, con ideas distintas entre ellos.
- Repleto de personalidad y con un claro amor a las referencias tanto de comics y videojuegos.
- Sistema de combate rico en combos, dinámico y con bastante potencial.
- Excepcional en cooperativo.
Lo peor
- Poco imaginativo a la hora de alargar su propia vida y llegar a su potencial.
- Inconsistente en su dificultad: puede plantear un enemigo a mitad de gran dificultad y no ser capaz de ofrecer un gran combate final.
- Se echa en falta más sinergias en los protagonistas, una vez que ofrece un modo tag.
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Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.
