Análisis de The Rogue Prince of Persia, la secuela apócrifa de Dead Cells

Hay algo que no se suele decir al hablar de Dead Cells. Está claro que es uno de los mejores roguelites de la historia y Motion Twin, su desarrolladora, merece todos y cada uno de los elogios que le han llovido. Ahora bien, el juego no habría vendido 10 millones de copias y no tendría tan buena fama de no ser por Evil Empire. Fue en las manos de este pequeño estudio indie (pequeño entonces; hoy día supera los 60 empleados) en las que Motion Twin dejó Dead Cells en 2020, dos años después de su lanzamiento. Lo hizo en busca de un nuevo proyecto, tras regalarnos un primer DLC gratuito y habiendo colocado entre 2 y 3 millones de ejemplares en el mercado.

Fue Evil Empire la que cuidó del juego desde entonces. Es la autora de sus cuatro expansiones (la de Castlevania es inolvidable) y la responsable de decenas de actualizaciones, mejoras y colaboraciones. A base de trabajo y mimo, o dicho de otro modo, de un sinfín de novedades, el estudio disparó los números de Dead Cells y se convirtió en el ejemplo perfecto de cómo escuchar y cuidar a una comunidad. Imaginad cómo de buenos tuvieron que ser sus esfuerzos para que la propia Motion Twin terminara viéndose amenazada y les pusiera punto y final.

Esto no es un ataque a Motion Twin y su siguiente proyecto (otro rogue llamado Windblown). De hecho, acaba de salir en early access, pinta de escándalo y vuelve a constatar el talento de sus creadores. Tan solo es una explicación para el doloroso comunicado en el que se anunció que Dead Cells no recibirá más contenidos. Aunque la gente los pedía y Evil Empire se había mostrado encantada con la idea, Motion Twin tenía miedo a que opacaran su próximo trabajo y prefería que centráramos toda nuestra atención en su nuevo universo. Quisieron eliminar a la competencia y, sin darse cuenta, lo que hicieron fue crear a su mayor rival.

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El destino tiene esa chispa y la vida es adicta a esta clase de ironías. Ese es el motivo por el que ha nacido The Rogue Prince of Persia. Precisamente porque Twin Motion dejó a Evil Empire ociosa y con muchas ganas de seguir trabajando en el género. Y por eso es tan bueno. Porque detrás hay un equipo mucho más contrastado de lo que dice su currículum. Sabemos que son demasiados párrafos hablando de los orígenes del juego, pero es importante porque no hay mejor descripción para él. The Rogue Prince of Persia es la secuela apócrifa de Dead Cells. Ambos cuentan con la misma rúbrica, fórmula y calidad. Si te gustó aquel, es imposible que este no te convenza.

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Estamos hablando de un juego de acción y plataformas en 2D que resulta la mar de vistoso, suena aún mejor de lo que se ve y engancha como pocos. Un roguelite con alma de metroidvania en el que, como siempre, cada muerte supone volver a empezar de cero, pero con más experiencia y alguna que otra mejora de las partidas previas. Es evidente que su referente y él nunca tendrán el mismo mérito ni la misma influencia (uno construyó los puentes que ahora recorre el otro), pero si dejamos de lado el contexto y nos ceñimos a lo que pasa a los mandos, sólo vemos inferior al Príncipe en materia artística (algo subjetivo) y en contenido (algo seguramente temporal).

En el resto de apartados, The Rogue Prince of Persia le aguanta el tipo a los grandes exponentes del género. El sistema de combate, los modificadores de dificultad, la progresión y los desbloqueables, sus desafíos y secretos... Mucho ha llovido desde aquellas primeras impresiones cuando se lanzó la early access. Ahora mantiene todo lo que nos encandiló entonces (como la maravillosa música de Asadi, a caballo entre la tradición persa, la electrónica, el hip hop y el trap), pero suma también cuanto podíamos pedir. Es tan completo y competente en cada una de sus propuestas como sencillo y accesible.

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Lo más llamativo y genuino del juego son dos cosas. Por un lado, lo bien que se adapta al universo del Príncipe de Persia, a su lore y sus reglas, el concepto de reinicio implícito en cualquier roguelite. Recuerda, salvando las distancias (aquí sí que inmensas) a la sinergia entre historia y jugabilidad de Hades. Permite una mayor carga narrativa de la que vimos en Dead Cells, parte de una ambientación tan cautivadora como la de ‘Las mil y una noches’, se siente en armonía con el título original de 1989 y exprime con múltiples referencias tanto a la saga como a otro personajes de Ubisoft. La IP y el género parecían destinados a encontrarse.

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Lo mejor de Prince of Persia

El segundo factor es nuestro apartado favorito de todo el juego. Se trata del movimiento del Príncipe, del sistema de parkour. Desplazarse por sus coloridos escenarios (inspirados en las miniaturas de antiguos libros persas y en las novelas gráficas de Moebius) resulta una auténtica gozada. Fluido, desafiante y con aplicaciones en el combate. Permite que cada run sea tan rápida o lenta como tú elijas. Tiene su miga y hasta incluye premio si lo hacemos todo con la cadencia adecuada. Correr por las paredes siempre fue marca de la casa y en The Rogue los escenarios están diseñados para no dejar de hacerlo.

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Por ofrecer algunos números finales a quienes hayan venido siguiendo la early access, terminamos con 11 biomas (por los 6 originales y los 9 instaurados tras “la madre de todas las actualizaciones”), 23 armas (partimos de 8 y andábamos en 20), 5 jefes (veníamos de 2 y 4), 69 perks (antaño eran 30 y hace poco, 50), 60 trajes desbloqueables, 21 modificadores de dificultad, 7 árboles de habilidades y más de 100 desafíos de combate. Las cifras se han disparado en año y medio y reflejan una vez más el buen hacer de Evil Empire. Aún así, sobre todo a nivel de jefes y biomas, se echa en falta un empujoncito extra. También en cuanto a diferenciación entre builds y grado de desafío. El boss final es un tanto fácil y anticlimático.

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Contenidos y duración de The Rogue Prince of Persia

Entre lo poco que realmente se le puede achacar estaría que no sea algo más largo, profundo y difícil. Ofrece una duración parecida a la que traía la 1.0 de Dead Cells (entre 10 y 15 horas de juego), pero a partir de ahí, todo dependerá de lo completistas que seamos. No es poco, pero sus rivales le sacan años y años de contenido. En cualquier caso, es normal y como base resulta estupenda. Esta vez el límite lo pondrá Ubisoft, no Twin Motion. Si los Guillemot han aprendido la lección de sus antecesores, dejarán a Evil Empire divertirse y expandir el juego tanto como ellos quieran. Después de la tragedia de The Lost Crown, a saber cuál es la hoja de ruta, pero de ella depende que The Rogue Prince of Persia se quede en un buen título o se convierta en un imprescindible.

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