Review
Análisis de Simon The Sorcerer Origins, la legendaria saga vuelve con la aventura gráfica más pura de los últimos años.
Uno de los grandes nombres de la aventura gráfica de los 90 vuelve con una precuela muy interesante y tan desafiante como los clásicos en los que se inspira
Vivimos tiempos en los que cada vez más las compañías echan la mirada al pasado, un pasado glorioso en muchos casos. Esto es algo que se aplica en general al mundillo de los videojuegos, y en particular a ese mágico género que es la aventura gráfica. En contra de la creencia popular, este único estilo de hacer videojuegos nunca se fue, y de hecho lleva ya más de una década gozando de una salud espectacular y contando con multitud de lanzamientos de enorme calidad, con casos como las joyas patrias Nightmare Frames o 3 Minutes to Midnight, o títulos tan interesantes como la reciente y espectacular The Drifter, Old Skies a cargo del gurú moderno del género Dave Gilbert (que salvo el apellido nada tiene que ver con Ron) o la ideal para estas fechas de exaltación de lo sobrenatural Slender Threads. El mencionado otro Gilbert volvió hace unos años con un nuevo Monkey Island, algo impensable no hace mucho.
Con esta tesitura, hace unos años el modesto estudio independiente italiano Smallthing Studios anunciaba que contaba con los derechos para realizar una precuela del clasicazo de 1993 Simon The Sorcerer. El juego de Adventure Soft intentó hasta última instancia contar con la licencia oficial del Mundodisco del inigualable y muy añorado Sir Terry Pratchett, y el hecho de no conseguirla no fue obstáculo para que el peculiar humor del escritor impregnara todo el juego, mezclado ello con influencias de LucasArts, Monthy Python y con multitud de parodias a varios célebres relatos de fantasía. El éxito del juego fue abrumador, un clásico instantáneo, teniendo una excelente secuela en 1995 y contando con varias entregas más que abrazaron las 3d que nos supieron replicar la enorme calidad de las dos primeras iteraciones de la saga, siendo en algunos casos juegos muy malos.
Todo ello nos conduce hasta este Simon The Sorcerer Origins, una precuela del primer título de la serie. Y lo cierto es que el título de los italianos nos ha sorprendido al ser quizá la aventura gráfica moderna más pura y desafiante en lo tocante a sus puzles y desarrollo jugable, siendo un título muy exigente no muy recomendable para advenedizos en el género. De hecho, y mira que para nada queremos aventuras gráficas que sean un paseo, consideramos que varios rompecabezas del juego emplean una lógica un tanto difusa y que al resolverlos en lugar de tener ese clásico momento de eureka nos acordamos de la familia cercana de los desarrolladores por tener ideas tan peregrinas. También se echan de menos más personajes y diálogos, parece que el recuerdo de Smallthing Studios de la aventura gráfica clásica sea enfrentar al jugador con un enigma obtuso tras otro de manera continuada, mientras da rienda suelta a su afán cleptómano recogiendo infinidad de objetos por el escenario sin la menor idea de para qué demonios los va a necesitar.

De hecho el juego se hace muy corto, nos ha durado 12 horas pero lo cierto es que la mitad de ese tiempo lo pasamos dando vueltas como pollos sin cabeza y probando combinaciones de items a cada cual más surrealista. El juego también da la sensación de que no ha podido cumplir la ambición que sus creadores tenían puesto en él, ya que entre otras cosas contamos con un mapa para movernos entre localizaciones, y pese a que cuando lo obtenemos parece que vamos a visitar multitud de lugares, al final del juego tenemos únicamente 3 marcadores en el mismo, con no muchas pantallas en cada uno de ellos. El arte del juego transmite esa misma sensación, con elementos de gran acabado y detalle como el personaje principal que chocan con fondos y ciertos personajes que parecen sacados de un juego flash, creando un contraste no muy agradable.

Pese a todo ello, lo cierto es que hemos disfrutado con el título, como aventureros veteranos echábamos de menos quedarnos tan atascados en una aventura gráfica, el chaval protagonista aunque algo cargante tiene carisma y nos ha sacado alguna sonrisa, y en general, consideramos que es una entrega muy digna para la saga (muy por detrás de los dos primeros pero a años luz de todo lo que vino después). De hecho, consideramos que quizá sea la aventura gráfica moderna más interesante para los jugadores de aventuras gráficas de los 90 que busquen un desafío como los de entonces, aunque lo cierto es que nos deja con ganas de más. Simon The Sorcerer Origins se publica este 28 de octubre, con versiones para Steam y todas las consolas domésticas actuales, contando incluso con edición física.
Si Rincewind levantara la cabeza
Nuestro protagonista es el jovenzuelo Simon, quien está viviendo una época de mucho revuelo con ciertos problemillas en su centro escolar y una tortuosa mudanza. Al inicio del juego se ve arrastrado a un mundo de magia y fantasía, y pronto descubrirá que su presencia forma parte de una antigua profecía. De interesante premisa, lo cierto es que la trama no tiene excesiva fuerza y termina por resultar algo plana, viéndose muy diluída además entre tanto puzle rocambolesco. Como ya hemos comentado, se echan algo de menos la presencia de más personajes y más diálogos punzantes como es tradición en el género, salvo Simon los pocos que aparecen resultan demasiado simples salvo un par de excepciones, a las que en cualquier caso también nos gustaría haberlas visto brillar más.

Lo positivo es que al haber apostado por una precuela no es necesario haber jugado a ningún título anterior de la saga para disfrutar de la historia, siendo cierto también que no es un título nada amigable para jugadores no versados en el género de la aventura gráfica. Afortunadamente todos los textos del juego cuentan con una perfecta localización al castellano, por lo que el idioma no será obstáculo para disfrutar de la aventura. Una aventura a la que le habría venido bien algo más de duración y un par de localizaciones a mayores, se no has hecho bastante corta, pese a las muchas vueltas que nos ha hecho dar.

No es Discworld, pero casi
La primera aventura gráfica ambientada en el Mundodisco publicada por la añorada Psygnosis en 1995 es probablemente el título del género más difícil de la historia, una auténtica locura carente de toda lógica que nos hace plantearnos si sus desarrolladores estaban bajo la influencia de substancias y/o bebidas espirituosas cuando diseñaron sus rompecabezas. Lo cierto es que nos hemos permitido una importante licencia, porque este Simon Origins ni de lejos está al nivel de ser tan obtuso como aquel, pero le llega bien. Lo principal son los clásicos puzles de inventario, recogiendo infinidad de objetos y empleándolos y combinándolos donde sea menester para avanzar. Lo de dar rienda suelta a nuestro cleptómano interior no es exageración, llegamos a portar decenas de objetos al mismo tiempo sin el menor atisbo de idea de su posible utilidad. También hay puzles de entorno y de conversaciones, todos en la mejor tradición clásica del género.

Y sí, sabemos que así era como se hacían las aventuras gráficas en los 90, pero como bien nos explicó el bueno de Ron Gilbert en su célebre artículo, “Porqué apestan las aventuras gráficas”, hay muchas decisiones de diseño que deberían ser mejorables. En cierta sección jugable en la demo que tenéis disponible en Steam, se nos pide obtener varios objetos, entre ellos una varita. Sabemos quien nos la tiene que dar, el propio juego nos lo remarca en la lista de objetivos que tenemos disponible, pero la persona en cuestión no nos proporciona la mínima idea que qué quiere a cambio para dárnosla. Probamos ofreciéndole todos los objetos del inventario, incluso el que finalmente aceptará para cerrar el trato, pero no lo querrá si previamente no hemos tenido una conversación aleatoria con otro personaje que no debería tener nada que ver con el asunto. Por no hablar de esa misteriosa trampilla que intentamos abrir con cada nuevo item que adquirimos, para finalmente ganar acceso a su interior de la más peregrina de las formas.
Repetimos, nos ha encantado volver a jugar una aventura gráfica desafiante de verdad, pero creemos que el diseño de la misma es mejorable, hay de todo lo que menciona Gilbert en su escrito: puzles que se presentan antes de tiempo, eventos desconectados como el mencionado de la varita, combinaciones de objetos bastante arbitrarias, varios momentos en los que no tenemos la más remota idea de lo necesario para avanzar y en general la sensación de que nos topamos con un muro tras otro sin que la historia y la trama avancen demasiado, no hay excesiva sensación de recompensa para el jugador. De 12 horas que nos ha llevado completar el título, estimamos que la mitad las pasamos dando vueltas bastante perdidos y probando combinaciones al azar.

Y el caso es que en última instancia hemos disfrutado mucho, está claro que esto es café para los muy cafeteros, y en nuestra sensación final con el juego resta más la sensación de recorte y falta de contenido, la escasez de personajes y diálogos que el quizá excesivo y poco lógico desafío que presenta el juego en ciertos casos. De hecho, se han implementado unas mecánicas de hechizos y sombreros para dar variedad a la jugabilidad, y se sienten muy desaprovechadas, especialmente las segundas, totalmente testimoniales. El juego nos deja con la sensación de que muchas ideas se quedaron en el tintero, de que probablemente la idea era visitar más localizaciones de esas que sugiere el mapa del viaje rápido que finalmente se queda en nada.
Apartado visual, una de cal y otra de arena
En el apartado gráfico del juego se nota mucho esa sensación de que el estudio no ha podido abarcar todo lo esperado en un inicio, con un amplio espectro de diferentes acabados y calidades en varios elementos que resultan algo chocantes. Ofreciendo un atractivo aire general de dibujos animados con tonos pastel, tenemos desde un personaje principal muy detallado y bien animado hasta algunos fondos y elementos que parecen sacados de un juego flash. Correcto y cumplidor, el apartado visual de Simon Origins está algo falto de chispa y de remate general. Los escenarios son bastante estáticos y exentos de vida, pecando además de ser muy escasos, no hay muchas localizaciones a visitar ni excesiva variación entre las disponibles.

En el plano sonoro nos encontramos con un excelente trabajo de doblaje de las voces al inglés, volviendo Chris Barrie a dar voz al mago Simon como hiciera en las dos primeras entregas. El juego ofrece buenas melodías, muy pegadizas en general, las cuales acompañan estupendamente a lo que acontece en pantalla. Pese a los mencionados claroscuros, el juego luce bien en pantalla, aunque curiosamente resulten muchísimo más atractivos los dos originales que esta digna precuela, pese a la cantidad de años que acumulan a sus espaldas.

Conclusión
Simon The Sorcerer Origins es una muy buena precuela de uno de los grandes nombres de la aventura gráfica de los 90. Es en los títulos de dicho género y época donde se han inspirado sus creadores, ofreciendo una de las aventuras gráficas modernas más desafiantes y complejas que hemos jugado en los últimos años. Realmente echábamos de menos esa sensación de estar atascados con una aventura gráfica, pero lo cierto es que quizá Smallthing Studios se han pasado algo de frenada. La lógica de varios rompecabezas es de lo más obtusa, y el diseño de muchos puzles no es el mejor. Hay varias situaciones que se podrían haber planteado de otra forma, aunque lo cierto es que estamos ante un juego que hará las delicias de los seguidores más veteranos del género, siendo nada amigable con quien pretenda iniciarse en el mismo. También se echan de menos más personajes y diálogos, y una trama sólida detrás. El juego nos lanza un rompecabezas obtuso tras otro sin mucho desarrollo de personajes ni guión, demasiado plano y predecible. El título deja la sensación de que se ha quedado mucho contenido por el camino, no hay muchas localizaciones a visitar y nos deja con ganas de más. Un juego muy enfocado a quienes disfrutaron de la irrepetible época de principios de los 90 de la aventura gráfica, con muchas cosas que se echaban de menos y alguna que otra mejorable, pero que deja un buen sabor de boca si somos amantes del género.
Lo mejor
- Aunque es un arma de doble filo, se echaba de menos una aventura gráfica desafiante y con tanto protagonismo de los puzles como esta.
- Un personaje principal carismático que nos deja varias situaciones de mucho humor.
Lo peor
- Faltan más personajes y diálogos, y la trama apenas se desarrolla y resulta muy plana y poco interesante. Todo está totalmente supeditado a la resolución de los puzles.
- La lógica y el planteamiento de varios de sus rompecabezas no son los más ideales, es un título enfocado al jugador veterano de aventuras gráficas no apto para iniciarse en el género.
- Deja la sensación de que mucho contenido se ha quedado por el camino, se hace muy corto, y su apartado visual es muy irregular en la calidad de sus diferentes elementos.
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